HAY QUE DEJAR ATRÁS LOS COMBUSTIBLES FÓSILES — ojarasca Ojarasca
Usted está aquí: Inicio / Veredas / HAY QUE DEJAR ATRÁS LOS COMBUSTIBLES FÓSILES

HAY QUE DEJAR ATRÁS LOS COMBUSTIBLES FÓSILES

Traducción: Héctor Peña

Amy Goodman: Durante la cobertura realizada por Democracy Now! del plantón en Standing Rock a principios de septiembre, hablamos con Winona LaDuke, activista indígena de larga trayectoria y directora ejecutiva de la organización Honor the Earth (Honrar la Tierra). Ella vive y trabaja en la Reserva White Earth, en el norte de Minnesota y pasó años luchando contra el oleoducto Sandpiper, un proyecto similar al de Dakota Access, hasta lograr frenarlo.

Winona Laduke: Ya tenemos que ponerle fin a la infraestructura basada en combustibles fósiles. La gente en esta reservación no tiene infraestructura adecuada para sus casas, ni una infraestructura adecuada de energía, ni de carreteras. Y sin embargo están ante un oleoducto de 3 mil 900 millones de dólares que no les va a servir. Sólo le sirve a las petroleras. Y es por eso que estamos aquí. Estamos aquí para proteger esta tierra.

Contra el oleoducto Sandpiper nos opusimos también, sí. Durante cuatro años, la compañía Enbridge dijo que era imprescindible un oleoducto desde Clearbrook, Minnesota hasta Superior en Wisconsin. Ésa era la única ruta crítica posible. Luego propusieron una nueva ruta que atravesaría el corazón de nuestros mejores lagos y territorios de arroz silvestre, rodeando las reservaciones, pero dentro de nuestro territorio legal. No nos consultaron y cometieron algunos graves errores en el proceso. Subestimaron lo que ocurría.

Entonces, por cuatro años luchamos contra ellos en el proceso regulatorio de Minnesota, un proceso más avanzado y un poco más funcional que el proceso regulatorio de Dakota del Norte que, por lo que puedo ver, prácticamente no existe. Y en el proceso asistimos a cada audiencia. Intervinimos legalmente. Montamos nuestros caballos contra la corriente del petróleo. Hicimos ceremonias. Y cancelaron el oleoducto. Eso hicieron, tras una oposición muy ardiente de los ciudadanos de Minnesota, los gobiernos tribales, las naciones y las tribus, durante cuatro años.

Y si ese oleoducto fue un gran problema aún tenemos seis oleoductos en el norte de Minnesota que van hacia Superior, el puerto interno más lejano. Pero sus nuevas propuestas no van a pasar por allí. Enbridge ha dicho que todavía quieren continuar con su propuesta para la línea tres. El primer oleoducto que quieren, lo quieren abandonar. Es el inicio de una nueva serie de problemas en Norteamérica: el abandono de los oleoductos de cincuenta años de antigüedad, sin ninguna claridad regulatoria de quién es responsable. Así que nos estamos oponiendo a ellos en eso, que no pueden abandonar sus obras, y eso que aún no hallan una nueva ruta.

Pero cuando anunciaron eso, ya sabes, en mi área, yo pude haber dicho, “bueno, que les vaya bien, ahí la dejamos, buena suerte, aquí les ganamos”. Pero no, dijimos que íbamos a seguirlos hasta acá también, porque creemos que podríamos pasarnos la vida resistiendo un oleoducto tras otro tras otro, pero alguien necesita enfrentar el problema y decir, “éste no es el camino a seguir, para ninguno de nosotros”. Así que vinimos aquí a apoyar a gente de aquí.

Mucha gente está llegando aquí, unida. Aquí está así, camino y me encuentro gente que estuvo en Wounded Knee en 1973. He visto gente con la que luché contra las minas de uranio en Black Hills en los setenta y ochenta, aquí andan. Ya llevo un rato en esto y es como volver a una fiesta en casa. Me encuentro gente de Oklahoma y Nebraska que se opusieron al oleoducto Keystone XL. Y me encuentro con gente de nuestro territorio que viene a oponerse a los oleoductos aquí. El jefe de la tribu de Fond du Lac está aquí, así como toda una serie de pueblos y personas indígenas y no indígenas. Y hay mucha gente que no cree que esto deba seguir pasando en este país, gente muy dispuesta a ponerse en la línea, y están aquí. Éste es un muy bello lugar para defender.

Todo esto importa porque es momento de dejar atrás los combustibles fósiles. Es la misma lucha en todos lados. Cada día o cada semana, hay un nuevo derrame, hay una nueva catástrofe en la industria de los combustibles fósiles, así como la continua y creciente catástrofe del cambio climático. El hecho de que no haya lluvia en Siria tiene que ver directamente con estas compañías de combustibles fósiles. Todas las catástrofes que están pasando en otros lugares del mundo tienen que ver con el hecho de que Norteamérica está modernizando su infraestructura para ir por el petróleo más sucio del mundo —el petróleo de las arenas de alquitrán y el de Dakota del Norte, el petróleo de la fracturación hidráulica— en vez de trabajar con Venezuela. También tiene que ver con aplastar a Venezuela, porque Venezuela tiene las reservas de petróleo más grandes del mundo. Y en lugar de hacer negocios con Venezuela, decidieron tomar el petróleo de lugares que no querían entregarlo, para crear esta sucia infraestructura. Entonces, este carbono, este petróleo están muy cargados de carbono y va a añadir cientos de millones de toneladas de dióxido de carbono al ambiente, si se permite que pasen estos oleoductos. Así que eso afecta a todos.

