EN HONDURAS LA LUCHA SIGUE
• LA SALIDA IRREVOCABLE DE DOS BANCOS Y LA SUSPENSIÓN DEL OTRO ES UNA VICTORIA DE LA LUCHA DE LA RESISTENCIA DE LAS COMUNIDADES CONTRA EL PROYECTO HIDROELÉCTRICO AGUA ZARCA
Nueva York. Bertha Zúñiga Cáceres, hija de Berta Cáceres, dirigente lenca asesinada el 2 de marzo del 2016, ocupa desde mayo pasado la coordinación del Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (Copinh), el cargo que ocupó su madre hasta la madrugada en que la acribillaron a balazos en su casa de La Esperanza, Intibucá.
La joven de 26 años que a primera vista parece de diez menos, desde el primer momento mostró una fortaleza inigualable. Entrevistada por esta reportera el mismo día del asesinato de Berta Cáceres, cuando de México se trasladaba a su natal Honduras, Bertha Zúñiga denunció sin tapujos a la empresa DESA, constructora de la hidroeléctrica Agua Zarca, al gobierno y a su ejército y policía, de la muerte de su madre, pues habían amenazas directas contra la vida de la mujer que obtuvo el premio Goldman por la defensa del río Gualcarque.
Más de 16 meses después no sólo el asesinato de Berta permanece impune, sino que ahora también se atenta contra la vida de su hija y de otros integrantes del Copinh. Bertha Zúñiga no ha parado un solo instante desde el fatídico 2 de marzo. No sólo exigiendo justicia para su madre, sino como parte activa de la defensa del territorio.
El julio pasado acudió a la Universidad de Nueva York a dar una charla sobre las recientes amenazas contra el pueblo lenca y los proyectos que pretenden imponerse. Llegó en la mañana y al día siguiente regresó a La Esperanza. En un intervalo concedió la siguiente entrevista a Ojarasca. Aquí su testimonio.
La coordinación del Copinh y el atentado
Actualmente soy la Coordinadora General del Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (Copinh). Ocupo el cargo desde finales de mayo, lo que significa una gran responsabilidad. Lo entiendo como parte del reconocimiento del trabajo que mi mami hizo, de su figura y del impacto que sigue teniendo en las comunidades. Es asumir la coordinación del proyecto político que ella lideró durante mucho tiempo y es el compromiso de seguir con su lucha. La lucha no se cae, todo por lo que ella luchó va a seguir caminando y dando frutos y va a seguir tesajeando a ese modelo económico asesino que es el que perpetró su crimen.
En Honduras, donde han pasado 16 meses desde el asesinato de Berta Cáceres, uno de los crímenes más fuertes que ha vivido la región en los últimos años, nada sustancialmente ha cambiado de lo que antes de su asesinato se estaba viviendo. Continúa el clima de impunidad. Las personas que asesinan no son castigadas, menos las que amenazan y las que incumplen sus funciones y su deber de proteger a las personas que estamos en resistencia.
En medio de este contexto, asesinar, amedrentar es muy fácil. Lo que vivimos el 30 de junio pasado fue un ataque. Saliendo de una de las comunidades en las que trabaja de manera permanente el Copinh, un carro nos rebasó en otro punto, nos estaban esperando personas armadas con machete que obstaculizaron la calle por donde estábamos transitando en uno de los vehículos del Copinh. Al no poder obstaculizarnos, el conductor nos arrojó una piedra al vidrio del carro, pero nosotros nos seguimos desplazando. Después nos encontraron en el camino y nos lanzaron el carro para intentar sacarnos del carril. Lo que había al otro lado era un abismo.
Logramos ponernos a salvo y fuimos a La Esperanza, Intibucá, a denunciar el hecho porque pensamos que no podía quedar en la impunidad, de donde sea que haya venido el ataque. Todo esto tiene que ver con un clima de conflictividad que se ha suscitado en las comunidades de Santiago de Puringla, al sur-occidente de Honduras, por la participación de la agencia estadounidense USAID, que tiene un proyecto de riego para comunidades afectadas por represas y que consiste en quitarle el agua a unos para dársela a otros. Pero se sabe que esa agua ni siquiera es para las comunidades, sino para alimentar el canal de un proyecto hidroeléctrico llamado Sazagua, que se queda prácticamente seco en el verano.
Nosotros denunciamos contundentemente esto y señalamos de dónde viene la conflictividad. No conocemos la intención de esas personas que nos atacaron. Ante nuestra denuncia y toda la alerta que hubo a nivel internacional, en Honduras se dio una reacción de condena a nosotros que somos las víctimas. Se dijo que fuimos nosotros los que atacamos a los de la comunidad, se distorsionaron las noticias para decir que queremos atención internacional y dinero. Entendemos esto como parte de la misma maquinaria de impunidad que nos quiere vulnerar y sancionar por estar librando una batalla digna de búsqueda de justicia integral, que significa continuar con el trabajo de defensa territorial.
Agua Zarca, falta que se vaya un Banco
Con el asesinato de mi mami hace más de un año se evidenció la participación de tres bancos internacionales en el proyecto hidroeléctrico Agua Zarca: el Banco holandés, el Banco finlandés y el Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE). Dos de estos bancos, el FMO y el Finn Fund, anunciaron su salida irrevocable del proyecto, y la empresa DESA (impulsora del megaproyecto) sacó un comunicado en el que anunció que suspendía sus actividades. Sin embargo, el BCIE continúa con el contrato con DESA, y sabemos que su suspensión es temporal para esperar el resultado de una supuesta salida responsable de esos bancos. Lo que quieren hacer es un diálogo tramposo para que las comunidades digan que sí quieren que se instale el proyecto.
De cualquier forma, la salida irrevocable de dos bancos y la suspensión del otro es una victoria de la lucha de la resistencia de las comunidades. No es un acto de buena voluntad ni de la empresa ni de los bancos, como ellos dicen, sino que se ven obligados a salir del proyecto por estar vinculados con el asesinato de Berta Cáceres.
Estamos conscientes de que viene una parte peligrosa que no hay que descuidar, ni decir que ya ganamos. Ellos siguen teniendo la concesión durante 50 años y están haciendo todo el trabajo comunitario para legitimar el proyecto.
El BCIE es un banco multilateral en el que participan gobiernos centroamericanos, pero también de otros países como España. Hemos querido hacer incidencia en ese Banco, pero ha sido bastante complicado. Nuestro nuevo llamamiento es para impulsar una campaña por la salida del BCIE.
Su muerte no fue en vano
Quiero agradecer la solidaridad de México con el Copinh y decirles que nos vemos reconocidas en la lucha del pueblo mexicano, en sus comunidades, en todos los fenómenos en los que el Estado persigue y criminaliza. Por eso hay que seguir trabajando de manera articulada.
Han sido unos meses bastante duros, pero de cualquier forma nos sentimos animadas por todo el acompañamiento y la solidaridad de los pueblos que nos dicen que esto (el asesinato de Berta Cáceres) no va a quedar en la impunidad, y que su muerte no fue en vano, porque también ha alentado la resistencia de las comunidades. Y eso siempre nos llena de aliento.