DEFENSORES DE LA CASA COMÚN / 247 — ojarasca Ojarasca
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DEFENSORES DE LA CASA COMÚN / 247

Mikeas Sánchez

Palabras pronunciadas en representación del Movimiento Indigena del Pueblo Creyente Zoque en Defensa de la Vida y de la Tierra (Zodevite), para recibir el Premio Internacional de Paz 2017 en Roma, Italia, el 29 de octubre

 

 

Äjte’ te’ dzundy
mokaya’
mojk’jäyä
Kedgä’kätpatzi jojmorambä äj’ nwirun’jindam
ngobigbatzi äj’ dzokoyjin tumdumäbä tämbu
jindire’ suñ’gomujsibätzi yä’ Nasakobajk
Nä’ tzambatzi te’ kotzojk’ komi
ojnayajpatzi jach’tanä’ram
Dzemiajpatzi te’ joyjoyeram’
äj’ ore’ maka yayi’angas
mumu’is yajk’ mujsä juche nkätu äj’ iri yä’ Nasakobajkäjsi

Soy sembradora
protectora de esta tierra,
la flor del maíz.
Observo con mis ojos antiguos,
elijo con el corazón cada semilla,
no es en balde mi conocimiento del mundo.
Converso con el dueño del cerro,
riño con las plantas malignas.
Soy la provocadora de los seres invisibles,
mi voz se escucha hasta los confines de las montañas,
porque nadie podrá negar mi paso por el Universo

En nuestra cultura zoque la palabra es fundamental. Por eso, durante el primer año de vida, los padres se encargan de darles a sus hijos e hijas “El wewe’”, una flor amarilla (similar al ave del paraíso) que produce un sonido musical. Jugar con el wewe’ e imitar sus sonidos ayuda al niño a aprender nuestra lengua, es el principio para convertirse en Ore’pät, Ore’yomo. De ahí que, desde la infancia, nosotros los zoques estamos en íntima comunicación con la naturaleza. Somos uno mismo y no separados. Si la comunidad cuida a las montañas; las montañas también nos cuidarán y nos alimentarán.

Hemos crecido con las sabidurías de que las energías protegen a los árboles, a los ríos y a las montañas. Sabemos que cada Ser que habita entre nosotros tiene una misión para mantener el equilibrio de los ecosistemas; lo mismo importa una hormiga, una lombriz, una abeja, que un río, una montaña o el mismo ser humano. Con este pensamiento, los zoques habitamos y defendemos nuestro territorio desde tiempos ancestrales; quizás no teníamos la conciencia de nuestra misión como defensores de la Casa Común, porque ha sido nuestra forma de vida desde que nacemos; es la educación que hemos heredado desde nuestra cultura.

Los zoques provenimos de la civilización más antigua de Mesoamérica profunda, la olmeca, la cultura madre; alrededor de 70 mil personas hablamos ore’ en el sur de México y nos identificamos como Ore’pät, Ore’yomo, hombres y mujeres de palabra. Somos un pueblo de Mokayas, sembradores de maíz.

Nunca antes en la historia el pueblo zoque se había manifestado públicamente, pese a que cargamos con nosotros una larga historia de dominación que nos llegó desde Europa; hemos aguantado la pobreza, la marginación, la falta de servicios de salud, el escaso acceso a la educación; hemos soportado la discriminación y el clasismo de un país que se niega a reconocer nuestros orígenes.

Somos un pueblo pacífico y generoso que nunca antes había participado en un movimiento de protesta social, pero tuvimos que hacerlo ante la amenaza latente por la extracción de hidrocarburos y minerales en nuestro territorio que, para nosotros, es un atentado contra la vida porque daña al agua, a los ríos, a las montañas, a la flora y a la fauna; es una agresión a Nasakobajk, la Madre Tierra, la que nos cobija y alimenta, la que nos ofrece la lluvia y el sol.

Cuando el Papa Francisco hace público Laudato Si’, la encíclica inspirada en San Francisco de Asís, nos sentimos identificados con ese mensaje de paz, porque los pueblos zoques también honramos la creación divina. El pueblo zoque tiene esperanza en la Laudato Si’ porque refleja el mismo pensamiento de respeto a la naturaleza y a la vida.

Por eso, desde mi palabra sale la voz de niños, niñas, jóvenes, mujeres, ancianas y ancianos que piden que los proyectos extractivos en los pueblos indígenas del mundo sean detenidos, porque ahí vivimos hombres y mujeres que queremos seguir protegiendo la tierra desde nuestra forma de comprender al mundo.

A quienes desean saquear nuestro territorio queremos decirles que ha llegado el tiempo de que escuchen nuestra palabra para que sepan lo que pensamos y sentimos; comprendan que nuestra lucha es por amor… amor a la tierra, amor a nuestros hijos, amor a nuestros semejantes que habitan este planeta. Nuestra lucha es por la vida, porque nos negamos a desaparecer como pueblos originarios del mundo.

Queremos compartir este premio con otros pueblos de Chiapas, de México, de América Latina y del mundo, que viven situaciones similares; zoques, tsotsiles, cho’les, yokotanob, winizá, nahuas, mapuche, nasa, aymaras, asháninkas, siux y una larga lista de pueblos originarios que hoy están amenazados por los intereses del poder económico que mira con desprecio nuestra palabra y nuestra sabiduría.

A nombre del Pueblo Creyente Zoque en Defensa de la Vida y de la Tierra (Zodevite) agradecemos este reconocimiento de Pax Christi Internacional y a su vez, pedimos la solidaridad del mundo para detener esta catástrofe ambiental. Todos los que creemos en la vida, la justicia, la paz, la igualdad y el amor estamos obligados a defender nuestra Casa Común sin importar nuestras diferencias. Desde el arte, la religión, la ciencia y la filosofía, cada uno de nosotros debemos seguir luchando por conservar la vida en nuestro planeta.

Muchas gracias a todos y todas

 

Dzundyis kyonuksku’y numba
“Kujkiki’
yäre’ te’ tzame isandziyajubätzi
oyubäis nwyjtyae’ windy yä’ Nasakobajk’
Kujkiki’
yäre’ te’ tzame makabä’ dzajkayae’ äj’ uneram yajukamäjtzi’
Jin’ ma’ dzojkpä’i yä Nasakobajkäjsi
jin’ ma’ jowyajpäi jin’ ma’ dochäjkia’ äj’ däwäram
Tumäbä äj’ ngäjin sutyajpatzi äj’ däwä’
eyabäjin mbäjkindchägbatzi Jama’is ñujtzkä”

La oración del sembrador reza
“Kujkiki’
esta es la palabra que me enseñaron
los que caminaron la tierra antes de mí
Kujkiki’
será la palabra que dejaré a mis hijos
el día de mi muerte.
Porque no excederé mi paso por la tierra
ni abusaré del placer ni del dolor
Con una mano brindo mi ternura
con la otra recibo el calor del sol”.

 

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| Mikeas Sánchez publicó dos poemas bilingües en Ojarasca 246.

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