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A ORILLAS DEL RÍO URUGUAY

Daniel Eizirik

Viajábamos embarazados del libro Mineiros Cavam no Escuro en 2014, la primera vez que pasamos por el noroeste de Rio Grande do Sul (Brasil), frontera con Argentina. En su concepción, el proyecto trataba del contrabando cotidiano en el escenario de las fronteras del sur brasileño. Pero al chocar con el flujo gigante y ancestral de agua dulce dibujando la tierra y rompiendo las ciudades, el río Uruguay adquirió un papel central en el relato.

Común a muchos lugares de Sudamérica, la difundida red ferroviaria fue sustituida por un sistema denso de carreteras. La pampa recibe a diario un tránsito intenso de camiones-transportadores. Junto a un camionero que entregaba productos agropecuarios cruzamos en balsa las aguas del río. En medio a los reflejos de luz estrellando las corrientes entramos en contacto con su dulzura, junto a la amenaza Panambi-Garabi, un proyecto de mega-represa entre Brasil y Argentina con intenciones de inundación en proporciones jamás vistas en la región que algún día poblaron charrúas, inuanes, guaraníes y kaingang.

Ya roto por cinco Unidades de Hidroeléctricas (UHEs), la bacía del río Uruguay vive bajo la sombra de un plan de aun mayor impacto socio-ambiental. Como una fiebre, esa sombra parece arrastrarse por los ríos del país: la posibilidad de mega-inundaciones, muchas de ellas proyectadas por militares en los años 1970 y rechazadas en varias ocasiones, se busca concretarlas ahora.¹

En la terminal de Alecrim (Brasil) vimos anegarse los ojos claros de un anciano cuando preguntamos por Panambi y Garabi. Con un área inundada superior a Belo Monte —más de 70 mil hectáreas, sin contar los frecuentes “errores de cálculo”— el complejo de mega-UHEs pretende sumergir parte del Parque Nacional do Turvo y al menos 19 pueblos, entre ellos la casa de este señor.

Las matas reaccionan a las prácticas de cultivo. El contraste no es azaroso: estamos hablando del campeón mundial. Brasil es número uno en el uso de químicos agrícolas y semillas modificadas, y justo la región que miramos ahora es campeona nacional en densidad de agrotóxicos. A medida que avanzamos por el departamento de Rio Grande do Sul en dirección al río Uruguay, el entorno se vuelve cada vez más calvo. A orillas de la carretera, las máquinas trabajan los monocultivos entre silos metalizados y carteles que anuncian nuevos químicos: “Vence Tudo”, “Mata Praga”, “Choque de Infestação”. Con los incentivos fiscales al uso de tóxicos y la Fuerza Nacional para proteger la agro-exportación, nuestra biodiversidad está siendo reemplazada por soya, maíz industrial y ganado.

Hay todavía un pequeño punto de densidad de mata, visible en la costa sur del río. Justamente el Turvo —parque de conservación que abriga el Salto Yucumã, junto con una extensa lista de plantas y animales nativos amenazados de extinción. Ya con planes de inundación por Panambi y Garabi, el propio parque entra en la lista.

La gestación de libro llevó tres años. En ese tiempo, volvimos a orillas del Uruguay por actividades de cultura, informativas, ambientales, y a realizar talleres con los moradores. En 2016, mientras transitaba un golpe de Estado en Brasil, tuvimos la oportunidad de devolver los textos y las imágenes al escenario de donde salieron, a las personas que dan vida a los personajes. Llevábamos también camisetas y afiches lambe-lambe estampados en favor de ríos libres. Pasadas las primaveras del proceso, mucho cambió ante la amenaza de inundación.

Tocamos el timbre de don G., quien años atrás nos recibió en la pensión de Alecrim, para saludarlo con la obra resultante de su apoyo. Alegre de reencontrarnos, G. contó también noticias suyas: ese mismo día del encuentro lanzaría su candidatura para vareador del pueblo. Adelantó que “las elecciones están vencidas” y que iba trabajar para que la mega-represa saliera del papel. “Vamos a traer trabajo y progreso a la región”. A medida que empezaba a leer el regalo que le habíamos llevado, el silencio daba espacio al viento.

Con un proyecto ya rechazado y cuarenta años de atraso, el complejo de UHEs prosigue; las empresas Engevix y Eletrobrás anuncian el nuevo plazo de generación de energía para 2018.

Ante la amenaza creció un enorme movimiento de resistencia civil, reuniendo caminatas de miles de campesinos de ambas orillas del río y activistas de los centros urbanos cercanos. Además destacan las actividades de Jagada Libertad, que a fines de 2014 partió de El Soberbio (Argentina) para navegar las aguas del Uruguay llevando informaciones a las aldeas costeras. También del grupo Rio Uruguai Vivo², que mantiene una campaña, talleres y estudios independientes de impacto ambiental, y el Movimiento Nacional de Atingidos por Barragens.

Por presión popular, el gobierno de Misiones, Argentina, puso a discusión su reciente Ley Provincial IV-Número 56, que “obliga al estado provincial a convocar a un plebiscito vinculante e irrenunciable previo a la realización de cualquier emprendimiento hidroeléctrico que se pretenda llevar a cabo en la región”. La opinión popular dijo No a la represa, y otra consulta nacional reforzó la negativa. Pronto se difundió que el plan binacional estaba suspendido.

Entre las victorias parciales y temporales frente a la amenaza contra el río Uruguay están el color amarillo sobre una mesa y el dibujo de un niño de 10 años que abre nuestro texto, una relectura de Kauê, alumno de la escuela Santa Rita en Santa Rosa (Brasil), producida durante el taller Sala Verde, que lleva percepciones del medio ambiente a las escuelas. Gabriel Brutti, de 20 años, facilitador del proyecto, vestía la camisa que llevamos junto con los libros. Al leer el mensaje Ríos Vivos, Libres de Represas, el niño acabó disparando la discusión del tema en plena clase.

La construcción del complejo hidroeléctrico integra un plan mayor, hoy llamado IIRSA (Integración de la Infraestructura Regional Sudamericana)³. Oficialmente tiene como objetivo “aumentar la competitividad de las economías de la región”, invirtiendo en comunicación, puentes y más vías que cortan el continente. En mayo, la cartera actualizada del IIRSA indicó que las mega-represas deben quedar en etapa de ‘pre-ejecución’ —curiosamente no existe la opción de color rojo para señalar la etapa “cancelado” en la tabla de integraciones.

A pesar de los esfuerzos, el encuentro de los presidentes de Brasil y Argentina en octubre reforzó su discordia con la opinión pública. En la nota oficial conjunta, Temer y Macri “reafirmaron la prioridad [...] de la conclusión de los estudios de viabilidad para la construcción de las usinas hidroeléctricas binacionales de Garabi y Panambi, y destacaron el amplio espacio para la cooperación”.

1 Entre los proyectos más pronunciados por sus enormes impactos están las represas de Belo Monte (río Xingú) y el proyecto (rechazado) de río Tapajós, ambos de energía eléctrica. La reciente tragedia de Mariana (Rio Doce) fue consecuencia de una represa por minería, que en ese mes completó un año de contaminación grave sin medidas de reparación por parte de los piratas responsables Vale, Samarco y BHP.

2 Más en https://riouruguaivivo.wordpress.com/

3 Ver el documental IIRSA—El Desarrollo que Destruye, realizado por La Coordinadora de las Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica (COICA, 2013), disponible online.

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