FESTIVAL DE LA PALABRA, UN MEMORIAL DE RESISTENCIAS
Un río de testimonios que brota de montañas, selvas y valles del país celebró el 30 aniversario del Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de Las Casas (Frayba) y el décimo de la organización Voces Mesoamericanas con el Festival de la Palabra: "Por la vida y memoria de nuestros pueblos", el 27 y 28 de marzo. Se presentaron seis mesas de análisis y denuncia con un centenar de participantes de 28 organizaciones civiles e invitados. Hubo exposiciones pictóricas y fotografícas, música y teatro.
El enfoque de trabajo de Voces Mesoamericanas, destaca el seguimiento a las comunidades migrantes de los Altos de Chiapas; Rufina Pérez y Aurelio Pérez Paciencia, tsotsil de Chalchihuitán, recordaron el desplazamiento forzoso de cinco mil 217 personas desde 2017: “Donde vivimos siguen los disparos y no podemos entrar a trabajar en nuestro propio territorio”. Señalaron que viven como desplazados internos buscando la justicia y la solución del conflicto.
Antonio Vázquez de La Sociedad Civil Las Abejas de Acteal, rememoró la complicidad del gobierno de Ernesto Zedillo en la formación de grupos paramilitares desde 1996 en Chenalhó, y la ocupación militar alrededor del campamento de desplazados de San Juan Diego Choyeb en el contexto de contrainsurgencia provocado por el Plan Chiapas 94.
Los testimonios sobre militarización y militarismo en el norte de Chiapas fueron constantes: la masacre de Viejo Velasco. Emilio Jimenez López, de la incansable Xinich, rememoró momentos de la lucha campesina e indígena de la década de 1990. Los representantes de La Grandeza, Altamirano, y el Aguaje, San Cristóbal, denunciaron la contrainsurgencia y sus consecuencias para la salud de sus niños.
Mario Luna de la tribu yaqui y concejal del Congreso Nacional Indígena (CNI) explicó la resistencia histórica a la invasión de sus territorios y los actuales proyectos que afectan el cauce natural del río Yaqui en Sonora para la formación del complejo industrial en Hermosillo. Los ausentes en el norte y sur del país irrumpieron en voz de Christian García Zapata y Claudia Irasema García de Fuerzas Unidas por Nuestros Desaparecidos en Coahuila y Nuevo León, quienes hablaron del “infierno” que representa la exhaustiva búsqueda de sus familiares, y también el positivo avance para un registro nacional de desaparecidos y un banco genético.
Fundado en 1989 con el apoyo del obispo Samuel Ruiz, el Frayba publicó hace unos días su informe Frente a la violencia, la espiral de luchas y resistencias, donde incluyó la historia de violencia y desplazamiento en el municipio de Aldama desde marzo de 2018. Irma Vázquez hizo también un resumen sobre el Plan Chiapas 94 y recordó la guerra de contrainsurgencia contra bases de apoyo del EZLN por grupos paramilitares diseñada desde la Secretaría de la Defensa Nacional.
Al final, las organizaciones firmaron el pronunciamiento en el que afirmaron que “la enseñanza de la colectividad comunitaria viene de nuestros abuelos que han generado una resistencia de largo aliento y rebeldía que viene de nuestro pueblo, de los de abajo y a la izquierda”. Se ratrificó que “la solidaridad es la luz que sintoniza nuestros corazones por la búsqueda de la justicia y liberación. Nuestra dignidad nos ha dado fuerza y valor, generado pensamiento nuevo, voz y palabra firme que denuncia, exige y construye”.
Con la adhesión del CNI, Las Abejas, el Consejo Parroquial de Simojovel, el Movimiento de la Resistencia Civil Candelaria de Campeche y el Centro de Derechos Humanos de los Pueblos del Sur de Veracruz Beti Cariño, el documento expresa: “Cuidamos la tierra y el territorio, a la Madre Tierra, el espíritu de resistencia y rebeldía que habita en nuestras luchas, el no olvido de los crímenes que han cometido el mal gobierno de México y muchos países de nuestra región”. Otras adhesiones fueron de Comité Autónomo Chalchihuitle de Chalchihuitán, Redes de Resistencia y Rebeldia Ajmaq, Solidaridad Directa Suiza, el Comité de Familias Unidas de Junax Ko’tantik (Guatemala).
“De manera rebelde y digna cientos de miles de mujeres, hombres, niños y jóvenes cruzan estos territorios, son las personas migrantes quienes van construyendo nuevos mundos haciéndole ver al sistema que ellas y ellos son la fuerza y sin ellos nada… Estamos frente a la decadencia humana, la barbarie de este sistema capitalista que implacable y voraz va consumiendo la vida de los pueblos” concluye el documento. El encuentro representa un necesario balance y recordatorio sobre el infinito memorial de agravios y resistencias de largo aliento.