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CALENDA POR LA VIDA Y LA MILPA

Diego Saydel, Evangelina Robles y José Godoy

• ÉSA ES LA RELACIÓN DE LA ESPIRITUALIDAD CON LA SIEMBRA. NOS RELACIONAMOS CON EL TERRITORIO Y LA COMUNIDAD A TRAVÉS DE CEREMONIAS, PEREGRINACIONES Y FIESTAS, EXPRESÓ UN EJIDATARIO DE SAN ISIDRO DEL SUR


Guelatao, Oaxaca

En los tiempos de nuestros primeros abuelos, una fuerte sequía atravesó a las comunidades mixes. Don Juan tuvo que abandonar a su familia para buscar trabajo. En el camino se encontró con “El Señor Trueno”, quien le ofreció trabajo y lo sumergió a las montañas; al llegar al lugar donde vivía, todo era diferente, todo era de piedra. En su primer día de trabajo, el trueno le dijo:

–Lleva a mis animales a comer a esta milpa (eran jabalíes y tigres), dejas que coman todo, el frijol, el maíz y lo que encuentren.

Don Juan con asombro le respondió:

–Pero le vamos a causar daño a la milpa de alguien.

El trueno le compartió:

–No te preocupes, esa familia al sembrar su milpa no pidió permiso a la tierra y tampoco ofrendaron nada.

Después de varias semanas de trabajo, el trueno le pagó al señor Juan con tres mazorcas de maíz, el blanco, el amarillo y el pinto.

 

Para las comunidades originarias el maíz es símbolo de vida, forma parte de lo que somos y seremos, en algunos lados la visten y bailan con ella, porque primero es niña y luego se convierte en nuestra madre. Es sagrada.

El pasado 29 y 30 de septiembre en la comunidad de Guelatao de Juárez, allá en la Sierra Norte de Oaxaca, se reunieron zapotecas, mayas, mixtecos, mixes, masapijni, ñühüs, chontales, wixarika, coca, nahuas, comunidades campesinas y colectivos de Jalisco, Campeche, Yucatán, Quintana Roo, Guanajuato, Tlaxcala, Chiapas y Veracruz para el Encuentro Nacional del Maíz y Espiritualidad Indígena, evento realizado por la Unión de Organizaciones de la Sierra Juárez, Oaxaca (UNOSJO), junto con el Espacio Estatal en Defensa del Maíz Nativo de Oaxaca y la Red en Defensa del Maíz, con la finalidad de fortalecer la relación de nuestros pueblos con el maíz nativo, y para seguirla defendiendo de las amenazas del maíz transgénico.

El evento inició con la realización de un ritual en un caracol o gran espiral. Los presentes pasaron a dejar sus ofrendas y mazorcas, sabios y sabias pasaron el copal a los presentes.

Gabriela Linares de la UNOSJO compartió que desde el año 2001 en la Sierra Juárez se ha identificado contaminación de maíz transgénico, y que son las comunidades quienes se han organizado para sanar y defender el maíz nativo, que tiene en México su centro de origen y diversidad del maíz, con unas 60 razas y miles de variedades.

El día 30 de septiembre se celebró una calenda por la vida, calenda por el maíz. Fue un recorrido por las calles principales de Guelatao, donde los niños y las niñas bailaron y tocaron sones y jarabes con cestos en la cabeza, donde estaba la mazorca de maíz, y de esa forma nuestro maíz nativo bailó con la esperanza de seguir siendo pueblos.

Después de la calenda, nos concentramos en la galera de la comunidad para la feria de productos orgánicos y artesanales que las comunidades llevaron y para escuchar las palabras de los asistentes.

Raúl de la Cruz, del ejido San Isidro del Sur de Jalisco, concluyó que escuchando la relación de los pueblos originarios con el maíz queda claro que necesitamos una relación más integral con la milpa, reconociendo los periodos de fenómenos meteorológicos, las etapas del crecimiento de la milpa, y que las semillas son la base de la reproducción de la vida. “Ésa es la relación de la espiritualidad con la siembra. Nos relacionamos con el territorio y la comunidad a través de ceremonias, peregrinaciones y fiestas”.

Álvaro Salgado, de Cenami, expuso que los pueblos tienen capacidad para reconocer la situación de su semilla, en este caso, de su maíz y las plantas de la milpa. “La mayor parte de los pueblos que participan en la Red están cuidando su semilla con más intensidad y sentido a partir de reconocer que en México estamos amenazados, con aval del gobierno, por las semillas transgénicas”.


Los compañeros de la Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad expusieron en varias entrevistas para las radios comunitarias que preparan un informe en castellano basado en la reciente publicación de su estudio que demuestra la alta presencia de trazas transgénicas en los alimentos procesados, incluidas las tortillas de maíz industrial, y cómo por el contrario “alimentos de origen comunitario o campesino resultaron prácticamente nulos de contaminación transgénica o de glifosato”.

Doña Helinda, partera tradicional oaxaqueña, expuso que el ataque a la partería y a las semillas era muy parecido. “Las parteras están desapareciendo porque son perseguidas, criminalizadas y desprestigiadas”, mientras las semillas nativas luchan junto con los pueblos para seguir vivas y alimentando a la humanidad. “Las madres son como la tierra y los niños como las semillas, tenemos que cuidarlos para poder seguir reproduciendo la vida, sembrando sus ombligos en el territorio como arraigo a la comunidad donde nacieron”.

Entre sones y jarabes nos fuimos despidiendo con la esperanza de seguir tejiendo alianzas para sanar y defender nuestro maíz nativo, y por supuesto, de reencontrarnos.

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