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LA VERDAD DEJA PASAR SU RESPLANDOR / 289

ALFREDO OSUNA VALENZUELA

PENSAMIENTO YOREME SOBRE EL BIEN ACTUAR

Cómo emprender la continuación del origen humano. Qué se ha venido transfigurando. Sólo es una pasada en la mitad del camino de la vida. ¿Y el pensamiento de la moral, ése que escoge la palabra de la verdad para mantenernos de parte de la justicia, la palabra con la que podemos confiar en lo propio?

Una verdadera compañera es un alma en dos cuerpos. Quien forja la verdad en el sentido de lo humano, de la sociedad confirmada en la plática, afianza lo que tenemos en nosotros mismos, y que produce la confianza en otros.

La verdad de lo humano en la existencia es la que le permite estas palabras de la vida de nuestros antepasados. Y las llevamos como distintivo cada día de la existencia. Escrita está en los días. En los años. Su figura es fruto del mar y de la tierra. Lo humano es la obra de la naturaleza. El arte es largo. La vida breve. Somos nosotros nuestras letras escritas en nuestros cuerpos para siempre, conduciendo su procedimiento por la verdad para salir adelante en las pequeñas cosas. Poniendo la verdad a prueba.

Y los viejos consejos nos corrigen más. Es en ellos que podemos confiar. Una amistad es como la obra maestra de la naturaleza. La verdad deja pasar su resplandor.

La única historia verdadera es hacer el bien sin esperar nada. La buena voluntad es verdadera: para siempre. Y la une a nosotros la alegría.

Procuren asegurar el bien. No dejen de servir con calma.

Con mayor seguridad para hacer lo bueno. Tan sólo es noble ser bueno. Examinen todo procediendo en ello. En cualquier tiempo que se pueda. Hacer todo el bien que puedan. Feliz sería la persona si eso entendiera. No hay otra satisfacción sino hacerlo. Lo justo en toda la verdad en la vida se encuentra en la hermandad. No hay virtud de más valor que hacer un bien por sólo hacerlo. En dondequiera que se halle una persona puede hacer esto. La gran esperanza de la sociedad, de la comunidad, está en el espíritu del individuo. En las cosas que debemos mostrar como debe ser, tal como son. La vida breve. Nuestro cuerpo va transfigurando. La verdad deja pasar su resplandor. La buena hospitalidad es sencilla: las personas aman la bondad. Examínenlo todo manteniendo lo bueno.

El cuerpo y la fuerza son las dos únicas tareas que debe radicar el procedimiento de la persona en los intereses de su nación. Que en las cosas pequeñas se muestre como debe de ser. Mostrarnos con nuestra voluntad desarrollada.

El mejoramiento humano viene de lo espiritual que refleja. Ésa es la escritura de su espiritualidad. El talento se forma en las dificultades y situaciones tormentosas de lo humano. La educación, más que la naturaleza, es causa de la notable diferencia de caracteres. Y todo libro que ha sido echado a la lumbre iluminará al mundo.

La naturaleza es quien calma tu sed con el inagotable néctar de tu pensamiento, que es tu propia sabiduría. Pon tu palabra en la verdad. Y que así logres mostrarle a una persona lo bueno. La gente cree sólo lo que mira. Deja que vean tus obras buenas. Es mejor aclarar que callar. Haz todo bien, con rectitud. Tanto que hay por hacer: y tan poco hecho. Durar no puede ni tener belleza. Deja que el tiempo pasado entierre a sus muertos. Actúa en el presente en todo lo que es verdadero. Las honestas palabras ennoblecen a la persona que las pronuncia o las escribe y estimulan a la humanidad. El cielo nos da a los familiares: gracias al cielo que podemos escoger las amistades. Vienen, se quedan y se van. Como la sombra de la vida.

