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PARA LOS YOREME ¿UN FUTURO ENVENENADO?

Gloria Muñoz Ramírez

La principal amenaza al pueblo yoreme de Cohuirimpo es contra su propia existencia. El gobierno mexicano, a través de las instituciones agrarias, “ha despojado al pueblo violando sus derechos humanos y colectivos. Por eso nosotros reclamamos que se inicie el proceso de reivindicación de nuestro patrimonio, que no es sólo la tierra, sino el territorio, los ríos, las aguas, el aire, la luz del sol, nuestros remedios, nuestra cultura, los animales”, afirma Remedios Aguilar, gobernador tradicional de Cohuirimpo, uno de los ocho pueblos de la tribu yoreme de Sonora.
El gobierno, advierte, “está empeñado en el despojo y en relavarle su identidad a los yoreme, convirtiéndolos en ejidatarios, en pequeños propietarios, concesionarios, pero nunca más en propietarios del territorio indígena que les corresponde por derecho y herencia ancestral”.
Basta recorrer el territorio para darle forma a las declaraciones de Remedios. Se aprecian grande planicies sembradas de trigo y canola por cientos de jornaleros que trabajan para los nuevos dueños. Vendieron o rentan su fuente de alimento y de cultura, con engaños o a sabiendas, pero siempre en condiciones desiguales. Hoy son peones en sus propias tierras.
Junto al despojo territorial, explica el gobernador, “viene el proceso de desindianización, iniciado desde hace muchos años. Se trata de quitarnos lo indígena a través de la castellanización, la alfabetización y programas que supuestamente son para apoyo de los pueblos. Todo se ha hecho a nombre de los indígenas, pero por gente que no es indígena”.
Se trata, indica Remedios en entrevista con Ojarasca, de “sentenciarnos a depender de nuestra fuerza de trabajo y de un salario mínimo, que por supuesto es insuficiente”. Los invasores, relata, “llegan con engaños a tratar las rentas de las posesiones y nosotros nos convertimos en jornaleros, ganando si acaso 150 pesos diarios, teniendo que dobletear la jornada para llegar a los 200 o 250 pesos. Cómo vas a llegar a tu casa todo fatigado, qué tiempo te va a quedar para preparar una fiesta tradicional, ya ni hay carrizo, ya no tienes el monte para cortar tu madera”.

Otras amenazas para las comunidades llegan de la mano de los proyectos gubernamentales que se imponen sin consulta, como el drenaje, una obra que, dice Remedios, lejos de beneficiar afectará la salud del pueblo: “Lo rechazamos porque el río Mayo, a diferencia del Yaqui, está muy enfermo, muy contaminado”. En Cohuirimpo, insiste, “no estamos en contra del desarrollo, sino de supuestas soluciones que amenazan más y destruyen el medio ambiente, en este caso con la instalación de una laguna de oxidación, que es un agujero en la tierra para vaciar ahí los desechos del drenaje tratados con químicos. Probablemente puedan matar los olores, pero no matan el procedimiento de contaminación del subsuelo y del río”.
Una salida distinta, explica el gobernador, es la instalación de sanitarios secos, acompañados de sistemas de biobolsas que se usan para producir gas natural con la fermentación, “y como ya no tenemos montes para cortar leña ni dinero para el gas, por lo menos seríamos capaces de hacer ese proceso, pero nos ignoraron totalmente cuando se los propusimos”.
Un problema más que enfrenta Cohuirimpo es con el ejido San Ignacio que, señala Remedios, entabló una demanda contra él “por despojo, pues ellos quieren responsabilizar a una persona aquí y a otra allá. Para ellos es más fácil meter a la cárcel a uno y fabricarle cualquier tipo de delito. Nosotros los tenemos demandados ante la Comisión Nacional de Derechos Humanos. Estamos demandando al gobierno federal y a la Comisión para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas. Tratamos de ratificar esa demanda, pero no tuvimos respuesta, y es por eso que venimos a hacer presión”.
El ejido San Ignacio, añade, “ya se metió a tres hectáreas y las rentó a un mañoso. Ésa es otra violación a nuestros derechos, a nuestra posesión. Están dentro de ese terreno que aún tenemos mis hermanos y yo como herencia, así como otras familias, y todos lo vamos a defender”.
Las leyes mexicanas, finaliza Remedios Aguilar, “están medidas con algo que se llama dinero. Es a mi familia a la que están despojando, pero también a otras, por lo poquito que queda de tierras. Quien está demandando ahora es el pueblo a través de su gobierno indígena. Queremos reiniciar el sistema de explotación colectiva, y rescatar el derecho colectivo, porque ellos tratan de golpear a personas. Y no nos vamos a dejar”

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