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LOS COMCAAC, MUCHAS CRISIS, UNA SOLA ESPERANZA

JESÚS ERNESTO OGARRIO HUITRÓN

“Los grandes poderes, aquellos que gobiernan al mundo, ya sean reyes o presidentes, se han olvidado que también son seres humanos y que tarde o temprano el mal que le hacen al mundo les llegara a ellos; las enfermedades que nos afecten a nosotros les van a afectar también a ellos. Tarde o temprano ellos sufrirán el mismo dolor que nosotros hemos sufrido; pero cuando eso pase, tal vez sea el fin de los comcaac. Pero que les quede claro que nadie es dueño de este mundo. Nadie es dueño del mar, ni de la tierra, ni del cielo, ni de las nubes, ni de nuestras vidas, eso no tiene dueño.” (Pancho Largo Barnett, 2014).

Las comunidades indígenas que durante décadas han permanecido sin los derechos fundamentales como el acceso al agua potable, la educación y los servicios de salud, hoy en tiempos del SARS-CoV-2, exponen las heridas abiertas de la historia de los pueblos más pobres y marginados de nuestra América. En México, las regiones más alejadas de los centros urbanos han presentado menor velocidad y número de contagios durante los primeros meses de la pandemia; en el caso de los comcaac (seri), han sabido resguardarse muy bien de las amenazas provenientes de los colonizadores. Su extenso conocimiento del territorio y su cultura nomádica les proveía de cierta ventaja comparativa frente a sus enemigos. En las crónicas jesuitas se destaca su aguerrida fuerza y su agilidad para transitar por el cálido desierto del hoy estado de Sonora, donde conservan una tercera parte de su antiguo territorio en la costa central. Durante milenios han resistido las altas temperaturas del desierto, donde los periodos de escasez y abundancia han sido parte de su forma de vida hasta hoy. Después de siglos de persecución, exterminio y despojo, el pueblo seri tuvo que transformar su forma de vida nomádica a un estilo sedentario, ya que de alguna manera la Revolución les hizo justicia y les dotó políticamente del ejido, y con ello tuvieron que adherirse a los proyectos de desarrollo de la República emergente.

Esos antiguos pescadores ribereños, quienes pescaban en balsas de carrizo, pasaron a ser dirigentes y miembros de una cooperativa pesquera de corte socialista. Para ello tuvieron que transformar sus modos de gestionar el territorio y de socializar la naturaleza. Por otra parte, las políticas de asimilación culturar derivadas del indigenismo mexicano buscaban homologar a la sociedad a través de la homogeneización cultural. Tras décadas de abandono institucional por parte del Estado, el acceso a los servicios básicos les ha sido negado constantemente; como la mayoría de los pueblos y comunidades indígenas, siguen sin la posibilidad de una fuente confiable y económica que les provea de luz, abasto de agua potable, escuelas y servicios de salud dignos. En consecuencia, al día de hoy, la salud de los comcaac, como la del grueso de la población mexicana, está trastocada por una epidemia de enfermedades crónicas como la diabetes y la hipertensión. En las últimas horas se están comenzando a dar los primeros casos y las primeras defunciones por Covid-19. La primera persona fallecida reportada al parecer contrajo el virus en la ciudad de Hermosillo, donde no pudo mantener las medidas de aislamiento social, ya que por su deteriorada condición de salud derivada de una enfermedad crónica, requería acudir a los servicios médicos de la capital sonorense.

Los nuevos casos que se reportan tienen que ver con la violación de las medidas de distanciamiento social. La precipitada asamblea que se realizó el pasado 14 junio, en la cual se reunieron alrededor de 300 comuneros para la elección del Presidente de Bienes Comunales, pudo haber sido uno de los principales focos de infección. Los procesos políticos seris se caracterizan por estar plagados por conflictos de interés, donde todos los bretes familiares se convierten en conflictos políticos que llegan a polarizar radicalmente a la población y por ende a las familias. Todos los comcaac son parientes.

Otro foco de infección pudo haber sido la insistente presencia del turismo New Age, en Punta Chueca, fenómeno que en los últimos años ha puesto a los seris en los reflectores de las prácticas neochamánicas. Una nueva tradición que se alimenta del conocimiento de los abuelos comcaac, y del uso ritual y comercial del 5MeO-DMT, una poderosa substancia psicoactiva de origen animal. Como la mayoría de las prácticas de la “nueva era”, sus ideólogos se basan en los mitos y ritos indígenas para legitimar su presencia en la cultura occidental. “El Boom del Sapo” les devolvió a los abuelos la alegría de cantar y componer nuevos cantos, sin embargo, ahora sus seguidores los ponen en un riesgo mortal. Los abuelos y sus cantos son el centro de la intencionalidad ritual de dicha práctica neochamánica. “Esa gente sólo viene a tirar sus demonios y enfermedades a nuestra tierra, ellos le llaman curación, yo le llamo hipocresía. No cambian en nada.” (Doña Lidia Ibarra “La artesana mayor”, 2012).

