DESFRAGMENTACIONES QUE ILUSTRAN ESTE NÚMERO

Con acuarela y tinta china sobre papel, el joven artista Uriel Cruz Roque (1996, San Martín Tilcajete, Ocotlán de Morelos, Oaxaca), así describe su trabajo: “He de plasmar el hematoma que produce la segregación social sobre las vidas de muchas personas, una mancha invisible para el resto de las personas que transitan por la vida sin percatarse que nuestra cotidianidad y modo de vida estandarizado ha producido, a manera de desecho, seres humanos que decaen en la depresión, la pobreza o la locura. Retomo de los escombros que dejan los estereotipos y la segregación a los seres humanos marginados y los traslado como si sus lenguas sedientas de gritos oprimidos mojaran de tinta las cerdas del pincel, para darle forma a ese ser que sufre y se paraliza ante un mundo que lo rechaza”. Basado “en los casos más severos de segregación social: las enfermedades mentales y la inteligencia”, Cruz Roque busca comprender “lo que somos para la realidad y para los demás”, vinculando “la imagen que se desfragmenta del cuerpo o el ente que nos representa”.

Las fotografías del ciclo ceremonial de Tepoztlán, Morelos, se deben a la constancia de Daniela Garrido Méndez y Elir Negri Lavín, dentro del libro Tepoztlán, la tradición que nos queda (ver la página 15 de este número), el cual busca apoyar la preservación y el rescate de la vida cultural tepozteca, parte fundamental de su identidad y organización, así como del cuidado y defensa de su territorio.