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DONDE LA TIERRA QUE ARDE (*) / 268

ANTONIO GARCÍA DE LEÓN

–Si tan sólo hubiese agua entre la roca, pensó…  Pues ahora, de repente, se halló nuevamente solo en ese lugar donde  se levantaba esa montaña muerta con fauces de dientes puntiagudos, de  colmillos que asoman por sus cuevas y socavones, esa montaña rodeada  de piedras y que no cesa de bramar. Aquí no puede uno acostarse, ni sentarse,  ni estar de pie: todo está rodeado de piedras amenazantes que rumoran y  se desplazan, de cardos y de ramas secas, de pastizales quemados…

Creo que mis mayores me han abandonado, .Y ahora como enderezare las  torceduras del alma?, .Como recuperare la mision a la que estoy destinado? Ni siquiera hay silencio en las montañas, sino un trueno continuo que no  deja de crecer, en un paraje sin lluvia, estéril y seco. Ni siquiera hay soledad en  estas montañas, sino hostiles rostros rojos de los seres del bosque que observan  desde lejos al peregrino con muecas de desprecio…

Un manantial aparece poco más allá, para beber un poco de agua. Es más  bien un charco entre la roca que no emite ningún sonido y cuyos líquidos  apenas logran mojar los labios, pues son como vapores. Y aunque parece un  paisaje antes de la lluvia, ninguna cigarra la convoca. Ni el canto de la yerba  seca se oye al caminar, sino solamente el oscuro sonido del agua que corre  sobre la roca.

Es el Lugar de la tierra que arde, donde el tordo solitario canta entre los  pinos, llamando al agua, pero aquí no parece haber agua…

(*) Donde la tierra que fue azul clara, donde la tierra ardiente.  Texohtālpan / Taxōtālpan (Cān Taxōtālpan) entre los nahuas del sur  de Veracruz es un tiempo/ lugar mítico, “caliente” y en extremo  seco, asociado al Viejo Viento del Sur (Tōnalehēgat Tzitzimihuēhueh),  el que, desde el Pacífico y a través del Istmo de Tehuantepec, lleva  los vientos cálidos y arenosos al sur de Veracruz, provocando las  “suradas”. El viejo, que es compañero de la diabólica Vieja Viento  Norte (Cecēquehēgat Tzitzimilamah) —Chichiman la llaman los popolucas—,  porta una espada que tiene grabada en la punta un alacrán  negro. Coloquialmente, en esa región, xōtālpan es un “lugar  iluminado en un medio oscuro”.

Un lugar ancestral muy parecido, llamado Tlaxotlan, “donde  arde la tierra”, es mencionado en el Canto Uno al dios de la guerra  mexica, Huitzilopochtli, “colibrí zurdo”, en el siglo XVI (Garibay,  Veinte himnos sacros de los nahuas, 1958, pág. 37) y parece referirse  a lo mismo.

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