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NIÑOS ESCRIBEN PARA NIÑOS

Mikel Ruiz

Antia Molina
Te ste’tikal o’ntonal/En un bosque de corazones.
San Cristóbal de Las Casas, 2018.


¿Se puede hablar de literatura infantil en tsotsil? En Chiapas vale la pena comentar algunos de los esfuerzos que se están realizando para producir materiales dirigidos a estos pequeños lectores.

El año pasado, en San Cristóbal de Las Casas, apareció el libro colectivo Ts’unun. Los sueños del colibrí, poemario en cuatro lenguas del estado: ch’ol, tsotsil, tseltal y zoque. En esta obra publican Canario de la Cruz, Mikel Ruiz, Antonio Guzmán y Lyz Sáenz, respectivamente. Aparte de los poemas, las ilustraciones que acompañan cada sección hacen que el libro se lea de manera atractiva y lúdica.

En Ts’unun. Los sueños del colibrí se desarrollan cuatro temas: agua, fuego, aire y tierra. Cabe mencionar que este libro es resultado de un proyecto que lleva el mismo nombre y que ha tenido como objetivo llegar a manos de los niños hablantes de estas cuatro lenguas mediante talleres de lectura y escritura, facilitados por los propios autores, usando como material didáctico la obra producida.

Un trabajo que se viene a sumar a estos esfuerzos es Te ste’tikal o’ntonal/En un bosque de corazones (2018), de Antia Molina. Lo primero que debe reconocerse de cuento infantil es que está escrito por una niña de seis años, quien nos muestra su capacidad de imaginación para crear un mundo en donde el corazón es la esencia de los seres vivos y la naturaleza. Tan sencilla y compleja puede ser la trama en esta historia en donde las hormigas tienen que enfrentarse a una avispa para salvaguardar la especie y la cadena de funciones que estos bichos tienen en el ecosistema.

Antia Molina nos coloca en un mundo que, ante la amenaza de un supuesto enemigo, la hormiga reina, en vez de atacar, prefiere ponerse a cantar. Esta es una de las características interesantes que propone la joven autora, negar y modificar los comportamientos de algunos bichos comúnmente aceptados por los adultos como peligrosos.

La mayor parte de las actividades de un adulto suceden sin cuestionarse, sin darse el tiempo de ser y estar envuelto en otra forma de concebir la vida. Este es quizá uno de los mayores retos que enfrentan quienes se adentran en el mundo de la literatura infantil, es decir, esta forma de imaginación y de percepción del mundo de los niños es donde radica la complejidad para un adulto con la mente instrumentalizada, controlada por la “razón” y la “madurez”.

La avispa, como podemos reaccionar los adultos ante ciertos conflictos, se hace la víctima y el victimario al mismo tiempo. Estando en su papel de antagónica, la avispa sale huyendo del bosque de corazones al divisar a la hormiga reina, dejándose llevar por los prejuicios al pensar que sería atacada por ella. Pero, como mencionaba arriba, en vez de idear una venganza o un ataque, la hormiga reina sale a ofrecer su canto a todos los seres vivientes y sintientes, imagen que cambia el sentido inherente de la violencia en el mundo adulto por el de la ternura, el asombro.

En su narración, Antia Molina modifica el comportamiento de la hormiga y de la avispa, mostrándonos otras formas de vivir y de actuar. Esta es quizá una de las aportaciones de la obra, la forma en que los niños, en este caso Antia, urden y desenmarañan tramas, muchas veces invalidadas por los adultos, por no ser de la misma capacidad en que dimensionamos los problemas cotidianos.

Algo más que debe apreciarse de este material es la grata sorpresa, para los lectores en tsotsil, de que Antia Molina tiene como editora y traductora a Ruperta Bautista, quien también es su madre. En un bosque de corazones es una publicación de manera independiente, con la que Ruperta se enfoca en difundir materiales para un público que no se ha atendido como los niños hablantes del tsotsil. Con esta obra la poeta emprende un nuevo proyecto de difusión y promoción literaria para darle espacios a la imperiosa necesidad de fomentar la lectura y escritura desde la edad infantil.

Esta nueva faceta como editora, además de una gran poeta y narradora, la labor de Ruperta Bautista significará mucho para los nuevos y pequeños lectores.

Antia Molina, por su parte, inicia bien una de las actividades de imaginación más asombrosas, la escritura creativa. Seguramente, con la difusión de su libro, contagiará a otros y otras lectores de su edad para aventurarse en el mundo de la creación.

Queda esperar la buena recepción de este breve cuento por parte de los lectores destinatarios, los niños. Y serán ellos quienes le darán la mano a la autora.

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