DE EROS
Pongo las manos sobre tus muslos,
los labios en tus caderas.
Siento que ya no me pertenecen
estas manos, amada mía. Son tuyas.
Úsalas, mételas en los meandros,
junto con los labios ululantes
de tus arroyos femeninos.
Amo lo que se va de las manos.
Las flores amarillas,
la enredadera en el cabello,
los peces y troncos verdes,
la lluvia vertical y ociosa.
Amo lo que viene del río
y lo que se olvidó en el mar.
El mar es la tumba del furor,
allí muere el río y el sol.
Amo el mar como se ama la flor
de tu infinito sexo moreno.
Lo más bello del amor es el sexo.
El sexo es como el mar
con todo y su playa vegetal
y la sangre vespertina de mayo.
El mar es una hembra azul
de rizado pelo y espuma
y cuerpo de amplio solar.
El mar se columpia en tus ojos.
Juegas con él como si fuera una bola
de cristal en la mano izquierda.
Se diría que hundiste al mar
de un solo vistazo azul.
El mar es tan inmenso
como tus ojos profundos.
Ay, Dios, por qué pusiste el mar
tan lejos de mis ojos.
Para qué tanta sal en las noches
si ella está lejos, muy lejos.
| Macario Matus (1943-2009) poeta, traductor y periodista binnizá originario de Juchitán, Oaxaca, publicó una decena de libros de poesía, cuatro de narrativa y otro tanto de ensayo, donde llama la atención Aspectos de la sexualidad de los zapotecas, ya que siguiendo una tradición muy propia de la región tehuana, pobló su escritura de erotismo y romanticismo bohemio. Tradujo poesía universal a la lengua diidxazá, y escribió mucho en castellano, como las presentes piezas de Canción de Eros (Editorial Praxis, México, 1997).