SÍ, PERO NO — ojarasca Ojarasca
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SÍ, PERO NO

XUN BETAN

Las primeras historias que tengo de mi pueblo han sido de sus luchas por defender sus tierras comunitarias, las que han recuperado y comprado desde la invasión realizada por los caciques del siglo XVII, hasta las reformas privatizadoras de los gobiernos del momento. Aún siendo esas tierras de nuestros ancestros, se le tuvo que pagar a la Real Audiencia de Guatemala para poder ocuparlas. “Se le pagó con tres jícaras de monedas de oro”, decía mi abuelo. Así, los primeros recuerdos que tengo de mi territorio tenían mucho que ver con Guatemala y con las luchas para conservar el territorio, trabajarlo y vivir en él.

Mi abuelo contaba cómo se organizaban ellos para denunciar y luchar contra las atrocidades de los gobiernos, las masacres, las desapariciones y el encarcelamiento de los líderes comuneros, desde los años 1950 hasta las que me ha tocado presenciar. La actitud de lucha y resistencia de las personas fue muy importante en la construcción de los liderazgos locales. En otros territorios y espacios de lucha, la influencia de personas externas a las comunidades ha propiciado la cooptación y jerarquización de los liderazgos, que muchas veces pierden el sentido comunal y se prioriza la construcción de esquemas de lucha desde las experiencias teóricas marxistas, maoístas y otras corrientes teóricas que tratan de entender las luchas obreras y campesinas, y no de las formas de luchar y de organizarse los pueblos originarios en el Abya Yala.

Entre los académicos sociales que mucho han estudiado a los pueblos originarios, con frecuencia se expresan de la misma manera que los políticos, en cuanto a que creen tener derechos sobre nosotros. Como sugiere la expresión “nuestros indígenas”, “nuestros” y tan “nuestros” que sólo expresan su profundo racismo, para mantenernos al margen de sus teorías y discursos académicos o políticos. Se busca con ello el “reconocimiento social o institucional” o simplemente se mira como un trofeo académico. Todo esto daña, en cierto caso, los procesos de lucha, organización y de vivir de las personas. Pero cuando las personas de los pueblos originarios crecen y se desarrollan por sí solas, no se les cree y se piensa que siempre hay alguien detrás de ellos. El caso de la actriz Yalitza Aparicio, donde se le busca la figura paternal y no su propio mérito como actriz, pone en evidencia esta situación. Recordemos también como en la entrega del bastón de mando a López Obrador en el Zócalo de manos de los pueblos originarios, estos últimos fueron duramente cuestionados o criticados por los mismos académicos, desaprobando esa actuación hasta el extremo de afirmar que fueron manipulados, como si ellos no pudieran pensar y reflexionar sobre sus actos.

De la misma forma, me ha tocado lidiar con el doble discurso de los “luchadores sociales” directores o coordinadores de proyectos que pocas veces se han preocupado por la inmersión social y comunitaria con las personas donde colaboran, mucho menos de aprender la lengua de las personas donde trabajan, y siempre prefieren sus propias estructuras ideológicas e intelectuales para crear los liderazgos “a modo”, donde prohíben el cuestionamiento y la crítica sobre sus privilegios o sus propuestas metodológicas o teóricas, porque quieren el control sobre nuestras formas de luchar, de vivir y nuestra forma de organización. Estas actitudes construyen nuevos paternalismo e infantilismo hacia las comunidades, alejándonos en los procesos organizativos.

Así, el doble discurso o actitudes de algunos miembros de ONGs, Asociaciones Civiles y organizaciones creadas por religiosos o religiosas, muchas veces no cumplen adecuadamente con la forma humana de su discurso, ya que algunos mantienen sueldos diferenciados para indios y mestizos. Además, persisten el mal trato, el control y la manipulación de las personas, más aún aprovechándose de los jóvenes que vienen de comunidades originarias, quienes para mantener sus puestos laborales trabajan sin horarios fijos, con sueldos muy bajos, donde también pasan hambre y sueño para mantenerse en la escuela o simplemente cuidar su trabajo.

Creo que estamos en un momento para hacer conciencia y poner fin a estas actitudes de gente que, desde el poder académico, político u en otros espacios siguen manejando discursos racistas o dobles discursos sobre pensamiento y formas de organización de los pueblos originarios. Así también, tenemos un gran reto las personas jóvenes que provenimos de los distintos pueblos originarios, que cada vez más nos vamos integrando en los distintos campos de la vida social, política, cultural, económica y educativa del país. En este momento de la historia es un reto también mantenerse con fuerza y con claridad en los procesos de cambio social y de ocupar esos espacios que eran exclusivos para una clase social privilegiada. Esto requiere una formación más amplia que debería de partir desde nuestro pensamiento filosófico originario, y su par, la formación académica.

Sí, sí hay que seguir forjando ay abriendo caminos para construir otras formas posibles de vida para nuestras comunidades y para mantener nuestro vínculo con el entorno natural frente a las políticas destructivas. Pero no, no hay derecho a secar nuestros sueños, nuestras alegrías, nuestra lengua, nuestro pensamiento, nuestro corazón por la mercantilización de la cultura, del pensamiento, de las tierras y de nuestras libertades. K’uk’un sk’an tojobtesel jkuxlejaltik yu’un lek ta stsak yip te jvayuchtike; xchi la yal te jmol tote…

 

¡ EL PATRÓN !

No señor, no, mi sombra me acompaña

vos que ni sombra tenés, no sabés del cansancio.

 

No sabés de la espalda ensangrentada

ni del dolor del vientre.

 

Mis sueños me han revelado el color de tus palabras

palabras que queman mi corazón y secan los sueños.

 

No señor, no, mi sombra me acompaña

vos que ni sombra tenés, no sabes del cansancio.

 

Vos el señor de los espejos

¿creés que necesito peinarme?

 

Sábelo,

los indios brillamos como la raíz

desparramados dentro del orden del universo.

 

No señor, no,

mis sueños acompañan

la dignidad de mi pueblo...

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Xun Betan, escritor y traductor tsotsil,

reside en San Cristóbal de Las Casas, Chiapas.

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