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LAS TRANSFIGURACIONES DEL AGUA: PREMIO CaSa/239

Xtiidxa’ Binnizá/Dis men tee/Xhtidx Beñza/Palabras de zapotecas. Premios CaSa de poesía 2011-1016, Editorial Calamus, Oaxaca, 2016.

México es uno de los países con más lenguas nativas en el mundo. Un buen número de ellas se habla en Oaxaca, que es el territorio con mayor diversidad lingüística del país; sin embargo, se conoce poco de su creación literaria y las editoriales interesadas en su publicación son escasas.
Debido a mis padres y abuelos crecí escuchando el zapoteco del Istmo de Tehuantepec. En esta región se dio una escritura literaria en lengua zapoteca desde finales del siglo XIX, con obras como La rosa del amor, de Arcadio G. Molina, publicada en 1876.
A principios del siglo XX Andrés Henestrosa, Gabriel López Chiñas, Nazario Chacón Pineda, Pancho Nácar y Alfa Pineda, por mencionar algunos de los escritores más destacados, siguieron con esa trayectoria de creación: escribían poemas, recetas, narraciones, canciones. Formaron el grupo Neza y surgió de allí la revista Neza (“el camino, lo correcto”), editada de junio de 1935 a enero de 1937.
Más tarde otros juchitecos como Macario Matus y Víctor de la Cruz sostuvieron a su vez esta tradición y crearon la revista Neza Cubi.
Por mi parte, continuando con el interés compartido de divulgar la lengua, en 1975 me uní a Gloria y Víctor de la Cruz para fundar la revista Guchachi’ Reza o Iguana Rajada.
De estas experiencias surgió la idea de lanzar en 2011 el Premio CaSa de creación literaria en lengua zapoteca, ya que, como todas las del estado, esta lengua enfrenta un fuerte desplazamiento, resultado de hablarse cada vez menos en la casa, en la escuela y en la calle.

Francisco Toledo

 

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Lo que se presiente al leer estos textos poéticos es la dualidad del espectro esencial en que están concebidos, en donde es difícil separar las fronteras de las lenguas que los contienen, sin saber a ciencia cierta cuál es la clave de su urdimbre, la que permite el trayecto desde la lengua original de salida en que el verso está concebido y su traducción y recreación a la lengua de llegada... pues los poetas aquí reunidos son posiblemente bilingües desde pequeños y eso significa una ventaja extraordinaria en los momentos en que traspasan las coloraciones idiomáticas sin mayor tropiezo de uno a otro lado, en uno u otro sentido, abriendo un espacio objetivo de advenimiento ritual en donde crean, en un juego de espejos, el fractal distinto de un solo poema en una u otra lengua. Saben exactamente cómo transportar las imágenes de una expresión a la otra sin abandonar una primera intención que subyace desde antes en un pensamiento indistinto preñado de símbolos, encontrando en la mayoría de sus significados la fluorescencia de un camino compartido durante varios siglos, en palabras que no se pierden en el silencio ni se borran en el reflejo, sino que se transforman: palabras que como raíces alimentan todos los nombres de las cosas y arrastran consigo al mundo.
Todo en “una lengua que es tan sutil” decía  Juan de Córdova en 1578, “que ha visto dar nombre  a los diferentes tañidos de las campanas o lo que dizque dicen cuando suenan, y lo que hace la culebra cuando anda, y la carreta cuando camina, y a los  latidos y pulsos del corazón, y al hervor de la olla y a otras cosas ansí semejantes: aún a los actos que hacen las aves y animales, y a las demás cosas inanimadas y a las que hacen los instrumentos con que hacemos algo, pues para todo hallan nombres e interjecciones con que las explicar”.

Antonio García de León

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