DE BALAS Y AGUA EN LA MONTAÑA
HERMANN BELLINGHAUSEN
1.
por más que me oficio y persevero en la dicha
siempre siguen llegando noticias negras
de un terruño tsotsil y pequeño
a sol y sombra lastimado
los tiros a diario de una maldad incomprensible
la rutina de la muerte y el espanto
sobre la buena gente resguardada
bajo cobertizos en muy pequeños patios
qué barato y triste resulta el sufrimiento
casi tieso de hambre y frío
en la cara asombrada de los niños
pero qué hacer si Magdalenas queda tan lejos
como Palestina? dónde poner las manos?
cómo acudir? cómo abordar la nave del alivio?
2.
lodo y miedo en las montañas
helor de invierno el año entero
las ráfagas del miedo huelen feo
cuando explotan sórdidas las bombas
en el horizonte y aquí adentro del polvo
muros rotos y puertas perforadas
campos de labranza abandonados
pozos de agua ensangrentados
día con día la noche apremia
lluvia o sequía en soledad cósmica
la nada convertida en todo lo que queda
de qué sirven las palabras sólo tengo palabras
que dar a las grandes gentes pequeñas
cogidas a la raíz de su terruño raíces ellas
HUAUTLA, DONDE LASMONTAÑAS SUDAN AGUA
Glacial de piedra desciende el cauce
del fresco manantial ladera arriba
de las montañas que sudan agua
en un lugar de mi encantada
Un soplo de árboles inciertos
helechos que anticipan selvas
Un puente de fierro en alguna parte
Una bruma que se entreabre y se entrecierra
Los ha shuta enima brotan del camino
y nos acompañan entre los cerros
que trabajan ellos, gente que son
de costumbre
Como aparecen desaparecen
riéndose que están de nosotros
Aves inquietas en la floresta
duendes que nos leen la frente
No guían porque eso a quién le importa
Guardan caminos y veredas
que sólo ellos saben a dónde llevan
y que nosotros, forasteros, no merecemos
El agua ocre y negra que escurren
que lloran y sudan las caderas del cerro
El agua verde en cada planta humedecida
que disuelve la espesura
La sed pide la palabra y bebe
a la par de la zarigüeya
que entre matorrales nos observa
Conocer es la experiencia
tripular cometas entre estrellas
morir un poco, morir despacio
dejarse llevar por los arroyos
al centro de la pradera
y pedir voces al agua
pedirle flores
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Para Rafael Torres Sánchez
En memoria de Mariana Rosenberg