EL PESO HISTÓRICO DEL DISENSO — ojarasca Ojarasca
Usted está aquí: Inicio / Artículo / EL PESO HISTÓRICO DEL DISENSO

EL PESO HISTÓRICO DEL DISENSO

Carlos Manzo

Una mujer indígena del CNI, que hable su lengua y pueda registrarse de acuerdo a la legalidad electoral como candidata independiente para contender en la elección presidencial del 2018: en un primer momento la propuesta extrañó a la mayoría de los más de 300 delegados asistentes a la primera etapa de la quinta sesión del CNI. La magnitud y el impacto mediático de “la propuesta”, como se le conoce desde entonces, rompía la inercia asamblearia que arroja un rosario de denuncias y quejas sobre la aguda represión en las regiones indígenas para la imposición de megaproyectos.

Relativamente convencida de que la propuesta representaría una ofensiva contra el Estado neoliberal, la plenaria del 9 y 10 de octubre la analizó y discutió, y la enriqueció sugiriendo la creación de un Concejo Indígena de Gobierno que a nivel nacional defina, acompañe e impulse la campaña que la candidata realice por todos los medios posibles en el país y más allá de nuestras fronteras. Así, el principal acuerdo de la primera etapa del quinto CNI fue llevar la propuesta a consulta en cada uno de sus pueblos, tribus, comunidades, organizaciones y barrios de los delegados asistentes.

Como se evidenció a finales de diciembre, la consulta rebasó las expectativas en algunas regiones de los más de 500 delegados acreditados para participar en la segunda etapa del CNI, como son la sierra chontal oaxaqueña, las montañas de Chiapas y el pueblo nayeri en Nayarit. En otras regiones la narcoviolencia, aunada a la fractura sociopolítica por la presencia de los partidos y la vastedad de sus territorios, imposibilitó llevar la información a las asambleas de los pueblos organizados que participan en el espacio de diálogo que les significa el CNI. Fue el caso de algunas zonas de Oaxaca, la cuenca del Papaloapan, Sonora, Jalisco, Chihuahua y Michoacán. No obstante, el hecho de contar con resultados concretos de la consulta realizada en cerca de 500 comunidades, más de 300 con actas de asamblea, con respuestas mayoritariamente favorables a la propuesta, motivó a la plenaria a definir en mesas de trabajo las particularidades para integrar un Concejo Indígena de Gobierno que, por acuerdo de la plenaria, será instalado en la asamblea del CNI que se realizará exprofeso el 27 de mayo en San Cristóbal de Las Casas.

El consenso del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) y sus bases de apoyo expresó su compromiso de apoyar los acuerdos que alcance la quinta sesión del CNI; es decir, la integración del Concejo Indígena de Gobierno a nivel nacional y la definición de la candidata para 2018.  La importancia de este acuerdo nacional de los pueblos, comunidades, organizaciones, tribus y barrios del CNI, en un primer momento con el propio EZLN y sus bases de apoyo y, en un segundo momento, con otros actores de la sociedad civil y otros actores políticos, nos remite al planteamiento que en el mismo sentido había enunciado el EZLN en la Sexta Declaración de la Selva Lacandona, signada por el CNI en Atlapulco en mayo de 2006: “Hemos llegado a un punto en que no podemos ir más allá y, además, es posible que perdamos todo lo que tenemos si nos quedamos como estamos y no hacemos nada más para avanzar. O sea que llegó la hora de arriesgarse otra vez y dar un paso peligroso pero que vale la pena. Porque tal vez unidos con otros sectores sociales que tienen las mismas carencias que nosotros, será posible conseguir lo que necesitamos y merecemos. Un nuevo paso adelante en la lucha indígena solo es posible si el indígena se junta con obreros, campesinos, estudiantes, maestros, empleados… o sea los trabajadores de la ciudad y el campo”. Este argumento reaparece en la nueva estrategia para 2018.

El “paso peligroso” que “vale la pena” lo camina de por sí el CNI al construir autonomías en terreno minado; lamentablemente en nuestro propio suelo, en nuestras comunidades, en ese camino vamos dejando vidas. Otras más son y seguirán siendo los cientos de desaparecidos y desaparecidas que seguimos buscando, exigiendo su presentación. Además, decenas de presos políticos y de consciencia que no callan y esperamos pronto sean liberados. Es aquí donde pareciera contradictoria la estrategia. En la Sexta Declaración se hablaba de “ir más lejos de los calendarios electorales”, caracterizando la estrategia: “Es como una campaña, pero muy otra porque no es electoral.” Hace diez años se decía: “Vamos con otra política por un programa de izquierda y por una nueva Constitución”. Ahora, como se dijo en Oventik el primero de enero, “vamos por todo”, aunque irrumpiendo en el calendario electoral de los de arriba para detonar de un campanazo la consciencia histórica del país para la construcción del nuevo escenario.

Este “paso peligroso” cuando aún no amanece, en el terreno enemigo se vuelve doblemente riesgoso ya que son pocos quienes de noche saben andar. En estas mismas páginas, Carlos González García escribió en junio de 2012: “En los próximos comicios federales hay que agregar como agravantes esenciales la pobreza, el desempleo y el despojo de lustros: la simbiosis entre instituciones políticas y cárteles, la fusión entre políticos, empresarios y criminales como consecuencia de la fragmentación mafiosa del Estado (‘Los pueblos indígenas ante las elecciones’, Ojarasca 182). Esta apreciación cobra tremenda vigencia en nuestros días, cuando una suerte de narco-paramilitarización de Estado se hace presente en las regiones donde hay resistencia contra megaproyectos mineros, eólicos, petroleros y otros. Constructoras, desarrolladores y contratistas solapados o promovidos por los gobiernos estatales con la abierta participación de cárteles tienen recursos para comprar elecciones. Carlos González sentenciaba: “El restrictivo marco constitucional y el carácter funcional de la clase política y las instituciones electorales a los intereses del capitalismo neoliberal, hacen imposible que los pueblos originarios puedan integrarse como tales, como naciones plenas y en igualdad de condiciones, al Estado nacional”. El importante sector del movimiento indígena representado por el CNI y el EZLN no pretende su integración al Estado al participar en la coyuntura electoral. A pesar del disenso que la propuesta represente para el ala anarquista, permite entrever la posibilidad de un Estado otro que, desde abajo, vaya más allá del horizonte neoliberal.

 

comentarios de blog provistos por Disqus