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EL CONGRESO INDÍGENA DE 1974 BUSCANDO NUESTRAS RAÍCES

Jorge Santiago S.

 

Chiapas 74: Regreso al futuro

Igualdad en la justicia fue el lema del Congreso Indígena realizado del 13 al 15 de octubre de 1974 en la ciudad de San Cristóbal de Las Casas, con motivo de los 500 años del nacimiento de Fray Bartolomé de Las Casas.

Un año antes comenzaron el trabajo en las zonas, regiones y comunidades, en los pueblos tsotsil, tzeltal, tojolabal, ch’ol, para juntar la palabra sobre los problemas que más les afectaban.

Mil comunidades, que representaban 400 mil personas, participaron en la preparación de este Congreso, discutiendo la problemática de la tierra, el comercio, la educación y la salud.

En los distintos pre-congresos se eligieron a personas para representar a sus comunidades en el Congreso, donde durante tres días denunciaron con ponencias en las cuatro lenguas el abuso en el comercio, la explotación del trabajo, el despojo de las tierras, la destrucción de su cultura, el aplastamiento y asesinatos impunes.

Un diálogo entre los distintos pueblos mostraba la lucidez del análisis y el sufrimiento acumulado de años de opresión.

Las ponencias nos llevaron a situaciones conocidas, lacerantes, que persisten y son negadas por quienes consideran que éstas son algo normal, natural, y así hacen prevalecer sus intereses.

 

“Los indígenas dueños de las tierras pasaban a ser ‘acasillados’: es decir trabajadores de las fincas con residencia permanente en ellas. Sueldos de hambre, trabajo gratuito los domingos, explotación de mujeres y de niños, tienda de raya y alcoholismo generalizado. En estas regiones totalmente aisladas sin vías de comunicación hasta hace cuatro años, la ley del más fuerte, del más rico, fue la que imperó e hizo posible el despojo total o casi total. Hace tres años las comunidades de los municipios de Chilón y Sitalá, presentaron una amplia denuncia al Gobernador, de su situación desesperada. A raíz de esa denuncia las autoridades agrarias, laborales y judiciales han tenido la oportunidad de conocer en detalle las diversas situaciones. El hambre y la explotación continúan, pero la solución de los problemas no se ve para cuando se solucionan.” (Ponencia tzeltal: La tierra.)

 

“Los sembrados de maíz poco a poco se han ido convirtiendo en potreros. El dueño de la finca generosamente ofrece a sus peones una extensión grande, magnífica tierra para el maíz. La única condición que les pone es que juntamente siembren pasto. Así al año siguiente ese magnífico campo queda convertido en potrero. Vuelven a darles otro terreno al año siguiente. El indígena lo desmonta, lo prepara, siembra su maíz juntamente con el pasto. Así, al cabo de cuatro o cinco años la finca se ha convertido en ganadera. ¿Y los acasillados de qué van a comer? De esta suerte la emigración a (terrenos) nacionales fue masiva. Van huyendo del hambre y de la miseria de las fincas. La tierra de sus padres que los vio nacer se queda para siempre atrás.” (Ponencia Ch’ol: La tierra).

 

“La finca El Carmen, propiedad de Humberto Robles Videa está en la colindancia de Chenalhó con Tenejapa. Causa muchos perjuicios a los indígenas de las colonias Miguel Utrilla, Los Chorros y Puebla del municipio de Chenalhó. Invade tierras ejidales, cierra caminos y amenaza a los ejidatarios vecinos y a sus propios peones”. (Ponencia Tsotsil: La tierra).

 

“No encontramos en la autoridad agraria una respuesta eficaz a las solicitudes que hacemos. Por ejemplo en una de las colonias, desde 1948 estamos pidiendo ampliación y hasta la fecha nada se ha resuelto. Vemos que nuestra palabra no tiene fuerza ante las autoridades. Cuando vamos a las oficinas no nos hacen caso, nos regañan, nos traen de un lado para otro. Pero no nos orientan para resolver nuestros problemas. En concreto señalamos que la Comisión Agraria Mixta parece estar funcionando para intereses ajenos a los indígenas. Así sólo gastamos nuestro tiempo y nuestro dinero en viajes y los problemas no se resuelven. Cabe notar que cada viaje nos viene constando a la comunidad más de 300 pesos.” (Ponencia Tojolabal: La tierra.)