Es la naturaleza. Es la notable diferencia de sus sellos, y los observa en el humano: la mayor imagen del mundo es la persona que no se venda. Ni se compre: gente que sea sincera y honrada en lo más íntimo de sus almas: que se mantenga de parte de la justicia. En los astros. Y de todo de lo que está sobre la tierra. Dicho cuerpo refleja el común: revela el alma. En los humanos. Eso sólo se encuentra dentro de nosotros mismos. Ésa es la poderosa verdad de nuestra vida. Una de las fuerzas más grandes que existen en el mundo. Y en sus rasgos más nobles refleja la naturaleza humana en toda su grandeza. Nos muestra lo favorable y la armonía y orden en la tierra.

La verdad da la independencia y el espacio común de la libertad. Pero quiere pensamientos sinceros (para que pueda estar en sus razones). Y que las personas procedan en la justicia y en ser conscientes, que piensen en lo común de sus intereses. Es la mejor manera, y con respeto. Así trabajan su tierra toda su vida, con el consentimiento geológico sujeto a cualquier aviso. Controlando, formulando y refinando el bien. Perfeccionando la virtud.

En un movimiento y no en una condición. La civilización existe con el consentimiento del cuerpo de la naturaleza. Y siempre es amanecer en alguna parte del mundo. Nada es completamente puro. Pero el procedimiento propio es fundamento.

En todas las condiciones de existencia humana y en todas las cosas. En el balance se encuentran cosas malas y buenas. No engañes: el creador no puede ser burlado: que todo lo que la gente siembra, cosecha. El engaño también ciega a quien lo hace. En cambio, los viejos consejos, enseñados por el cuerpo de la naturaleza que es la vida, se profundizan en la conciencia iluminando el cuerpo del pensamiento y pasan a iluminar el espíritu. Y lo dirigen con su luminosa palabra en la verdad. Una luz que nunca se agota. La sobrevivencia siendo rectos en la vida es necesario.

La naturaleza funciona de acuerdo con sus reglamentos, que no son impuestos. Es su obra la que da ejemplo: el árbol de por vida sobre la tierra da su fruto. Tras de ella camina el humano.

El contentarse es lo que puede hacernos contentar con poco. Hacer la vida sin compararla con la de los otros. No envidio la felicidad de otros: me complace lo que tengo. La palabra en la verdad ejecuta por el camino de la felicidad. Y los ocupados hablan la verdad.

Pero el futuro sobresale en el que escucha. Ésa es buena orientación. Leer buenas palabras. Y hablar palabras razonables que den prueba de persona consciente. Porque el que entiende habla cuando la necesidad demanda. Y la palabra medida y correspondida a la necesidad. Producidas por el cuerpo de la naturaleza madre de la humanidad. Que la verdad ejecuta por el camino de la felicidad. Directa a la naturaleza. Le causa a la humanidad hacerle corresponder. Hacer todo bien en la razón directa. Pero no pongan su palabra en la mentira. Se necesita más la mano que la lengua.

La cortesía es una cualidad muy buena si está controlada por el sentido común. La vida no es demasiado corta como para no poner en práctica las reglas de la verdad. No cuesta nada y se gana mucho. Tenemos que ser todos de un mismo corazón. Compasivos. Considerándonos hermanos. En la nobleza. Y en dignidad. En buen humor. Ignorando a aquellos que te critican. Sabiendo que en ese caso la honestidad y la virtud son perfectas. Así no dejarás mi alma en el sepulcro ni permitirás que tus ojos vean corrupción.

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Alfredo Osuna Valenzuela es uno de los sabios vivos de nuestro país y de América Latina. Presidente del Consejo de Ancianos de la Tribu Yoreme de Cohuirimpo, en el sur de Sonora, a sus 79 años sigue iluminando con sus palabras un sentido de la rectitud, encarnada en una inescapable justicia. Sus saberes y los de su Consejo los podemos encontrar en Ojarasca, y fueron sistematizados en Una espina es un bosque de advertencias (Colectivo por la Autonomía, Ojarasca, GRAIN, Tzatzoehetzin y CS Fund, Editorial Itaca, México, 2014).

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