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LAS MIRADAS PECULIARES

Acompaña este mes las palabras de pensamiento que engalanan Ojarasca un puñado de imágenes de autores que han sabido mirar y registrar un México lejos del lugar común, desde adentro del lugar común a todos nosotros. Especial peso tiene aquí el retrato íntimo y atento del mexicano Ilán Rabchinskey de parajes y poblados tseltales en la montaña en Tenejapa, Chiapas. Con la estampa viene la palabra, de ahí que su libro se titule Yo’tan k’op. Corazón de la palabra (INAH, Conaculta, Fonca, Trilce e Inali, México, 2009) con textos bilingües de Regina Tattersfield y testimonios directos de quienes se presentan así: “Jo’on ko’tantikon, nuestros corazones son yo”. Rabchinskey sostiene que “las palabras fueron grietas hacia adentro” para conocer a los tseltales, que “en su pedazo de cerro, entre cañadas, cargando leña, moliendo maíz, portando los colores, hablando con el sol, permanecen”.

En blanco y negro, Antonio Turok ha hecho el retrato memorable de Chiapas, como lo confirmó El fin del silencio (Aperture y Ediciones Era, 1998). De ahí traemos momentos distintos pero no distantes, como el que ilustra nuestra portada. Peculiares y desconcertantes, la incursiones de Iván Alechine a lo ancho de México en Poca luz (Editorial RM, 2010) y su aterrizaje sorpresivo en lugares que, quién diría, resultan indescriptibles, como su muy personal Oaxaca en dicho libro y en Fotografía Contemporánea de Oaxaca (Luna Zeta Ediciones, Marabú Ediciones y Centro Fotográfico Manuel Álvarez Bravo, 2011), donde también asoman las observaciones muy originales de Francisco Toledo, Nadja Massun, Eva Lépiz y Baldomero Robles.

Peculiares en su momento, más de un siglo atrás, los retratos, las vistas y las postales de Charles B. Waite conocieron el éxito, y si fijaron el lugar común, no fue culpa del fotógrafo sino del gusto de la época (Charles B. Waite. La época de oro de las postales en México, texto de Francisco Montellano, Círculo de Arte, Conaculta, 2011). Siguen siendo fascinantes.

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