 

Amy Goodman: Algunas tribus están a favor del oleoducto. ¿Podrías hablar de esta división?

Winona Laduke: No sé si diría que hay algunas tribus a favor. Diría que algunos intereses en las naciones indígenas han estado a favor del oleoducto. Es decir, históricamente, las Tres Tribus Afiliadas [arikara, mandan e hidatsa] son un núcleo que produce petróleo, pero vinieron aquí a apoyar la oposición al oleoducto. Vinieron hasta acá. Su concejo tribal completo vino aquí hace un par de días. Pero algunas tribus fueron forzadas a producir combustibles fósiles. 85% de la economía navajo, por ejemplo, se basa en los combustibles fósiles. Casi el mismo porcentaje de la economía de Fort Berthold se basa en combustibles fósiles.

Así que, sólo para dar una idea de la historia, ustedes vienen aquí con su viruela y aniquilan a 95% de los pueblos, de los pueblos mandan, hidatsa y arikara, a principios de 1800. Ellos viven en esos poblados sólo tratando sobrevivir. Ustedes llegan e inundan sus tierras. Y los cultivos agrícolas que ellos producían ahora son propiedad de Monsanto y de Syngenta como variedades patentadas que ellos crearon. ¿Cierto? Y entonces te encuentras aquí en Dakota del Norte, y todos en el país vuelan por encima de Dakota del Norte y miran abajo y dicen, “bueno, eso es Dakota del Norte”. Nadie viene aquí. Y entonces las cosas continúan unos cien años, donde a estos pueblos se les trata como ciudadanos de tercera clase. No tienen agua en sus casas y van llegando las compañías petroleras. Y hay altos índices de abusos y violencia contra mujeres y niños, y se acelera y se incrementa en los campos petroleros, hasta que hay una epidemia de drogas, que ahora impacta. Esta comunidad no obtiene ningún beneficio del petróleo, pero las metanfetaminas y la heroína que vienen con esos campos están aquí, sabes. Porque esos traficantes llegaron y vieron esos pueblos y dijeron, “bueno, vamos por ellos”. Y entonces las reservaciones están llenas. Y entonces le dices a esa tribu de allá, el Buró de Asuntos Indígenas hace algunos acuerdos por detrás y comienza la extracción de petróleo. Y terminas con petróleo, terminas con cosas que se tienen y cosas que no se tienen en los campos petroleros. Y ahora una tribu tiene ingresos por el petróleo. Y entonces miran francamente y dicen, “saben, las cosas no han estado tan bien para nosotros, así que firmemos algunas concesiones más, porque después de todo no nos ha ido nada bien, y así vamos a recibir un poco de dinero”. Así es como hace, así es como fuerzan a la gente, con un arma en su cabeza, y terminan destruyendo sus tierras, que es lo que está pasando en esa reservación. Y hay investigaciones sobre corrupción en las dirigencias. Pero se fuerza a la gente pobre. Se fuerza a la gente a esa situación. Es una tormenta perfecta.

Todavía tenemos síndrome de estrés post-traumático. Me dicen “Enbridge” y me retuerzo, porque las guerras contra los indígenas no han terminado para nada. Tenemos un trauma intergeneracional, un trauma histórico. Y otras personas lo tienen. Pero tienes una memoria genética, y ves afuera y cada día que despiertas ves que tus tierras han sido inundadas. Y ves esa gran línea eléctrica que atraviesa tu territorio, que no te beneficia para nada. Y todavía tienes que todo lo que está allí fue hecho a costa tuya, pero todavía tienes que pagar por ello. Y todos los días sales y tienes, ya sabes, un control carretero, que la gente blanca puso, entrando a tu reserva. Y cada día sales de ahí, y observas tus casas, y te das cuenta de que tienes una infraestructura que se desmorona y nadie se preocupa por eso. Y tienes una epidemia de metanfetaminas y los índices de suicidio más altos del país, pero nadie pone atención. Entonces sólo tratas de sobrevivir. Eso es lo que tratas de hacer. Yo diría que un 90% de mi comunidad sólo está tratando sobrevivir.

Es decir, en mi comunidad tenemos arroz. Todavía tenemos nuestro arroz silvestre, y podemos ir y podemos recolectarlo. Y podemos ser Anishinaabe. Nosotros todavía podemos vivir de nuestro territorio. La gente de aquí la tiene más difícil para vivir de su territorio. Les aniquilaron a todos los búfalos.

Pero este año es su resistencia. Ésta es su resistencia. Esta comunidad no necesita un oleoducto, lo que esta comunidad necesita es “independencia energética real”. La independencia energética es cuando tienes algo de control sobre tu futuro. Eso es lo que esta gente quiere.

(Esta es una versión abreviada de la entrevista aparecida en Democracy Now!, 12 de septiembre de 2016)

https://www.democracynow.org/2016/9/12/native_american_activist_winona_laduke_at

El contenido original de este programa está bajo la licencia Creative Commons Attribution-Noncommercial-No Derivative Works 3.0 United States License. Cualquier copia legal de este trabajo, favor de atribuirla a democracynow.org.

comentarios de blog provistos por Disqus