MUJER PÁJARO
Hace un par de años vi una nota en el periódico, anunciaba que una joven escritora de Oaxaca, de entre muchos solicitantes, había obtenido una beca de la prestigiada Fundación para las Letras Mexicanas. La nota especificaba también que ella es originaria de la Mixteca; eso fue lo que llamó mi atención y desde entonces he seguido su quehacer en la poesía, a través de la cual nos obsequia paisajes de la cultura ñu savi, así como postales de viajes, los que sus ojos de niña fueron aprehendiendo de tanto ir y venir de un pueblo a distintas ciudades y que por eso escribe:
Soy la niña que lloró la ausencia,
la lejanía y el miedo
Nadia López García es la niña que floreció en Yucuhiti, Tlaxiaco; la que puede describir con toda fidelidad la ausencia, la lejanía y todas las emociones implicadas en la migración, porque junto a sus padres marchó a San Quintín, Baja California, para trabajar en los campos agrícolas; esa misma niña que no quiso romper el cordón que la ataba a su raíz y por ello demandó a su abuela enseñarle el idioma con el que sus ancestros nombraron el mundo, el tu’un savi, cuyos sonidos han fortalecido la poesía que brota desde lo más profundo de su corazón y su pensamiento, así como la certeza de su ser y estar en este mundo, para contarnos:
Hoy digo mi nombre en alto
Soy una mujer pájaro
Semilla que florece
Las palabras son mis alas
Mi tierra mojada
Con el orgullo por su sangre, con sus alas extendidas y como tierra fértil, lista para recibir y hacer florecer todo conocimiento que a ella llegase, Nadia se trasladó a la Ciudad de México para estudiar Pedagogía en la UNAM, donde también consiguió el apoyo del Sistema de Becas para Estudiantes Indígenas; al mismo tiempo sigue preparándose en el terreno literario, lo cual es palpable en sus nuevos trabajos, que revelan constancia en el oficio y lecturas innumerables que la nutren. Prueba de ello es que recientemente su poemario bilingüe Ñu’u’ Vixo/Tierra Mojada obtuvo el Premio Cenzontle 2017, que convoca la Secretaría de Cultura del gobierno de la CDMX.
Tierra Mojada, escrito en los dos idiomas de Nadia, el tu’un savi y el español, es un libro que conmueve las entrañas de quien lo lee, pues desde las voces femeninas va revelando los detalles que le dan sentido a la vida, los rituales con los que se recibe a los muertos; los que ayudan a las mujeres de alma enferma a quitar de su vida el dolor o la tristeza; los que sirven para que la lejanía y la ausencia lastimen menos; refleja también la condición opresiva que siguen viviendo las mujeres en la comunidad, mas no por ello están condenadas a dejar de soñar, de aspirar a tiempos y espacios mejores sin dejarse arrastrar por el viento malo:
Mi padre dice que las mujeres no soñamos
Que aprenda de tortillas y café
Que aprenda a guardar silencio.
Dice que ninguna mujer escribe
Es quizá esta sentencia la que provoca la rebelión a través de las líneas que Nadia escribe. Bienvenida esta rebeldía, que aporta de manera importante a la literatura en lenguas originarias, que con nuevas voces como la de esta joven ñu savi, se fortalece cada día más, al igual que sus poemas cargados de ritmos, metáforas y palabras que hacen crecer sus alas de mujer pájaro que seguramente volará muy alto.
(Publicado originalmente en la revista Colibrí)