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LA TOMA DE BONAFONT, UN PASO ADELANTE / 292

GLORIA MUÑOZ RAMÍREZ

LOS NAHUAS DE LOS VOLCANES DEFIENDEN SU AGUA

Cuatro meses después de que cerraron la empresa Bonafont y montaron un campamento frente a la planta del Grupo Danone, los pueblos nahuas de la región de los volcanes en Puebla enjuiciaron públicamente a empresarios y gobernantes por el saqueo de agua de sus mantos freáticos. Acto seguido tomaron las instalaciones de la embotelladora y anunciaron que en adelante serán el espacio de la Casa de los Pueblos.

El aniversario 142 del natalicio del general Emiliano Zapata fue el marco del juicio y de la toma de la empresa a la que acusan de extraer un millón 641 mil litros de agua al día desde que se instaló en el municipio Juan C. Bonilla en 1992. La declararon culpable de ecocidio, saqueo y de daños a la salud debido a que las comunidades se han quedado sin agua y esto ha ocasionado un sinfín de enfermedades. Los pueblos ubicados en las faldas de los volcanes Popocatépetl e Iztaccíhuatl no son nuevos en la defensa de su territorio. Son los mismos que se opusieron a que el gasoducto del Proyecto Integral Morelos (PIM) atravesara sus tierras; son también quienes denunciaron a las empresas que vierten sus deshechos en los ríos Atoyac y Metlapanapa; también los que desde hace 30 años anunciaron el desastre ambiental provocado por el corredor industrial Parque Ciudad Textil Huejotzingo. Y son, ahora, los que enfrentan a la transnacional de origen francés que los está dejando prácticamente secos.

Muchas de las luchas actuales que están dando los pueblos originarios a lo largo de todo el país son por el agua. Minas, termoeléctricas, acueductos, parques industriales, entre otros proyectos empresariales amparados por los gobiernos en turno, les están arrebatando el agua e impidiendo continuar con la vida campesina. No hay muchas opciones para los pobladores. O defienden su agua, o desaparecen. Y ahora están yendo más allá, pues organizados como Pueblos Unidos decidieron dar el siguiente paso: ingresaron a la empresa y ahí, frente a miles de botellas de plástico rellenas con el agua de sus pozos y etiquetadas con el emblema anaranjado de la transnacional, se comprometieron a no permitir que les sigan arrebatando lo que les pertenece.

Dentro de la planta los afectados, indígenas en su mayoría, encontraron el pozo del que extraían su agua y lo clausuraron. La gente de San Lucas Atzala, Santa María Coronango, Santa Bárbara Almoloya, San Sebastián Tepalcatepec, San Juan Tlautla, San Gabriel Ometoztla, San Mateo Conalá, San Miguel Xoxtla, San Juan Cuautlancingo, San Martín Texmelucan, San Martín Zoquiapan, San Francisco Ocotlán, Santa María Acuexcomac, San Buenaventura Nealtican, San Francisco Coapa, San Lucas Nextetelco, Santa María Zacatepec, Colonia José Ángeles y San Diego Cuachayotla, no pararon de gritar consignas durante toda la acción de “recuperación”.

El juicio público a la empresa y a los gobiernos federal y local recordó al que hace más de 27 años realizó el EZLN a Absalón Castellanos, general acusado de explotador, latifundista y asesino, a quien los zapatistas condenaron a cargar con el perdón de sus víctimas. En esta ocasión los nahuas de Puebla sentenciaron a Bonafont a vivir “con la humillación de que los pueblos recuperaron lo que merecen”, y decretaron “la reapropiación” de los aproximadamente nueve mil metros cuadrados que ocupa la empresa desde hace casi tres décadas. “Las instalaciones y todos los bienes que en ella se encuentran serán ocupados por todos los pueblos”, declararon.

En el espacio crearán, como lo está haciendo la comunidad otomí que mantiene tomadas las instalaciones del Instituto Nacional de Pueblos Indígenas (INPI) desde hace diez meses, un espacio comunitario y un centro de formación al que nombraron Casa de los Pueblos.

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