PROYECTO ODEBRECHT: LA DESTRUCCIÓN DE UNA VASTEDAD
Jalcomulco, Veracruz, 25 de septiembre. En la madrugada del 10 de septiembre de 2008 y tras una intensa lluvia que duró como cuatro horas, toda la pared del cerro, la ladera norte de la comunidad de Barranca Grande, municipio de Ixhuacán, “se desplomó y les cayó encima, vuelta lodos más todas las rocas, la palizada de encinos y gran cantidad de matorrales”.
Según nos cuenta uno de los desplazados de Barranca Grande, hoy colono de la comunidad de Barranca Nueva, él personalmente vio morir a dos personas (una señora con su hijita como de tres años que no pudieron salir). “La señora de plano se acostó con su hija mientras miraba de reojo cómo a gran velocidad y retumbadero la ladera la vendría a cubrir con todo el lodo. Ahí quedaron enterradas”.
El entonces gobernador Fidel Herrera y su movimiento priísta de Camisas Rojas presumieron al mundo la reubicación a Barranca Nueva, pese a que la evaluación generalizada es que fue más por lucir eficacia que por realmente cumplir con la gente que quedaba sin casa. La nueva comunidad es toda de tabla-roca y madera, de casas prefabricadas, un asentamiento en forma de herradura que más parece campamento por la hechura definitiva de casas que nunca podrán crecer con autoconstrucción, a no ser que las vuelvan a levantar con buen material y armazón real.
El propio Fidel Herrera en el momento se lamentaba de las condiciones de Barranca Grande y clamaba a toda voz que declaraba la zona “de alto riesgo”, diciendo, según nota de Norma Trujillo que rememora sus dichos en La Jornada (12 de noviembre, 2015), que cambiaba “Barranca Grande por un pueblo mejor”. A juzgar por las condiciones imperantes en Barranca Nueva no parece ser cierto, pues las casas prefabricadas se notan muy precarias, aunque es muy impresionante constatar que la organización comunitaria, la entereza de la gente y la enorme voluntad de quienes quedaron desplazados en esa colonia de cartón hacen de Barranca Nueva un poblado limpio, florido, modesto y ejemplo de autogestión y fraternidad.
En realidad la comunidad de Barranca Grande se dividió y sólo una tercera parte de los pobladores salió por la afectación, y los que quedaron tienen ahora una comunidad desprotegida, escindida. Las tierras siguen estando en Barranca Grande y los pobladores de la Nueva tienen que caminar un buen trecho para ir a su cafetal o a su milpa; no tienen servicios generales en toda la localidad, sólo en partes, mientras que en Barranca Grande ya no hay escuelas ni clínicas y hasta la iglesia fue abandonada, al menos en los primeros años.
Lo extraño es que la población adivina otras razones para la reubicación. Barranca Grande y por lo menos otras cuarenta comunidades de otras tantas micro-regiones de la zona están amenazadas por un sistema de presas que de concretarse inundarán la región implicando la expulsión de las familias hacia una vida desconocida y plena de zozobras.
En el sistema de presas, Barranca Grande queda río arriba de un flujo que irá siendo fragmentado en el sistema proyectado en la región (ver “En Jalcomulco un río lleno de vida”, Ojarasca 232, agosto de 2016 para entender los megaproyectos hídricos que pesan sobre toda la cuenca conocida La Antigua: http://ojarasca.jornada.com.mx/2016/08/12/en-jalcomulco-un-rio-lleno-de-vida-7601.html).
Rosalinda Hidalgo, del Movimiento Mexicano de Afectados por las Presas (Mapder) entrevistada por Norma Trujillo, insiste: ¿Qué lugar ocupa Barranca Grande dentro de la Cuenca de La Antigua? Es un lugar importante de la cuenca, es una gran barranca que dentro del modelo de presas puede ser el ideal porque ya se tiene la pared y se puede cerrar muy fácil, entonces el desplazamiento no es casual ni por el deslave, sino que fue algo fabricado que les puede generar ganancias”, expone la investigadora.
En principio es toda la cuenca la que está en entredicho, y por eso fue muy importante que las diferentes comunidades de la región celebraran en Barranca Nueva una reunión informativa y de organización el 25 de septiembre para que poco a poco se sincronicen los esfuerzos y se compartan experiencias entre todas las comunidades de la “zona inundable”, todas aquellas que habrán de sufrir la afectación del sistema de represas. Éstas en realidad, aunque se dice que se destinarán a la generación de hidroelectricidad, en el proyecto se habla siempre de “propósitos múltiples”, lo que significa que se busca acaparar el agua de la región sin importarles mayormente el destino que pueda tener la gente, las expulsiones que eso implique, la rotura general que siete cortinas de concreto pueden desatar en una región cuyo eje es una serie de ríos comenzando desde los 3 mil 750 metros sobre el nivel del mar con el río Huitzilapan, que nace en el Pico de Orizaba y que bajando se une al río Magueyitos formando el río de los Pescados (a la altura de Barranca Grande), lo que al juntarse con el Santa María da origen al río de la Antigua con aportes del río San Juan.
Toda esta enorme cuenca va a ser destruida si las represas proyectadas por Odebrecht, la empresa brasileña cuyo dueño está en la cárcel acusado de corrupción, logran avanzar en la concreción de sus embalses.
Pero que Marcelo Odebrecht esté en la cárcel en Brasil, que podría entenderse como desalentador de sus intereses en México, se contradice con el hecho de que junto con Aguas de Barcelona logró la concesión del manejo de agua en el puerto de Veracruz, Boca del Río y Medellín (¡por 30 años!). A los gobiernos estatal y federal no parece importarles el domicilio ni las mañas de su socio.
La moneda está en el aire. Las diferentes comunidades se aprestan, informándose en reuniones como la de Barranca Nueva. El campamento en El Tamarindo de los centinelas del río, que impide el paso a la construcción de la primera represa, impulsado por las comunidades que se reconocen en el Colectivo Pueblos Unidos de la Cuenca Antigua por los Ríos Libres, sigue con su labor de custodia desde enero de 2014. Y su digna resistencia y la creatividad para enfrentar las vueltas y mañas del gobierno y la empresa les alcanza también para ir desbrozando las propuestas que ayudarán a la región a entender y vincularse, de las propuestas como las reservas de la biósfera que ahora promueve Pro-Natura (que traen consigo toda la reglamentación gubernamental de las reservas, lo que implica una enajenación de su potestad para manejar lo que es propio, es decir su territorio, su vida, su destino).