UN PUEBLO ES LIBRE SI SU TIERRA ES LIBRE / 252 — ojarasca Ojarasca
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UN PUEBLO ES LIBRE SI SU TIERRA ES LIBRE / 252

Estamos reunidos 2 mil 85 zoques de 49 pueblos de nueve municipios de Chiapas para demostrar al mundo y a la historia que los pueblos originarios estamos de pie. Los pueblos zoques vemos con profunda preocupación que los problemas del mundo se están agravando en el campo, en la ciudad, en nuestras comunidades, en la familia, en el ambiente, en nuestra vida personal y colectiva. Cada vez hay más calor, más contaminación de los ríos y los arroyos, menos montañas y selvas, más infertilidad de los suelos, menos trabajo, menos alimentos, más inseguridad y más enfermedades.
Los humanos somos responsables, pero en gran parte son los países ricos del norte, los gobiernos, las empresas privadas, los partidos políticos y los hombres codiciosos del dinero que quieren explotar todo sin respetar la vida y el territorio de los pueblos indígenas. Ellos nos han llevado a esta crisis de la humanidad.
Esta crisis no es de ahora porque ya tiene un largo rato que a los pueblos indígenas nos han venido asesinando y sacando de este lugar; hace cuatro siglos las epidemias traídas de Europa y la hambruna mataron a miles de zoques aquí en Magdalena y Chapultenango. Durante el Porfiriato las empresas extranjeras nos despojaron de las mejores tierras y nos convirtieron en esclavos en las fincas de los ricos. Durante el tiempo de Tomás Garrido Canabal nos obligaron a huir a las montañas, nos obligaron a dejar nuestros trajes, nuestras creencias y a olvidar nuestra lengua . A cambio nos trajeron eso que llaman “modernización”: presas hidroeléctricas, máquinas para sacar petróleo en Ostuacán, escuelas para enseñar español y avionetas para que los ricos sacaran todo el café, el barbasco y el cacao. A cambio nos dieron tierras en barrancos, pobreza, discriminación y olvido.
Cuando quisimos pelear por nuestros derechos fuimos asesinados como Gervasio Sánchez de Chapultenango en 1966, como Sebastián Díaz Domínguez en la finca San Luis de Pichucalco en 1995, o encarcelados y perseguidos como los zoques de Jomenaz y La Providencia de Ixtacomitán en 1995.  
El problema más grave ocurrió hace 36 años en estas tierras. Más de 2 mil zoques fueron asesinados por una orden militar y por el vulcanólogo Federico Mosser cuando a las familias de Francisco León, Ostuacán y Chapultenango se les prohibió salir de sus casas y abandonar sus tierras durante la segunda erupción del volcán Chichonal. En la colonia Tanchichal murieron más de cien niños y niñas que no pudieron salir; otros más murieron de diarrea en los albergues de La Chacona en Tuxtla Gutiérrez y Villahermosa; otros murieron en la selva Lacandona o en Veracruz, donde fuimos enviados a las montañas para no estorbar aquí. Por eso, hoy recordamos la gran injusticia contra nuestros muertos contra nuestros abuelos, tías, tíos, sobrinos y compañeras que murieron en 1982. Por ellos estamos aquí.
Ahora, otro crimen y despojo quieren cometer contra nuestros pueblos: los países ricos quieren venir a saquear nuestros recursos; quieren poner 12 pozos petroleros para despojarnos de 84 mil hectáreas desde Ixtapangajoya hasta Tecpatán; quieren extraer minerales y agua en 70 mil hectáreas desde Tapalapa hasta Ostuacán; quieren ampliar la presa de Chicoasén y poner represas en Ocotepec y Ostuacán; quieren poner una geotermia en el volcán Chichonal para quitarnos 15 mil hectáreas. Estos proyectos suman un total de 170 mil hectáreas de tierras amenazadas para los próximos 30 años.
Como pueden ver, la historia de nuestros pueblos zoques es una historia de exterminio, de despojo de recursos, de dominación y explotación, pero aquí estamos de pie, defendiéndonos porque nos negamos a morir, así como nuestra lengua ore tzame que nos heredaron desde hace más de 2 mil 500 años. Aquí seguiremos mucho tiempo más. Nunca nos rendiremos porque los indígenas no somos el problema, sino el sistema económico y político del mundo.
A los pueblos queremos decirles que sí se puede expulsar a los proyectos de muerte y cambiar al sistema. En 2005 y 2006, los pueblos de Pantepec lograron sacar a las mineras en San Isidro las Banderas; también en San Francisco Jaconá en Tapilula y en Buenos Aires en Chapultenango. El golpe más duro apenas fue el 22 de junio del año pasado durante la peregrinación a Tuxtla Gutiérrez cuando la fe y la organización de nuestros pueblos pudo detener la ronda petrolera 2.2 que amenazaba con sacar aceite y gas natural que se encuentran debajo de nuestras tierras. Hoy declaramos al territorio zoque como zona de salvaguarda para que ningún mineral y gas sean extraídos de estas tierras, por eso, solicitamos al gobierno de México respete y reconozca nuestra libre determinación con base a la constitución y al convenio 169 de la OIT.
Solos no podremos detener la barbarie que pretenden cometer los proyectos de muerte contra la vida del planeta, la naturaleza y la vida de nuestros pueblos. Por eso, allá en la ciudad a ustedes también les toca defender nuestra madre tierra porque no podemos heredar esta crisis y este mundo a nuestros hijos o hijas
Hacemos un llamado a construir alternativas y a seguir organizándonos desde cualquier lugar para luchar por la vida y por el territorio porque un pueblo es libre si su tierra es libre.

Francisco León, Chiapas, 24 de marzo de 2018
Movimiento Indígena del Pueblo Creyente Zoque en Defensa de la Vida y la Tierra

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