EL TREN DE LA MUERTE / 238 — ojarasca Ojarasca
Usted está aquí: Inicio / Página Final / EL TREN DE LA MUERTE / 238

EL TREN DE LA MUERTE / 238

Consuelo Hernández

Parten de México en el tren de la muerte

sin taquillas, ni boletos, o documentos

nerviosos se avientan a los vagones del desierto

la frontera con “el coloso del norte”

en las enramadas los esperan soldados y policías

golpes, maltratos, voces que gritan “perros mojados…”

a su tierra ancestral van con imágenes rotas

de sus mujeres solas en la casita campesina

los hijos alelados colgados del delantal

y un mendrugo de tortilla ablandado con lágrimas

sueñan “trabajar bien en lo que sea por la comida”.

El tren carga con la muerte a bordo, comandado por estafadores

prometen recogerlos en lugares sin estaciones

donde los soldados les roben el dinero

donde la policía observe y no intervenga

sofocados deambulan en el ferrocarril de temperaturas fieras

los alerta el repentino chirrido del freno

han llegado a un destino incierto, se inicia la nueva trayectoria…

 

Del tren de la muerte se deslizan por rieles interiores

marcados por un sello anticipado de prisioneros de guerra

del trabajo forzado contra convenciones internacionales

de huellas de sangre hacia la estación desolada

la noche cómplice los acompaña

un punto de luz anima la turba horrorizada

las estaciones de tristes habitantes

tramos de locura en vagones espectrales

más puentes y túneles existenciales.

El humo borra la ciudad soñolienta

y su familia se alza como bandera de esperanza,

porque la vida no sólo es sufrimiento

no siempre se muere en un hangar abandonado

ni se descarrila el destino que llueve su propia muerte…

 

En otra latitud madrugan los guerrilleros

reposan los escuadrones de la muerte

el poder omnímodo destruye los caminos

explota puentes y rutas ferroviarias

te vuelven añicos con métodos discretos

un día un nuevo acorde viene de tu mar

el silbato anuncia tu senda reconstruida

polifonía del viaje, fin de tu estancamiento

de las serpentinas loco-motoras cargadas de dinamita,

y el arco iris parte el cielo en dos mitades

la armonía de estrella de seis puntas

cicatriza las pesadillas de la guerra

de ciudades oníricas sepultadas en fango

el ferrocarril todo lo nivela en otro corolario de sorpresas

la sequedad de tantos años, nausea de rodar fuera de órbita

tiempo ido en el vuelo de la pluma

en toques de queda y agridulces ciclos

en la sucesión de números y la progresión desconocida

la coincidencia con el ángel desleal

ven otra cara del Vietnam

una guerra sin fusiles fusilada

de navajas cortantes, todos sangran

cuerpo herido, cuerpo confundido

vestidos de rojo por el cieno van

ecología humana con depredadores cerca

fotos en blanco y negro, amarillas

último tren de los gorilas, cámara de gas

las flores llegan a otro domicilio

degluten engaños, palabras falsas

atraviesan la más férrea de las vías

el amor es desamor, la casa en llamas

el corazón a la merced del viento y ninguno es el viento favorable…

vuelven doblegados después del largo túnel

con las lesiones todavía frescas

chillidos de ratas cruzan las sombras de los rieles que arañan la tierra

se cierra la puerta a los pasajeros que ya duermen

escriben su herida sobre otra herida

encarnan el tren de bananeros masacrados por la UFCO en Ciénaga

se ocultan en andenes desiertos del océano

atraviesan asientos, vagones, estaciones…

 

Sé que es mi manera de sentir estas cosas

todo es cuestión de relatividad

pero los inmigrantes han cruzado fronteras de carencias

y tal vez han tomado el tren equivocado

han perdido su estación y quisieran cancelar el viaje

bienvenidos al riel de mis imágenes

hacia ninguna parte voy

me descarrilé en el rechazo a los lunes, en la soledad de la era digital

me despido a oscuras, nos besamos en el andén final

eres un punto cercano a mi horizonte

me voy en procesión con las ventanas donde se masturba el huracán

con tu camiseta pegada a mi pecho

pero espérame porque el tren se anuncia a tiempo.

| CONSUELO HERNÁNDEZ (Colombia, 1952), poeta, crítica y profesora, reside en Washington D.C.

Poemarios: Poemas de escombros y ceniza/Poemas from Debris and Ashes, Solo de violín: Poemario para músicos y pintores, Manual de peregrina, Voces de la soledad. Crítica: Voces y perspectivas en la poesía latinoamericana del siglo XX y Álvaro Mutis: una estética del deterioro.

comentarios de blog provistos por Disqus