En tiempos de la crisis sanitaria, los comcaac no cuentan con servicio médico alguno que les permita tratar el mínimo padecimiento. Aunque se cuenta de forma simbólica con alguna especie de servicios médicos, el dispensario en El Desemboque no cuenta con el abasto de los medicamentos necesarios y desde hace meses los médicos no visitan la comunidad. La presencia del virus pone en riesgo a un gran porcentaje de su población, la cual no es mayor a los mil 300 habitantes entre las dos comunidades que conforman la Nación Comcaac, El Desemboque y Punta Chueca. Ningún médico ha querido residir en las comunidades porque no se cuenta con las condiciones ni los recursos necesarios para su residencia permanente, ya que tampoco hay los insumos para montar una clínica lo suficientemente equipada. Con el incremento de casos en el estado de Sonora en los últimos días y la saturación de los hospitales, la situación es aún más delicada para las comunidades que viven en el desierto. El poblado “mejor comunicado” de los comcaac es Punta Chueca, ya que cuenta con una carretera que los conecta con Bahía Kino en aproximadamente 40 minutos y a 2 horas de la Ciudad de Hermosillo, municipio al cual pertenece políticamente la localidad. Para ellos, se ha facilitado el acceso a recursos y despensas del estado y algunos particulares. Sin embargo, para la comunidad El Desemboque, el acceso es más complicado, desde la peligrosa carretera 36, que se ha convertido en zona de encuentros violentos entre los cárteles locales, hasta la encrespada carretera de terracería que es el único acceso vía terrestre para dicha población. El Desemboque, como su nombre lo indica, es la desembocadura del Río San Ignacio, el cual en temporada de lluvias y huracanes se desborda, dejando en múltiples ocasiones incomunicada a la población, así como sin servicio de luz y sin la posibilidad de recibir apoyo ni por mar ni por tierra. La situación es crítica y sin la intervención del Ejército o la Guardia Nacional, la situación será desastrosa.

Para los comcaac, su única esperanza a futuro y la posibilidad de evitar crisis venideras son los jóvenes preparados y conscientes de su pasado. Las nuevas generaciones pueden ser un gran contrapeso contra la corrupción interna y los procesos de despojo del gran capital, la academia y el crimen organizado. Para ello considero necesario que el modelo comunicativo con la federación debe ser sustituido con nuevas formas de articulación e intervención con el aparato de gobierno, y que dichas formas sean capaces de romper con la robusta burocratización del acceso a los recursos. En ese sentido, si uno de los ejes fundamentales de la actual administración es la erradicación de la corrupción y la pobreza de forma estructural, considero indispensable romper con la verticalidad aún existente entre los pueblos más lejanos y la federación. Dicho cambio vendría de la mano con la transformación integral del modelo educativo en México, donde los temas de mayor interés para la formación de nuevas generaciones se enfoquen en el obligado vínculo entre salud y educación desde una perspectiva intercultural, la cual reconozca a los jóvenes indígenas y rurales como agentes de cambio social y de innovación científica.

En ese sentido, las nuevas generaciones seris han cambiado sus formas de construir y concebir su propio mundo, sin dejar atrás su identidad étnica. Después de 2014, una nueva generación de jóvenes activistas defendió su territorio de las empresas mineras que buscaban imponer sus megaproyectos extractivos en tierras sagradas. A través de las redes sociales los “Defensores del Territorio Comcaac”, se movilizaron para frenar las obras. Paralelamente surgieron nuevos talentos musicales, como Zara Monrroy y Janeidy Molina, quienes con un estilo propio cantan poderosos himnos de lucha en su rap, vocalizado en lengua seri. Por otra parte, en los últimos años, más jóvenes se han incorporado a las universidades estatales, entre ellos, influencers de Instagram y YouTube. Ecologistas, tortugueros, botánicos, entomólogos y demás, los jóvenes seris son expertos en su territorio y sus tradiciones, las cuales han podido combinar perfectamente con las formas de ser y estar de la era de un mundo globalizado. Entre los meses de junio y julio, los comcaac celebran su año nuevo, una de las fiestas más emblemáticas de su tradición. Por la pandemia y el creciente número de contagios han suspendido su celebración de forma presencial, pero la sustituyeron con una fiesta virtual del #challengehayeenipaii, reto de Facebook e Instagram que convoca a los comcaac a subir sus selfies, con la pintura facial (hayéen ipáii), característica de sus rituales y celebraciones más importantes, como lo es la celebración del año nuevo seri (o mejor dicho: Hant cmaa quiih comcaac quih yaat).

Mi corazón está con mi nación y, desde donde me concentro alzo nuestra bandera. Por aquellos que se fueron y por los que están luchando. Por nuestros dos pueblos vuelvo a alzarla, por sus tres colores para que envuelvan la vida de cada uno de aquellos que se quedaron con un gran vacío en el corazón. Me hago presente, estoy con ustedes” (Janeydi Molina, 2020).

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Jesús Ernesto Oga rrio Huitrón, Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH, RISZA)

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