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DESPOJOS, AL PASO DEL GASODUCTO LA RESISTENCIA COMUNITARIA EN PUEBLA E HIDALGO

Entrevistas: Gloria Muñoz Ramírez Fotos: Luis Jorge Gallegos

Pahuatlán, Puebla.

Debajo de casas, milpas y centros sagrados del territorio nahua, ñuhú, totonakú y masapigní de  los estados de Puebla e Hidalgo, continúa la amenaza de introducir un gasoducto de 263 kilómetros, que tendría la capacidad de transportar 900 millones de pies cúbicos de gas diarios, lo que pone en peligro las aguas de ríos y manantiales, la vida comunitaria, el tejido social y la existencia misma de estas culturas.

Un coro de voces de los pueblos afectados tejen para Ojarasca el relato del despojo de empresas y gobiernos, frente a la organización y decisión comunitaria de no permitirlo.

Soy de la comunidad de Zoyatla y parte del Consejo Regional de Pueblos Originarios en Defensa del Territorio Puebla-Hidalgo. Este consejo surgió hace dos años por la necesidad de defender el territorio en contra del proyecto del gasoducto Tuxpan-Tula. Nos hemos organizado para resistir y no permitir el paso del gasoducto. La función del consejo es la parte organizativa, coordinamos a todas las partes afectadas y también la organización de la parte jurídica: María de Lourdes Hernández.

Yo soy de Montellano. El gasoducto va de Tuxpan, Veracruz a Tula de Allende, Hidalgo. La tubería tiene un diámetro de 36 pulgadas y una longitud de 263 kilómetros. Atraviesa 459 comunidades de cuatro estados: Veracruz, Puebla, Hidalgo y el Estado de México. Las empresas involucradas son TransCanadá, que ganó la licitación para operar, y Bonatti, que es la constructora de dicho gasoducto: Santos Vargas.

L

os municipios y comunidades que están en contra del gasoducto son, de Tlacuilotepec: Cuatepec y Plan de Ayala; de Pahuatlán están Zoyatla, Montellano, Acahuitla y San Pablito; de Chila de Hidalgo son San Antonio El Grande y San Nicolás. Todos estamos en resistencia. Yo soy de Zoyatla: Dioniso Rivera Castillo.

Nuestro interés en esta lucha es que no afecte la fauna, la flora, los cerros sagrados, nuestras culturas y agriculturas, nuestras religiones y costumbres, nuestro ganado, animales silvestres, ríos, lagos y manantiales, porque son los que nos sustentan a todas las comunidades: Zenón Vargas.

También estamos dando la lucha jurídica y es diferente el proceso en cada comunidad. Se tienen ahorita cuatro amparos. Uno de la comunidad de Chila de Juárez, Puebla, donde no se logró obtener una suspensión definitiva y no hay todavía una resolución del juez ni una sentencia, debido a que el juez tiene un peritaje pendiente desde el año pasado. En la comunidad otomí de San Pablito sí se logró obtener la suspensión definitiva para la evaluación de impacto social, manifiesto de impacto ambiental y construcción y operación del gasoducto, pero desafortunadamente la Secretaría de Energía está peleando estas suspensiones para que pueda ingresar la empresa y terminar el gasoducto.

En la comunidad totonaca de Cuatepec, Tlacuilotepec, también hay amparo. En esta comunidad se logró la suspensión definitiva, pero también la Secretaría de Energía peleó esta suspensión, pero el colegiado la ratificó y por lo tanto no puede entrar la empresa.

En Acahuitla, Zoyatla, Montellano y San Nicolás nos negaron la suspensión, pero ahí se impugnó en el Colegiado: Oliveria Montes Lazcano.

Hablando de las mitigaciones que propone la empresa en cuanto al impacto ambiental, son muy vagas. Sobre el cruce de los arroyos y ríos dice que construirán puentes de madera y que tratarán de que el agua no cambie de curso, no se revuelva y no se enturbie, pero no dicen cómo lo van a hacer. Para que no se dañen los cerros dicen que van cuidar la capa fértil y la infértil, y que cuando terminen de enterrar el tubo van a poner primero la tierra que no sirve y después la fértil, y sembrarían las plantas tal y como estaban.

Con respecto al impacto social habrá desplazamiento de varias comunidades ya que el gasoducto pasaría por debajo de varias casas o a escasos metros de viviendas y escuelas. También hay riesgos en la cuestión del aumento del narcotráfico y el consumo de drogas, el alcoholismo y la prostitución, porque la empresa les proporciona este tipo de cosas a sus trabajadores para que puedan rendir en el trabajo y puedan aventurarse a las montañas a hacer las excavaciones. Ellos mismos reconocen que en sus cinco sentidos no lo harían, pero la empresa no especifica qué medidas se tomarán en cada uno de los casos. De hecho la tranquilidad social con la que se vivía ya se está rompiendo: Diódoro Cruz Hidalgo.

En cuanto al papel que han jugado las autoridades en este caso, los presidentes municipales, juntas auxiliares y jueces de paz han sido cómplices y operadores de la empresa, pues desde que se inició la obra ellos negaron saber nada; y después, cuando las comunidades se terminaron de organizar, aceptaron que el proyecto no venía solo, sino que venían tres o cuatro proyectos más atrás, y lo que nos sugerían es que nos calmáramos y que no siguiéramos alborotando a las demás comunidades, que mejor dejáramos avanzar las obras y les diéramos el paso. La única autoridad que ha estado en esta defensa es el presidente auxiliar de San Pablito: Hortensia Reyes Valdivia.

