PARA SALVAR A XOCHIMILCO
Xochimilco, palabra náhuatl que significa Sementera de Flores. A las orillas de lo que hoy se llama Ciudad de México se mantuvo durante muchos años a salvo del urbanismo. Durante más de cien años ha proporcionado agua a la Ciudad de México; así, los manantiales, canales y ojos de agua se fueron secando poco a poco. Esta tierra, que aún provee de alimentos a la ciudad mediante el sistema de agricultura único en el mundo llamado chinampa y que por ello ha sido nombrada Patrimonio Mundial de la Humanidad, ha llamado la atención de políticos de todos los colores que ven el suelo de conservación como botín político para “hacer el favor” a asentamientos ilegales, que lo agradecerán mediante el voto, a constructoras y cadenas comerciales, que mediante esa triple alianza logran burlar las leyes y acabar con Xochimilco, hasta que el único líquido que nos quede a los xochimilcas sean nuestras lágrimas.
También han venido cineastas con hipócrita discurso a colocar sets de filmación dañando la zona chinampera, dizque para recordar la invasión de los españoles a nuestro país, pero vuelven a cometer el abuso y la ofensa de hace 500 años y dejan su basura y dividen a la población con sus espejitos de oro. Muchos pero aislados han sido los esfuerzos de diferentes colectivos por rescatar Xochimilco desde hace por lo menos 20 años, atendiendo a lo que los académicos honestos señalan y al paisaje que vieron los ojos de los abuelos y los nuestros y que ya no verán las siguientes generaciones.
La Coordinación de Pueblos, Barrios Originarios y Colonias de Xochimilco es un grupo de personas que ha realizado diversas actividades para evitar que tanto la zona chinampera como la zona cerril y la organización vecinal de pueblos y barrios originarios de Xochimilco siga siendo devorada por los intereses capitalistas y partidistas.
El trabajo se organiza con vecinos comprometidos con la comunidad y el ambiente; muchos de ellos son autoridades tradicionales, sin compromisos partidistas; jóvenes y ancianos, artistas, agricultores, amas de casa, obreros, académicos, comerciantes, etcétera.
Los integrantes de los diferentes pueblos, barrios o colonias en reuniones comentan sobre la problemática que aqueja a su comunidad y de manera horizontal se argumentan, proponen acciones y se aportan conocimientos y experiencias para tratar de dar soluciones.
La más reciente y vigente lucha que lleva a cabo es por la defensa del último humedal que queda en la Ciudad de México: Xochimilco, el cual forma parte del Patrimonio Mundial de la Humanidad, sitio RAMSAR, área de valor ambiental, patrimonio arqueológico y sitio sagrado según la cultura Xochimilca.
Ninguno de estos títulos otorgados —algunos a nivel internacional— ni las leyes han servido de freno a este ecocidio a manos de Claudia Sheinbaum, Jefa de Gobierno de la CDMX, que tal vez confunda el término de “Jefa” con “Dueña”, ya que con el fuero en la mano decide secar y rellenar el humedal para sustituirlo por un puente vehicular cuya única función sería la de pasar un congestionamiento de una calle a otra. A cambio se han derribado casi 700 árboles, y de día y de noche tiene máquinas trabajando para sacar el agua, acabar con todas las vidas que alberga ese pequeño ecosistema (animales y plantas endémicos y algunos en peligro de extinción) y de paso dañar el futuro socio-ambiental de toda la ciudad. Su cómplice es la doctora Marina Robles, Secretaria de Medio Ambiente, ambas con deslumbrantes títulos en Ciencias Ambientales. Nosotros nos preguntamos: ¿en qué escuela les enseñaron esas prácticas ecocidas?
Además de la Coordinación de Pueblos, Barrios Originarios y Colonias de Xochimilco, otros colectivos de ciclistas, chinamperos, feministas y pueblos originarios de varias alcaldías se han hermanado con nuestra lucha, ya que enfrentamos problemas comunes de despojo de territorio, falta de agua, intervención de los partidos en la vida comunitaria para romper el tejido social, discriminación, saqueo de recursos naturales, etcétera.
Ante esas injusticias y sed de urbanización seguiremos fortaleciendo la organización entre los diferentes pueblos, alcaldías, estados, municipios y colectivos afines.
Se han presentado algunos amparos ante este megaproyecto que no viene solo, sino que trae escondido a otros proyectos de urbanización, pues se les antoja acabar con cada pedacito verde para ponerle cemento y engañan a la gente con un discurso de “desarrollo” empleando todo el poder del Estado, al que le pagamos con nuestros impuestos.
Se han dictado dos suspensiones temporales que ha violado la Jefa de Gobierno, pues las obras nunca se han detenido, al contrario, hasta se apura.
Ya el INAH ha manifestado su inconformidad con dicha obra y de igual manera lo han hecho el Comité de Humedales y la Manifestación de Impacto Ambiental que señala los efectos devastadores que este ecocidio acarreará. En cuanto a vialidad tampoco se soluciona el problema pasando automóviles de un congestionamiento a otro, además de que sólo el 25 por ciento de la población cuenta con ese bien mueble y Xochimilco es de las alcaldías que menos lo poseen.
Manifestamos nuestro más contundente rechazo a la agresión que se hace a todos los pueblos por parte de los grandes capitales y sus aliados, además de que les extendemos nuestras manos llenas de flores y de solidaridad de hermanos.