TENOCHTITLAN A LA VUELTA DE 500 AÑOS EN LA OBRA GRÁFICA DE FILOGONIO NAXIN — ojarasca Ojarasca
Usted está aquí: Inicio / Veredas / TENOCHTITLAN A LA VUELTA DE 500 AÑOS EN LA OBRA GRÁFICA DE FILOGONIO NAXIN

TENOCHTITLAN A LA VUELTA DE 500 AÑOS EN LA OBRA GRÁFICA DE FILOGONIO NAXIN

HERMANN BELLINGHAUSEN

La caída de la gran Tenochtitlan en 1521 es la culminación de una obra de perfidia, ejecutada por Hernán Cortés y su gente. Meses de intrigas, infiltraciones, negociaciones, engaños, rumores, divisiones y juegos de salón, como clarito dejan contado Bernal Díaz del Castillo y los informantes de Bernardino de Sahagún. La confederación de pueblos locales desafectos de los tenochcas, quizás arrastrados por algún frenesí colectivo ante los acontecimientos, toma el camino de esos aliados extraños y temibles llegados del agua grande y sin la intención de irse. Sólo cabe esperar que vengan más.

¿Qué ven los cempoaltecas, los totonacas, los tlaxcaltecas, más allá de la derrota del imperio que los somete o amenaza? ¿Ven que pueden vencer a Cortés si los enfrenta? Un año de preparativos desde 1519, y otro de sitio a la gran ciudad lacustre: “Después de la derrota de la Noche Triste, Cortés y su ejército se alistan para sitiar Tenochtitlán y lograr vencer a los mexicas. Se realizan alianzas con otros pueblos; llegan refuerzos de soldados, caballos y armamento de las Antillas y se construyen trece bergantines para pelear en el lago. La ciudad queda bloqueada en tres de sus entradas por guarniciones y capitanías” (Ecos de la Conquista, Secretaría de Educación Pública, 1992).

Primero combaten desde el lago. Toma muchos meses de hambre y plagas para imponerse la malicia invasora. Tapada Tenonchtitlan, está sellado su destino. La defensa de Cuauhtémoc dura hasta lo último, y al fin los invasores y sus aliados pisan tierra firme y se entregan al combate, la destrucción y la matanza.

En su Historia verdadera de la conquista de la Nueva España, Bernal escribe “de los cuerpos muertos y cabezas que estaban en aquellas casas adonde se había retraído Guatemuz; y es verdad, juro, ¡amén!, que toda la laguna y casas y barbacoas estaban llenas de cuerpos y cabezas de hombres muertos, yo no sé de qué manera lo escriba. Pues en las calles y en los mismos patios de Tatelulco no había otras cosas, y no podíamos andar sino entre cuerpos y cabezas de indios muertos”. Era tal la mortandad de los combatientes indígenas que “aún Cortés estuvo malo del hedor que le entró por las narices en aquellos días que estuvo allí en Tatelulco”.

Hoy, en la conmemoración de tal brutalidad invasora, así como de la bravura de los aztecas, asumamos que nadie es inocente nunca. Una potencia como Tenochtitlan se imponía a fuerza de tributos, agravios y fuertes daños. La vindicación siempre será un riesgo, lo aprenderá desde el extremo agudo de la lucha hasta los abismos de la derrota y el ulterior sometimiento físico y espiritual. De la hediondez del resultado, su Apocalipsis sin retorno, nacen dos de las más paradigmáticas “invenciones” de América, la ciudad y el país de México. Al fin, el cronista Bernal Díaz de Castillo reconoce: “No se ha hallado generación en el mundo que tanto sufriese el hambre y sed y continuas guerras como ésta”.

II

De aquella cadena de presagios, combates, traiciones y desgracias, con los personajes del origen de la tragedia, Moctezuma y Quetzalcóatl, arranca el artista mazateco Filogonio Naxin su relación irónica y/o trágica, según la técnica, de los acontecimientos de 1521. Emplea el monotipo para construir imágenes de gran expresividad, con algo de vitral siempre contra el azul del cielo. Aquí vemos la entrega de la “Malinche” y otras entregas extremas, vemos a los muertos y a los pueblos que los sobreviviven de rodillas, que ya vieron a sus reyes apedreados y desollados, muertos también los dioses.

En una segunda serie de la serie plástica alusiva al quinto centenario de la desgracia de Tenochtitlan, Filogonio Naxin recurre a su conocida técnica híbrida de comic y expresionismo espontáneo, collage y estampa intervenida. Aquí resulta más palpable la violencia, más heroica, risible y horrible. Realiza montajes no sólo en imagen, también del habla en un castellano de historieta, contrastado con exclamaciones coloreadas en la lengua mazateca del artista.

Estamos ante una historia triste y oscura. Por más que la adornaron los vencedores para vendérsela al rey de España, aquellos españoles sabían del horror que habían causado y el tamaño de su crimen, que hábilmente volvieron a su favor. Sólo Bartolomé de Las Casas tuvo voz para denunciar ésa y otras tantas fechorías cometidas a la voz del Rey y en nombre de Dios.

En el vértice de dos mundos contrapuestos encontramos a Malintzin, llamada aquí por el apodo hispano Malinche, y al rey Moctezuma. Ella encarna la negociación, la traducción y la curiosidad por el deseo. No podemos decir que traicione a los que la habían esclavizado de más joven. Vemos la llegada de Cuitláhuac y la confirmación en combate de que los españoles también sangran y mueren. Las estampas de Filogonio Naxin enaltecen a Cuauhtémoc, orgulloso y valiente, luego caído y torturado por unos conquistadores que son caricaturas de lo humano, si bien luego se pretenderán humanistas e impondrán la Inquisición y otras barbaries civilizadas.

El colonialismo iniciado entonces se sigue repitiendo, a veces sutilmente, a veces a lo bestia. Micro y macro racismos, desprecio por los saberes y leyes de los pueblos hace 500 años sometidos o arrinconados. Contra ellos se han perpetrado las peores matanzas de México, siempre, en Cholula como en Acteal. Es un signo que recorre las Américas hasta el día de hoy. La inmediatez de la Historia se revela en las imágenes yuxtapuestas de Naxin.

En la recordación está el recomienzo. La conciencia. Un nuevo Sol y 500 años redondos en un solo momento. De allá viene el futuro, que nunca se detiene.

comentarios de blog provistos por Disqus