 

Estas ponencias son una expresión minuciosa de heridas, de afrentas, de un sistema establecido para la humillación y el despojo.

La coordinación del Congreso estaba ubicada en el centro, cada coordinador podía dirigirse a los representantes de su zona de frente y así fueron construyendo los acuerdos. “Exigimos que las tierras comunales que quitaron a nuestros padres, que nos las devuelvan.” “Exigimos igualdad y justicia en los precios.” “Queremos educación para la liberación.” “Necesitamos organizar nuestra comunidad para que podamos cuidar la salud”, decían de aquí y de allá.

El Congreso Indígena fue un momento muy fuerte porque hizo nacer la decisión de los pueblos de organizarse para defenderse y para encontrar solución a los problemas: despojo de la tierra, falta de pago en las fincas, la no solución de las demandas agrarias.

El Congreso Indígena de 1974 es la raíz de muchos movimientos en las comunidades que todavía siguen. Nos dio la fuerza para luchar por la madre tierra y para ser constructores de las soluciones a los problemas que vivimos. Después del Congreso se dio un despertar muy fuerte en todas las comunidades.

Fue una experiencia muy grande que nos ha marcado a todos y a todas, aunque no lo hayamos vivido. De ahí aprendimos que organizarse significa participar, ver los problemas, buscar soluciones, crecer en el pensamiento, darle tiempo al diálogo y al encuentro con otros y otras. Esto nos permitió convertirnos en personas organizadas. Por esta capacidad organizativa podemos buscar soluciones.

Tenemos una larga historia de soluciones buscadas, hemos avanzado en resolver nuestras necesidades. De todo esto nació el EZLN (Ejército Zapatista de Liberación Nacional) como una forma de decir: “Ya basta”. Y después de 1994 sigue porque sigue buscando construir una sociedad con su propia fuerza, su propia decisión, su autonomía. El espíritu que nació del Congreso todavía permanece.

El fotógrafo Rogelio Cuéllar estaba allí, acompañando este surgimiento de la conciencia, la fuerza de los que caminan las montañas, la voz y el coraje, las convicciones mostradas en la construcción de la palabra colectiva. Fue descubriendo para el mundo la armonía y la esbeltez de quienes se visten de luz y de colores, quienes ríen, cantan, danzan y permanecen en resistencia.

Los pueblos tomaron la ciudad de San Cristóbal de Las Casas con ritmo de tambores y flautas. Amaneció en el corazón de las montañas la palabra florecida, construida en el sufrimiento, en la opresión. Caminaron por las calles para mostrar el silencio de siglos. Así se construyeron los caminos de libertad.

La historia hecha presente, la realidad vivida convertida en palabra de denuncia. La afirmación y el coraje, la sabiduría y la conciencia, desde la propia identidad. Las fotografías de Rogelio Cuéllar son un testimonio de la fuerza presente en los pueblos con historia, creadores de mundos nuevos, visionarios, que caminan miles de veredas para no perder la luz del amanecer. Dueños de la noche. Alimentados con su propia esperanza. Crecidos en la lucha y en la tormenta.

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San Cristóbal de las Casas
Marzo de 2016

Documentos de referencia:
“El Congreso Indígena de Chiapas: Un testimonio”, de Jesús Morales Bermúdez, en Anuario del Instituto Chiapaneco de Cultura, 1991. Gobierno del Estado de Chiapas.

Igualdad en la justicia”. Primer Congreso Indígena ‘Fray Bartolomé de Las Casas’, Chiapas, octubre de 1974. Fotos de Rogelio Cuéllar. Diseño de Antonio García de León y Liza Rumazo.

 

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Jorge Santiago S. fue testigo y participante del Congreso Indígena de 1974. Colaborador de la diócesis de San Cristóbal de las Casas durante varias décadas. Recientemente publicó La pasión de servir al pueblo, entrevista con Samuel Ruiz García que representa el “testamento espiritual” del jTatik. Con él fundó Desarrollo Económico y Social de los Mexicanos Indígenas (DESMI) en 1969.

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