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TERRITORIOS ENVENENADOS

UN SALTO DE VIDA

TOXITOUR: UN RECORRIDO POR LAS ZONAS DE SACRIFICIO Y LOS PARAÍSOS INDUSTRIALES. EL CASO EJEMPLAR DE EL SALTO DE JUANACATLÁN

Del 3 al 11 de diciembre, medio centenar de personas de organizaciones sociales nacionales e internacionales, afectados ambientales de México y Ecuador, así como parlamentarios europeos y estadunidenses, realizaron una caminata por algunos de los pueblos a los que se les han impuesto los efectos más crudos e inhumanos del neoliberalismo. En este recorrido pudieron constatar con todos sus sentidos los padecimientos de quienes asumimos las externalidades de la economía y los daños colaterales de las estrategias de crecimiento; de quienes costeamos con nuestra salud la viabilidad de la producción industrial; de quienes morimos para hacer competitivo a México en el mercado internacional.

Uno de los objetivos principales de la caravana fue visibilizar lo que ha significado darle carta abierta al capital global. Hace falta hacer rendir cuentas al cúmulo de multinacionales que han causado los estragos documentados, vistos y sentidos por los miembros del Toxitour, y sufridos diariamente por los pobladores afectados. Los tratados de libre comercio con Estados Unidos y Europa han propiciado la creación de paraísos industriales en Jalisco, Guanajuato, Monterrey, Hidalgo, Veracruz, Tlaxcala, Puebla y otros estados, donde la regla es la simulación de la regulación ante el desdén por la preservación de la salud, el territorio y tranquilidad de la gente. Hablamos de verdaderos genocidios silenciosos y silenciados

Desde El Salto y Juanacatlán, en Jalisco, la primera parada del Toxitour, pueden quedar claros todos los efectos que propician los corredores industriales en un paraíso de desregulación. Como escribió el finado Ramón Fernández Durán, “El Salto es una muestra concreta local de la crisis ecológica mundial”.

Ake es la palabra con que el pueblo coca, la gente del agua, nombra al río. A nuestro Ake los colonizadores lo bautizaron como Santiago en honor a un santo al que le rezaron para que les permitiera cruzarlo. Los antiguos nahuas le llamaban con gran respeto Chignahuapan, porque su corriente tenía la potencia de nueve ríos nacidos desde el inframundo. Su cuerpo nos resguardó, nos dio el nacimiento y el alimento a los pueblos que vivimos en su ribera.

Han pasado cinco siglos desde la colonización, pero desde entonces, nos han arrebatado de a poco el territorio, y en los últimos cincuenta años de una manera voraz. La industrialización que se inició en 1896 se intensificó en los sesenta y setenta, y se agravó con el Tratado de Libre Comercio de América del Norte. La promesa del desarrollo fue una gran mentira y ha significado una pérdida incalculable. Contar con el segundo corredor industrial más grande del país se refleja en una mayor tasa de crecimiento económico para Jalisco y, a la par, crecen las tasas de morbilidad y mortalidad por enfermedades ambientales. Por poner el ejemplo de una enfermedad indudablemente ambiental: Jalisco se ha convertido en la capital de la insuficiencia renal. Según el IMSS, este estado tiene el primer lugar en pacientes renales en México con 6 mil 925 casos y representa la segunda causa de muertes en el estado. Los datos del Sistema Nacional de Información en Salud (SINAIS) reflejan que esta enfermedad está focalizada en la región de la ribera de Chapala y del río Santiago. De todos los municipios, El Salto y Juanacatlán son los que tienen la más alta incidencia. Las cifras, a pesar de ser preocupantes, no reflejan demasiado la realidad pues el SINAIS sólo captura los datos de los derechohabientes que hacen uso de los servicios de salud y que están diagnosticados. En El Salto, sólo alrededor del 50 por ciento de la población cuenta con seguro del IMSS y no todos se atienden ahí, por obvias razones, y no existe un hospital de especialidades en el municipio porque no hay suficientes derechohabientes.

