LOS CUIDADOS DEL AGUA
• HABLAN GONZALO RIVERA Y SU ESPOSA RUFINA PÉREZ JARILLO DE LA COMUNIDAD DE MONTELLANO, PAHUATLÁN, EN DEFENSA DE SU TERRITORIO
Montellano es una comunidad campesina, de tradición indígena, del municipio de Pahuatlán, Puebla. Montellano se asienta en lo alto de la montaña desde donde se divisa la comunidad otomí de San Pablito, tan conocida porque tiene, como un don, el espíritu para elaborar el papel amate. La vida de estas comunidades está entrelazada por el modo de vida campesina, por los símbolos religiosos de la sabiduría ancestral y un sistema de relaciones basado en el intercambio y en el reparto de lo que se tiene. Montellano, San Pablito y muchas otras comunidades están amenazadas en las propias esencias de sus sistemas de vida, por el proyecto del gasoducto Tuxpan-Tula.
El proyecto del gasoducto Tuxpan-Tula vendría a destruir ese sistema intercomunitario de convivencia, cruzando sin pedir permiso por cerros sagrados de donde nace la vida y el agua. El desconcierto de las comunidades cunde en la medida en que la empresa filial de TransCanada se concentra en comprar supuestos permisos de las autoridades de arriba, en cruzar despiadadamente por los predios y los solares de la gente para señalar la ruta del gasoducto, indiferente ante los manantiales y los espacios de ofrenda y adoración.
Montellano es particularmente importante en este tejido intercomunitario de vida, porque de su montaña mana la mayor parte de los nacimientos de agua que luego forman arroyos y más abajo ríos en estas sierras tan hermosas como intrincadas.
“Nosotros tenemos el cargo de repartir el agua a todas estas comunidades” —dice don Gonzalo Rivera—, “eso es un gusto grande para nosotros. Y si el gasoducto cruza por aquí por Montellano, la empresa nos va a dejar sin agua a nosotros y a comunidades de los tres estados: Puebla, Hidalgo y Veracruz”.
Hasta este cargo de repartir el agua les quieren arrebatar, comenta don Gonzalo. Todo el modo histórico de compartir la vida se va a desbaratar. Por eso aumenta la conciencia, para que el atropello no se consume.
Conversando con don Gonzalo Rivera y con su esposa Rufina Pérez Carrillo, nos cuentan que incluso sus hijos que viven en California mandan cooperación para que ellos se puedan mover entre las comunidades alertando y vinculando los esfuerzos de la gente. Y abundan sobre la amenaza del gasoducto a las tierras, a la gente que vive ahí, y el modo en que se están organizando:
“Nosotros anduvimos en comunidades y pueblos por este lado de Tlacuilotepec, de abajo de Jalpan para acá, anduvimos con unos compañeros —una maestra y un maestro y personas que se animaron a acompañarnos— y pues esos lugares ya están informados. Y nosotros estamos informados que si nos dejamos, sí nos van a pasar a molestar y no nomás a mí, aquí nos van a molestar a todos, son varias comunidades y por eso nosotros nos hemos estado organizando. Ahorita tenemos reuniones en Zoyatla y cada quince o cada veinte días con los compañeros que estamos, como los de San Nicolás, de San Pablito, de Xochimilco, de Aguacatitla, de Tlalcruz, de Tlacuilotepec, que somos los que estamos acudiendo a esas reuniones para estarnos enterando de lo qué pasa con ese proyecto del gasoducto.
”Y pues vaya si hay agua. Si usted hace una excavación de aquí a unos 50 u 80 o 100 metros encuentra agua y más adelante hay agua y agua, pues aquí por donde quiera que le busque, le digo, no van a dejar que haya agua, porque según dirían los de la empresa, no, pos donde haya agüita le vamos a dar una vueltecita y no vamos a pasar a destruir su manantial, pero cómo le van a dar su vueltecita al agua si por donde quiera hay agua.
”Es lo que muchas comunidades que están hacia abajo como San Pablito, Xochimilco, Aguacatitla, Zoyatla, Tlalcruz y Cuaulutla tienen. De aquí baja el agua hacia esos pueblos, incluso los de San Antonio el Grande también agarran agua de aquí hasta para allá —San Antonio el Grande del municipio de Huehuetla, Hidalgo— o sea que somos de Puebla e Hidalgo exactamente, los que nos estamos defendiendo”.
Pero el Gasoducto Tuxpan-Tula no sólo es Puebla e Hidalgo, sino también Veracruz. Sabemos que muchas comunidades del municipio de Ixhuatlán de Madero también se van a ver afectadas por este gasoducto. Y entonces la pregunta directa a doña Rufina Pérez Jarillo, la mujer de esta casa: esta lucha de la que ustedes hablan, ¿es sólo de los hombres o también es de las mujeres?
“No, también de nosotras las mujeres, porque de hecho a todos nos perjudica, porque en primer lugar perjudica el agua, el medio ambiente y también a las plantas que tenemos nosotras, cuando menos los aguacates, los limones, las limas, las guayabas y luego sembramos chayotes, calabazas, chilacayote y todo eso, y pues a todo le afectaría”, comenta. “Y sí, la idea de que nosotros nos oponemos a este proyecto es porque también a nosotros nos afectaría, porque ahí nos estamos tomando nuestra agüita que no está llegando aquí con manguera, pero el gasoducto pasaría por ese terreno y si pasa ahí nos acabaría todo ese manantial, nos destruiría; bueno, a lo mejor tendríamos agua de otro lado, pero ya tendríamos que ir a acarrearla con botes o con garrafones, qué se yo. Porque ahorita nos llega el agüita gratis de ese manantialito que nos abastece aquí en esta familia, de aquí, de los Riveras que estamos aquí.”
¿Qué están pensando estas gentes del TransCanada cuando vienen aquí, piensan que no hay gente o qué?
“Los de TransCanada tal vez piensan que no vive gente aquí, así lo toman ellos que como que dijera que aquí no hay personas que puedan salir afectadas. Dicen, pues ahí no hay ningún peligro. Ya dijeron que aquí no hay ningún problema, que pueden pasar, que no hay personas, que no vive nadien.”
¿O sea, ya declararon que usted no existe?
“Ajá… sí, jejeje, no pos sí, la verdad sí, es lo que dicen: aquí no hay personas, que a ellos les estorbamos, que ellos pueden pasar libremente.”.