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DE ABAJO PARA ARRIBA, LA AUTONOMÍA / 275

SE CONSTITUYE LA ASAMBLEA OAXAQUEÑA EN DEFENSA DE LAS TIERRAS Y EL TERRITORIO

En el marco de las Jornadas de lucha Samir Somos Todas y Todos, convocadas por el Congreso Nacional Indígena y el Ejército Zapatista de Liberación Nacional, y con el fin de constituir la Asamblea Oaxaqueña en Defensa de la Tierra y el Territorio, se reunieron pueblos, comunidades, organizaciones, sindicatos y colectivos oaxaqueños, buscando constituir un espacio que sirva para poner en común y analizar “las múltiples amenazas que enfrentamos los pueblos de Oaxaca, así como construir acuerdos y llegar a consensos de lucha en defensa de nuestras vidas, culturas, formas de organización propias y la Madre Tierra”.

Por supuesto la reunión terminó acordando constituirse como Asamblea Oaxaqueña en Defensa de la Tierra y el Territorio en sesión permanente. La decisión surgió directamente “del reconocimiento de la asamblea comunitaria como pilar fundamental de los Pueblos de Oaxaca y sus procesos ancestrales de vida y dignidad”.

Propuso también la celebración de asambleas regionales “para informar e invitar a más comunidades, organizaciones y colectivos para la defensa del territorio”, realizar una segunda Asamblea Oaxaqueña en Defensa del Tierra y el Territorio el 22 de julio de 2020 y llevar a cabo “una Movilización Estatal Masiva el día 12 de octubre de 2020, Día de la Resistencia Indígena, Negra y Popular”.

La asamblea constituida fustigó al gobierno mexicano como “fiel servidor de las empresas transnacionales”. Un go bierno que promueve “la privatización de las tierras ejidales y comunales en todo el territorio del estado de Oaxaca. La crítica se centró en el Programa de Certificación de Ejidos (Procede) y en su nueva versión, más sofisticada: el Programa de Regularización y Registro de Actos Jurídicos Agrarios (RRAJA), que en conjunción con el actuar de los Notarios Públicos buscan darle “seguridad jurídica a las empresas para que puedan establecer sus megaproyectos, tales como parques eólicos, minas, cultivos transgénicos, presas hidroeléctricas y el Corredor Interocéanico en el Istmo, entre otros”.

Las comunidades y organizaciones presentes señalaron que uno de los mecanismos más usuales es “la violencia sistemática” para generar la fragmentación de las comunidades y la destrucción de los tejidos sociales a partir del terror. Esto inmoviliza las protestas y se allana el terreno para la entrada de los megaproyectos que destruyen y contaminan las regiones y provocan la devastación general y por ende el despojo de los “bienes naturales” de los territorios de los pueblos y sus comunidades.

De acuerdo con lo planteado por las y los asistentes, “los megaproyectos que amenazan Oaxaca abarcan grandes hectáreas concesionados que afectan a nuestras comunidades. El proyecto de proyectos que pretende reordenar el sureste mexicano es el Corredor Interoceánico para abrir el Istmo a los grandes capitales nacionales e internacionales. Se pretende convertir el Istmo en una gigantesca zona que no sólo será de transporte de mercancía global, sino productora de materia prima, con grandes parques de maquiladoras para explotar la mano de obra de nuestros pueblos y nuestros hermanos migrantes. La prueba de ello es que la Guardia Nacional se ha convertido en el muro móvil para impedir el libre tránsito y exterminar nuestras formas de vida”.

La Asamblea coincidió en que su forma de lucha sería la defensa de su tierra y territorio en forma no violenta, y se hizo un llamado a los pueblos de Oaxaca para que se siga fortaleciendo y reconstruyendo la organización comunitaria, el uso responsable de las tierras de la comunidad “y el cultivo de la milpa como base de nuestras resistencias”.

Las comunidades y organizaciones presentes impugnaron “la visión de ‘desarrollo’ del capitalismo neoliberal y de los gobiernos en turno, [que] es totalmente opuesta a nuestra forma de vida. Nuestra lucha es por el derecho a la vida. El capitalismo neoliberal nos impone saqueo, despojo, miseria, destrucción y muerte”.

Siendo tantas las urgencias y los agravios, la Asamblea Oaxaqueña decidió exigir justicia para los integrantes de CODEDI y libertad para Fredy García Ramírez; justicia para la comunidad de San Juan Bosco Chuxnabán, Mixe, ante los asesinatos de sus comuneros y ciudadanos; demandamos la atención inmediata para la resolución del conflicto y la distribución justa y equitativa de los recursos municipales; solidaridad con la lucha de la comunidad de Cuatro Venados, Zaachila, para la defensa de su territorio con la minería; justicia para los integrantes de la Corriente de Sol Rojo, Ernesto Serna García —desaparecido— y Luis Armando Fuentes Aquino, asesinado; respaldo total al ejercicio de libre determinación de la comunidad zapoteca de San Baltazar Loxicha, Pochutla, en la toma de decisiones y respeto a su proceso de participación social.

Una de las conclusiones fue entender que “la información, difusión y concientización continua y por nuestros medios autónomos es de suma importancia para nuestras resistencias”, así como “seguir construyendo nuestra autonomía como comunidades, pueblos, organizaciones y alianzas”.

La asamblea declaró indispensable “promover declaratorias municipales, agrarias y comunitarias en contra de los megaproyectos”, pero sobre todo impulsar asambleas locales y regionales para seguir construyendo desde abajo un proceso de autonomía que será crucial en los meses por venir.

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