Uno de los contaminantes que es asociado a los problemas renales es el cadmio. Dentro de la alta gama de metales pesados con los que contamos en el río Santiago provenientes de la industria, el cadmio está presente permanentemente en él y también es diseminado en las cabeceras municipales de El Salto y Juanacatlán por la caída del agua del gran Niágara mexicano. En un estudio de la maestra en ciencias e integrante de Un Salto de Vida, Graciela González, se encontró cadmio en el 100 por ciento de los 25 puntos de muestreo de suelo en esta zona. El cadmio se ha vuelto omnipresente no sólo en el ambiente sino también en los cuerpos de quienes habitamos cerca del río. Según un estudio mandado a hacer por la Comisión Estatal del Agua (CEA) en 2011, se encontró que el 98 por ciento de los niños muestreados de El Salto y alrededor del 80 por ciento de los de Juanacatlán tienen más cadmio en su sangre que lo que un adulto trabajando en la industria puede soportar. Algunas de las empresas que arrojan cadmio al por mayor, según sus propios datos, son Cemex, Hunstman y Cytec, entre otras.

A pesar de todo esto, no hay funcionarios ni empresarios presos, no hay un atisbo de justicia que se asome. La responsabilidad se diluye y ésa es una de las razones por las que se planean una serie de nuevas inversiones que terminarán por devastar nuestros territorios y desaparecer a nuestras poblaciones. Por mencionar algunas en la ribera y la barranca: El proyecto energético que contempla un gasoducto construido por Fermaca con capital de Partners Group de Suiza y cuatro plantas termoeléctricas: Tierra Mojada en Zapotlanejo y La Charrería en Juanacatlán de Fisterra Energy con capital de Blackstone Group; El Salto cc1000 entre Ixtlahuacán y El Salto (proyecto en pausa pero aprobado por Semarnat en 2016) y Guadalajara 1 en Jocotepec (aún sin información disponible). La intención es crecer la zona industrial.

Un nuevo corredor industrial dentro de El Salto de la empresa Vesta, con una inversión de 100 millones de dólares en la primera etapa que, presume el gobernador Enrique Alfaro, será el más grande del estado y podría convertirse en conjunto con los demás corredores en el más grande del país. Proyectos inmobiliarios en zonas de alto riesgo como el fraccionamiento Mirador de la empresa Casas Bali de 6 mil casas cerca de las instalaciones de Pemex Occidente y Parques del Triunfo de 10 mil viviendas de Grupo San Carlos enfrente del vertedero Los Laureles.

Dos plantas geotérmicas de Grupo Dragón en la comunidad indígena de San Francisco de Ixcatlán y en el ejido de La Soledad, municipio de Zapopan.

Una planta hidroeléctrica de la empresa Enersi Renovables en el río Santiago cuyo embalse abarcaría los municipios de San Cristóbal de la Barranca, Amatitán y Tequila. La exigencia desde hace 10 años en nuestros pueblos es una declaratoria de emergencia ambiental que implica poner un alto a las inversiones contaminantes, la restauración ecológica de la cuenca y la atención sanitaria extraordinaria. Rafael Elvira Quesada, titular de la Semarnat en el sexenio de Felipe Calderón, rechazó en 2009 nuestro reclamo y señaló: “la declaración de una emergencia ambiental conlleva la parálisis de una cantidad de inversiones importantísimas en esta región”. Si este gobierno, y particularmente Víctor Manuel Toledo, quieren distinguirse de lo que sus némesis respondieron a esta exigencia, deben atenderla a cabalidad. El neoliberalismo es una doctrina genocida con la cual este gobierno no ha roto, pues no ha revertido las reformas estructurales que dan sustento a este modelo. Si quieren mostrar voluntad, pueden comenzar por atender esta exigencia que elevamos los pueblos víctimas de la industria y del capital transnacional. Hoy siguen siendo culpables. Hasta que demuestren lo contrario.

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Un Salto de Vida es una organización que reúne pobladores de los municipios de El Salto y Juanacatlán, Jalisco, organizados contra la devastación ambiental.

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