Han amenazado al Consejo diciendo que nos van a desaparecer, que nos van a encarcelar, que pongamos de nuestra parte para que nos den las obras, que porque si seguimos resistiendo nos van a quitar los apoyos del gobierno.

La Secretaría de Energía trae policías vestidos de civiles y con armas largas, también viene la policía estatal. Nos dicen que este proyecto va a pasar porque va a pasar, hagamos lo que hagamos. En el Consejo estamos dispuestos a llegar lo más lejos que se pueda. Antes éramos unos cuantos, pero ahora somos pueblos completos y ya nos sentimos más respaldados. Si no nos pudieron tumbar antes, ahorita menos. Yo soy de la comunidad de Zoyatla: Jeremías Castillo Santiago.

 

Mero al principio el ingeniero de la empresa y su comitiva anduvieron por acá, pero a nadie le decían nada. Andaban echando ojo, salían, se paraban en la lomita, pero nosotros no sabíamos nada. Les gustó aquí y vinieron muchas veces. Venían unas avionetas y se daban la vuelta, pasaban por acá, y luego ya un ingeniero vino y le dijo a mi señora que iban a meter esa tubería. Le dijeron que ya tenían el trazo y ese trazo pasaba por mi casa. Ella le dijo que a dónde nos íbamos a ir, y ellos dijeron que lo verían más enseguidita. ¿Cómo creen que van a tirar mi casa? ¿Yo a dónde me voy a ir? Yo aquí nací, de aquí soy, no tengo a dónde irme, ya estoy viejo, no hay más que aquí, le dije. Le dije que mi casa no la iban a tirar.

Yo pienso que esa obra no nos conviene. De aquí de esta loma son varios pueblos que toman agua, y qué va a pasar con tanta familia que tiene que estar tomando agua, una vez que se contamine y se eche a perder. ¿Cómo le vamos a hacer? Siguen por ahí queriendo que se les dé permiso, pero la organización ya no deja, no lo admitimos, si no ya estuvieran trabajando: Odilón Castillo Galindo.

Afrenté la primerita vez que vinieron a decirme sin más ni más que si les daba permiso para pasar a sacar fotos y medir y no sé qué tanto. Ingenuamente les dije que sí y pasaron atrás de la casa, abajo, pero nunca me dieron una explicación de por qué querían pasar. Sólo dijeron que era para poner un tubo que ayudara a pasar la gasolina, que no me preocupara, que no pasaba nada. Se fueron allá abajo porque hay ciénaga y uno se hunde mucho, y la anduvieron viendo.

Ahora no nos dejamos, entre varios no pesa el muerto. A los chamacos les dije que vamos a agarrar un machete y nos vamos. Si guerra buscan, guerra van a encontrar porque no nos vamos a quedar de brazos cruzados: Felipa Vargas Álvarez.

La palabra de Chila de Juárez

Nosotros nos enteramos por medio de unos vecinos. El helicóptero venía tomando medidas, fotos aéreas. Empezamos a correr la voz y todo el mundo se puso de acuerdo.

Nos dijeron que venía una empresa canadiense a pasar su gasoducto de Tuxpan a Tula y que nuestras autoridades habían firmado un acuerdo para dar el permiso de que pasaran. Los pueblos no estábamos enterados, sino al empezar a investigar nos dimos cuenta de que nuestras autoridades acababan de firmar esos acuerdos con la empresa en parte canadiense y en parte transportadora de gas natural La Huasteca.

Nosotros ya investigamos. Este pueblo de Chila de Juárez es el que tiene más agua de toda la región. Ellos quieren aprovechar el agua para hacer las pruebas del tubo para ver si no hay fugas, pero al hacer esas pruebas contaminan el agua. No nos pidieron permiso, pero no nos han hecho ninguna consulta. No nos informaron. Aquí somos propietarios, pero somos pequeños propietarios.

Aquí tenemos los armadillos, las serpientes, un puma, árboles, plantas medicinales, muchísimas cosas que mostrarle al mundo, pero nos tenían olvidados y ahora se acordaron de nosotros para acabar con la naturaleza. Tenemos oro verde, agua.

El presidente auxiliar promociona viajes todo pagado a donde sale el gasoducto, pero la empresa es la que los lleva en combis. Muchas ocasiones no los llevan a ver la tubería real, sino que los llevan nada más a comer y a beber, a que firmen documentos.

Ellos hablan de que según se van a rentar las tierras por 25 años, pero en 25 años se la van a acabar. Cuando nos empezamos a reunir, lo convocó el consejo autónomo indígena de Chila, que existe desde hace mucho. El consejo está antes que él, y él sin embargo está haciendo lo que quiere. Acarrea a la gente y dice que no está de parte de los de la empresa. Nosotros mandamos como consejo, no él. El consejo nos convocó para que empezáramos a defendernos

Me parece que fue en septiembre que hicimos la reunión en la comunidad para informar sobre el proyecto y a decirles las ventajas y desventajas. Vinimos como comité de lucha contra el gasoducto, que después se nombró Consejo Regional de Pueblos Originarios en Defensa del Territorio de Puebla e Hidalgo.

Ahora resulta que los pueblos tenemos que demostrar que somos indígenas. Quisimos reunirnos para que vieran que somos más los que no queremos el gasoducto, porque el presidente nunca informa y sólo tiene sus convenios con el de arriba. Nunca nos pregunta nada, hace sus cosas él solito. Él vende, tiene su puesto, come lo mismo que nosotros, habla nuestra lengua, no sabemos por qué no está de nuestro lado. Siempre hay gente ambiciosa.

 

 

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