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TESTIMONIO DE ISRAEL PEDRO CORTÉS PASAJES OSCUROS DE NOCHIXTLÁN / 232

Entevista: Gloria Muñoz Ramírez

CON LOS TESTIMONIOS QUEDA CLARO QUE EL AGRAVIO NO FUE A LOS MAESTROS, FUE AL PUEBLO DE NOCHIXTLÁN, Y NO SÓLO A ESE PUEBLO SINO A TODOS LOS QUE ESTABAN ESE DÍA AHÍ, PUES ERA DÍA DE PLAZA

SE TRATÓ DE UNA MANIFESTACIÓN DE ORDEN, DE DISCIPLINA Y DE APOYO A LOS MAESTROS QUE CAUSÓ MUCHO TEMOR EN LOS RICOS DEL PUEBLO

 

Israel Pedro Cortés, director del Centro de Formación y Gestión para el Desarrollo Sustentable de la Mixteca en Nochixtlán, relata a Ojarasca pasajes oscuros de la masacre que tuvo lugar en este lugar el pasado 19 de junio, cuando la Policía Federal arremetió a balazos contra los maestros de la CNTE y contra la población en general que se encontraba en día de plaza, con el fin de desalojar un bloqueo carretero estratégico para arribar a la ciudad de Oaxaca.
A más de un mes de distancia, y aún sin justicia para los nueve caídos y para los 95 heridos por las balas de las autoridades, Israel Cortés, poblador, testigo y acompañante, analiza lo ocurrido. Lo que ve, dice, “es que se ha entrado en un túnel bastante oscuro, un túnel que obviamente ha sido manejado hábilmente por el Estado”.

Nochixtlán, Oaxaca


Primero el contexto: Nochixtlán es un centro fundamentalmente comercial que aglutina a muchas comunidades. Lo que ocurrió aquí generó una psicosis muy fuerte entre la gente, pero sobre todo en la gente rica del pueblo.

Cuando se dice que Nochixtlán salió a defenderse, realmente se habla de los pueblos, de los jóvenes de las comunidades, de compañeros migrantes en su mayoría. La gente que estuvo ahí es la del Nochixtlán de abajo, no las élites comerciales y políticas.

Se dio un fenómeno que yo ubico un poco como el de San Cristóbal de las Casas en 1994: una polarización de clases. En el proceso previo al 19 de junio empezaron a llegar en marcha contingentes de las comunidades, sobre todo de la mixteca. Fue una cosa heroica, todos empuñando un palo entraron marchando a Nochixtlán.

Se trató de una manifestación de orden, de disciplina y de apoyo a los maestros que causó mucho temor en los ricos del pueblo. Cuando ocurrió lo del 19, el pueblo se dividió. Las élites se escondieron, como la familia de los Cuevas, caciques que tienen una herencia de sangre con Herminio Cuevas, quien fue secretario particular del delegado político que tenía entonces el gobierno del estado. (En el primer conflicto histórico-político que tuvo Nochixtlán, cuando el Partido de la Revolución Democrática, PRD, ganó por primera vez la elección, Herminio Cuevas heredó ese conflicto. Desde entonces tienen un control total, incluso de la iglesia católica. El domingo del ataque policiaco la iglesia abrió las puertas a los heridos y perseguidos y colocó banderas blancas para marcar zonas neutras. Los Cuevas tuvieron en el cura anterior un aliado, pero no lo es el sacerdote que está en estos momentos).

Cuando ocurre lo del domingo 19, estas élites, que juegan un papel político y económico en Nochixtlán, se esconden. Hay que mencionar que los Cuevas asaltan el poder porque no forman parte de la élite política, se asientan en el poder y desde ahí se vuelven impunes y asumen el control de los pueblos.

Los jóvenes de esta nomenclatura aprendieron a conocer el poder y su manejo, la lógica del Estado y la línea política. Son nuevos jóvenes caciques, increíblemente corruptos, del PRI. Aunque en términos políticos uno se pregunta qué diferencia hay entre el PRI, el PAN y el PRD, si juegan los mismos roles de control, y la respuesta es que no hay diferencias entre ellos.

Muchos dicen que Nochixtlán fue heroico, pero no, sólo fue el espacio geográfico donde se dio la masacre. La lucha la hizo el pueblo que no tiene esa formación política. Y ahora otros se están agandallando la interlocución con el gobierno, pidiendo prevendas. Ese es el fondo de esto. Por lo tanto, el gobierno, que lo sabe hacer bien, polariza la situación y va ofreciendo cosas, como la posibilidad de abrir una Universidad o un hospital.

La gente tiene miedo de hablar. Mi sobrino, por ejemplo, es un muchacho que su sueño era precisamente ser policía federal. Cuando le dices a él y a otros que les van a abrir una Universidad, te dicen y para qué. Los chavos vienen con un nivel de educación bajísimo, y terminan siendo, en el mejor de los casos, meseros en el Vips. Ahora hay quienes piden una universidad, pero el fondo es el dinero. Qué ironía, mi sobrino aspirando a ser policía, se enfrentó a la policía.

