VAGONES
I
Porque todos los viajes anuncian el regreso, y hora tras hora un esqueleto se quiebra en los andenes. Las vías también dicen tu nombre; oh corredor donde los grillos laten interminablemente: la muerte en el vacío es la penumbra.
II
Los vagones crecen bajo el agua. Mi padre, el maquinista, tiene los ojos de Neptuno y manos carbonizadas que no tocan. Al nacer ya somos el silencio o la palabra íntima del viaje.
III
Tu piel es el desierto. Hay un andar monótono que fluye. Tocarte es conducirme por el mundo y hallar en tu quietud todos los viajes.
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| Publicado en Guidxizá, una mirada a nuestros pueblos, suplemento cultural en El Sur, diario independiente del Istmo, número 76, 5 de enero de 2014. El texto originalmente apareció en Istmo Autónomo (hoy Revista Guidxizá) número 5, marzo-abril de 2005.