HONDURAS: MIEDO Y RESISTENCIA
Coordinadora general del Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (Copinh), Bertha Zuniga Cáceres es una de las hijas de Berta Cáceres, luchadora social lenca asesinada el 2 de marzo del 2016 en la comunidad La Esperanza. Ojarasca la entrevistó en el marco del XIII Taller Internacional Sobre Paradigmas Emancipatorios “Rebeldías Y Revoluciones”, celebrado en La Habana, Cuba, en enero de 2019. La joven luchadora, que por méritos propios ocupa el lugar que dejó su madre, esboza un panorama de las problemáticas actuales de Honduras, la militarización, las luchas territoriales y las resistencias. Se refiere también a las causas del éxodo migrante y al juicio plagado de irregularidades que se sigue en su país sobre el asesinato de su madre.
La migración masiva de hondureños “es un grito de desesperación”: Bertha Zuniga Cáceres
Honduras hoy. En mi país impera la consolidación de muchos poderes fácticos que continúan las políticas golpistas y que tienen que ver con la profundización del modelo económico sustentado en el extractivismo de los territorios, la apertura a empresas privadas nacionales y transnacionales y el contexto represivo y de violencia.
En nuestro país se creó un Consejo Nacional de Defensa y Seguridad que ha garantizado que todos los poderes del Estado estén alineados y concentrados bajo el mando de la figura presidencial de Juan Orlando Hernández. Bajo esa configuración él se ha mantenido en el poder por un periodo más, aun cuando uno de los artículos pétreos de nuestra Constitución prohíbe la reelección y enunciar la modificación de ese artículo. Esto ha llevado a que el pueblo hondureño no encuentre canales para las demandas populares.
Así están los tres poderes del Estado: el presidente, el Congreso Nacional, que es muy fuerte con toda la política de saqueo y extractivismo, y las instituciones de justicia.
Militarización y violencia. La militarización se manifiesta en que van creciendo los efectivos militares y policiales en todo el país. Honduras recibe un montón de ayuda económica para los supuestos programas de seguridad nacional, aunque el narcotráfico y la utilización de los territorios para ese fin siguen creciendo y siguen impunes.
Se están creando programas supuestamente educativos en las escuelas, donde se enseña con el programa Guardianes de la Patria con el fin de que los niños y niñas asocien el tema militar con algo bueno, que materializa los valores.
La militarización se expresa en todos los niveles de la vida con la violencia. Tienen el control de los barrios y de los territorios. Hay muchas mujeres asesinadas, y también muchos jóvenes de entre 18 y 35 años.
Políticas conservadoras. Hay también toda una implementación de políticas conservadoras. Hay un movimiento de marea verde (en pro de la legalización del aborto) donde la presencia de la juventud es fuerte, pero ni soñar, nos sentimos a mil años luz del tema de las tres causales por las que se lucha para que se legalice el aborto e incluso estamos lejos de las pastillas anticonceptivas de emergencia. Crecen los ejércitos, crecen las iglesias conservadoras y crece la violencia.
Éxodo hondureño, un grito de desesperación. El éxodo se da justo por el gran empobrecimiento, la violencia, el miedo. A pesar de que somos un país luchador que ha tenido momentos álgidos que han movilizado, no encontramos un canal para que una de nuestras demandas logre fructificar. La gente manifestó sus inconformidades en las urnas, se hizo un fraude electoral, salieron a protestar y los encarcelaron. Hay un miedo terrible, hay una desesperanza. No se cree en que se pueda encontrar una salida fácilmente y así es, no hay una salida fácil. Hay muchos problemas de tierra, de territorios, de gente despojada, no sólo en las comunidades rurales sino también en las ciudades; territorios controlados por los maras y el crimen organizado. Además de todos estos fenómenos hay pocas oportunidades de empleo, y la gente tiene familia, un tío, un primo que está fuera y que les dice que se vayan para Estados Unidos. De nuestro país salen de 150 a 300 personas al día normalmente, y con las caravanas migrantes las personas han encontrado una manera de organizarse y de enfrentar juntos el recorrido que, en su imaginario, es un poco más seguro. Es un grito de desesperación.
El Copinh y la defensa de los derechos territoriales. El Copinh ha dado una lucha territorial desde el golpe de Estado y se ha posicionado frente a la agudización del tema extractivista; ha denunciado las concesiones ilegales que violentan los derechos de los pueblos y también está dando una lucha en los territorios ante el marco jurídico que legaliza el extractivismo, la criminalización y la persecución. Ante esto no queda de otra más que el ejercicio legítimo del derecho de defensa de los territorios.
Ahora mismo, en medio del escándalo que produjo el asesinato de mi mami, se planteó que en Honduras hay una gran inestabilidad jurídica para las inversiones. El empresariado hondureño e internacional que invierte está muy preocupado porque el asesinato evidenció la forma de operar de estas empresas. Y hoy quieren hacer algo para estabilizar sus inversiones, hacer más leyes e incluso una ley de consulta, aunque no se consulte a los pueblos.
La defensa del territorio y de los bienes comunes y la naturaleza es lo que más problemas trae al gobierno y no ha encontrado cómo controlarlo. Las comunidades han dicho que van a seguir defendiendo sus territorios a pesar del miedo, porque ahí está su vida, y no hay otra opción.
La resistencia. A pesar de la situación desalentadora y de la desarticulación de lo que en algún momento fue la lucha contra el golpe de Estado, hoy hay muchas comunidades en el país que luchan contra la minería, contra las zonas especiales de desarrollo económico y contra las hidroeléctricas. Nos ha tocado un poco introvertirnos en nuestra lucha para ganar fuerza, pues nos han golpeado muy fuerte.
Irregularidades en el juicio por el asesinato de Berta Cáceres. Estamos próximos a cumplir el tercer año de la siembra de mi mami, y en la búsqueda de justicia hemos logrado cerrar con un primer proceso judicial que condenó a siete autores materiales intermedios del crimen, todo en medio de muchísimas irregularidades por parte de las instituciones de injusticia de nuestro país.
Esta condena, sin duda una victoria de las organizaciones sociales y de todas las personas que han demandado la justicia, no cierra la lucha por la verdad, por la justicia y por la memoria de Berta Cáceres, ya que los máximos responsables vinculados tanto a la empresa (DESA), como al ejército y al gobierno de Honduras no están siendo juzgados en este proceso.
Hemos abierto otra etapa de lucha para demandar justicia integral y real para su caso. Tenemos abierto un proceso contra David Castillo, presidente de la empresa DESA, uno de los autores intelectuales.
No habrá justicia hasta que el río Gualcarque, que es por el que ha luchado el Copinh, las comunidades de Río Blanco y mi mami, esté libre de la concesión que actualmente se sostiene por 50 años. Este es otro de los casos que tenemos pendientes de manera judicial, ya que nos hemos amparado ante la decisión de que esa concesión continúe en manos de la empresa asesina.