TIEMPO DE COSECHA / 242
EL PATIO
Encontré mis parientes en una casa de paredes
simples.
Vestían lienzos veraniegos
como preparados para cosechar maíz.
Los iluminaba el fulgor del patio,
bajo los naranjos oscuros de avisperos.
Encontré mis parientes en un diálogo sobre frutos,
de perfil ante un horno,
junto a un perro quieto como en un pedestal.
Y arriba, las flores del bucare
que caían como pequeños gallos anaranjados
en el resplandor.
Tejían, trasegaban café en sacos ásperos,
revisaban sueños,
agregaban tejas a la casa.
Los días tenían contornos de claveles,
altas montañas donde vivían las fieras.
Puro resplandor.
Y los ademanes de mis parientes
hacían un cuento en la casa.
Pasaban entre los pilares blancos,
mataban escarabajos,
se detenían a mirar los crepúsculos,
cuando la ropa tendida se levantaba en el viento.
Entonces yo iba a visitar la vaca
y la veía acostarse en la penumbra
como en el hechizo de un eclipse.
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TIEMPO DE COSECHA
Con lumbre de oro fueron recogiendo el maíz en
los días,
de loma en loma,
en un tiempo de lejanos coros.
Las mujeres llevan anchas faldas floreadas,
y los hombres, después del trabajo,
toman de la brida a sus relucientes caballos.
Y tú, luz del campo, me ofreces las grandes hojas
del clima y barrancos rojos
donde cae un sol de colibríes.
Aquí el alma, de confín en confín,
de rostro en rostro, de árbol en árbol,
va con la tristeza y la alegría del esplendor diurno.
Y viene la lluvia iluminada por fogones celestes,
y el arcoiris convierte la tarde
en la puerta de los siglos.
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| Vicente Gerbasi (Canoabo, 1913-Caracas, 1992) es un poeta mayor de Venezuela. La editorial Calygrama publicó con mucho mérito Iniciación en la intemperie. Poesía reunida (1937-1994), Santiago de Querétaro, 2015. Estos hermosos
y vibrantes poemas pertenecen al libro Por arte
de sol, de 1958.