Los muchachos que estuvieron el 19 de junio llevaron a cabo una acción ciudadana, popular, de coraje social, de defender al hermano, al amigo, que eran los maestros. Cuando llegaron los balazos, cada vez me queda más claro, los chavos nunca lo previeron. Quienes les dispararon, los cazaron literalmente. Los policías estaban en una posición de arriba, con francotiradores. Fue una cacería brutal.

Los jóvenes ofrecieron su vida. Murieron. Y ese dolor hizo que algunos dijeran que son “nuestros mártires”, pero es la gente del pueblo la que ofreció su vida por ellos, y la verdad les vale madre la reforma educativa.

 


Hay muchas cosas que complican este enredo. Yo digo que es una trampa porque no hay una línea política que conduzca, lo único que existe es lo que la Sección 22 de la CNTE está negociando con Gobernación. Pero paralelamente los profesores traen su propia movilización.

Unos quieren intercambiar los muertos por calles, otros por pesos. Hay una consigna que antes decía “Vivos se los llevaron, vivos los queremos”, y hoy es “Vivos se los llevaron, en efectivo los queremos” o en calles o en hospitales. Eso le facilita al gobierno todo, ofrecer dinero y ya.

Mientras tanto se hacen los interrogatorios que resultan más amenazantes para los que están dando su testimonio. No hay ninguna credibilidad en los organismos de derechos humanos. Se ha corrido el rumor de que, por ejemplo, Gobernación infiltró policías como ministeriales y los pasaron por visitadores de la CNDH. Y entonces, quién va a dar un testimonio frente a un policía. Ministeriales disfrazados de visitadores, eso es lo que dicen.

Independientemente de que sea cierto o no, los interrogatorios sí están siendo más policiales que de derechos humanos. Por lo tanto la CNDH ha tenido muy poca penetración, muy poco crédito, y quien ha sacado un poco de tarea ha sido la comisión estatal con el compromiso de que todos nuestros testimonios se van a enviar al Alto Comisionado de las Naciones Unidas.

 

No sabemos ni siquiera exactamente cuántos muertos fueron. La Comisión estatal dice que son once, nosotros tenemos registrados siete. Si hubieran hecho una inspección ocular, sabrían. Lo que queda claro es que no existe la mínima posibilidad de que los compañeros que cayeron hubieran significado una amenaza para la policía.

No hubo una inspección ocular, ni una reconstrucción de los hechos, no se entregó el certificado de autopsia a los familiares, no lo tienen. No sabemos qué bala fue ni qué trayectoria tenía. Nada. Se tendrían que hacer exhumaciones para ver realmente qué fue lo que pasó. La versión del gobierno se queda en que fueron disparos de la misma población.

Nosotros tenemos un casquillo que recogimos el día de la masacre. Lo entregamos como una prueba y ellos se lo llevaron, junto con los otros que entregó la gente.

Los Cuevas se están reorganizando a partir del viejo discurso del orden. Incluso hubo alguien que pedía la intervención del Ejército para imponer el orden nuevamente en Nochixtlán. Quienes están al servicio de los Cuevas los defienden, publican en redes que no van a pagar los platos rotos porque son buenos hombres. Ahí se ve reflejada la polarización.

El gobierno está enviando gente a dar testimonios que favorezcan su versión para justificar que hubo civiles que dispararan a la misma población, y los Cuevas están atrás, aunque no haya forma de demostrarlo.

Todo se irá definiendo y lamentablemente pasaremos a ser otro sitio histórico, como Oaxaca en el 2006. Y quienes abonaron con su sangre, con sus vidas, regresarán con su mismo papel de toda su vida. Lo ideal sería que los familiares y las víctimas se unieran por su cuenta.

Existe una situación muy enredada, muy compleja, delicada. A nosotros nos preocupa la seguridad, lograr hacer algunos puentes. Evidentemente rompimos con el gobierno del estado, pero nunca fuimos parte de él.

Nuestra lucha es local, tiene que ver con procesos internos, históricos, de discriminación, de desigualdad. Es una lucha larga. Las instancias internacionales las vemos como burocracias, aunque bien intencionadas, que expresan acompañamiento y lo que dictan los protocolos. Pero son ajenas a la gente. Si va la ONU, pues mucho gusto pero no saben quiénes son.

El gobierno se va aprovechar, va a crear espejismos. En el fondo les vale madres. Con los testimonios queda claro que el agravio no fue a los maestros, fue al pueblo de Nochixtlán, y no sólo a ese pueblo sino a todos los que estaban ese día ahí, pues era día de plaza. Quienes cayeron fueron los de abajo, los de los pueblos, pero para bien o para mal, la gente sigue pidiendo interlocución.

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