LOS PUEBLOS DEL JAGUAR Y EL PROGRAMA SEMBRANDO VIDA — ojarasca Ojarasca
Usted está aquí: Inicio / Reportaje / LOS PUEBLOS DEL JAGUAR Y EL PROGRAMA SEMBRANDO VIDA

LOS PUEBLOS DEL JAGUAR Y EL PROGRAMA SEMBRANDO VIDA

ELÍ GARCÍA-PADILLA

Los programas sociales estelares del gobierno, como Sembrando Vida (SV), simbolizan a los espejitos que reciben los dueños y señores de la tierra —pueblos originarios y mestizos— para entregar a cambio sus aún vastos territorios y bienes naturales comunes que han venido defendido desde tiempos ancestrales y además representan la última gran riqueza a la que no han podido meterle uña los señores y amos promotores, vividores y defensores del “capitalismo suicida del fin del mundo”, como ha escrito Armando Bartra.

Puedo decir con conocimiento de causa que el programa SV no sólo está lleno de errores, omisiones y corruptelas, sino que además no combate la pobreza rural, ni mucho menos la degradación ambiental, sus supuestos ejes rectores. Qué decir de la supuesta mitigación al fenómeno de la migración; habría que considerar que al menos en la mítica región de Los Chimalapas, los jóvenes comuneros zoques chima (Ang pon) siguen emigrando a la CDMX en búsqueda de mejores oportunidades laborales.

Detecto por lo menos dos errores o contradicciones serias y graves de este programa estelar de Estado.

Primero, la introducción a diestra y siniestra de genes externos y por ende de potenciales especies exóticas-invasoras y de plagas y/o enfermedades a regiones megabiodiversas y mega-agrobiodiversas como Los Chimalapas en el Istmo de Tehuantepec. A los comuneros chimalapa se les obligó a comprar plantas y semillas a viveristas particulares, con el riesgo fitozoosanitario que conlleva, más los potenciales malos usos del dinero recaudado a través de cooperaciones de los propios beneficiarios del programa. Al recibir sus plántulas, éstas se encontraban en pésimas condiciones. Lo que en realidad se debió hacer es producir las plántulas en viveros comunitarios y con germoplasma 100% nativo. Pero los mandos intermedios y altos de este programa consideran más importantes las metas, los números y estadísticas que las propias personas y la garantía de un medio ambiente sano y libre de especies y genes externos. De nuevo es el propio Estado el que fomenta y subsidia la destrucción del neotrópico mexicano.

En segundo lugar, el personal operativo del programa SV se hizo siempre de la vista gorda respecto del supuesto carácter prohibitivo de permitir tumbar “montaña” (vegetación nativa) para que los campesinos pudieran entrar al programa —dicho sea de paso, programa que sostuvieron en un primer momento los técnicos con sus salarios y posteriormente los sembradores con sus 4 mil 500 pesos mensuales, siempre bajo amenaza de despido o baja por parte de los mandos. Esto aun cuando el propio presidente ha reiterado que el dinero que reciben los sembradores es en realidad su jornal, es decir, su pago por su trabajo y faena. Un fraude que poco a poco sale a la luz por los testimonios del personal operativo en campo, despedido de manera injustificada por mantener una postura crítica y propositiva de mejores prácticas bajo esclavizantes condiciones laborales.

En tiempos recientes en la región del Istmo, que es pluricultural y la de mayor biodiversidad en el país, se introdujeron varias especies de agave traídas de Jalisco y otras localidades fuera de Oaxaca. Existen testimonios del personal en campo de que esos magueyes llegaron plagados con el Picudo del agave (Scyphophorus acupunctatus), ante la indiferencia de técnicos y mandos intermedios. Así, las plantas fueron repartidas sin congoja entre los campesinos istmeños. Dado que existen evidente desertificación y pérdida de la cobertura forestal en la zona, así como una invasión de megaproyectos como los ecocidas Parques Eólicos, se viene suscitando un dramático cambio en las condiciones ambientales. Por la ausencia de recursos hídricos, se promueve la siembra de monocultivos de maguey para satisfacer la enorme demanda para la industria del mezcal procesado e industrializado, negocio acaparado por mafias empresariales que se ha apropiado incluso del nombre “mezcal”, de manera que un pequeño productor de esta bebida de origen prehispánico no puede usar el nombre si no paga y se da de alta ante el Consejo Regulador del Mezcal.

Acerca del sagrado maíz, del cual Oaxaca es número uno en diversidad, y del sistema MIAF (Milpa Intercalada con Árboles Frutales) que supuestamente promueve el citado programa en sus fases iniciales como presunto combate a la inseguridad y a la falta de soberanía alimentarias, queda decir que al menos en la región de Los Chimalapas se sigue dependiendo del maíz que viene de fuera, particularmente de Juchitán y Matías Romero, panorama similar en el contexto nacional, donde el maíz blanco transgénico importado desde los Estados Unidos de América es la base de la alimentación del pueblo mexicano.

Finalmente, usando como estudio de caso al café, tomando en cuenta que el asesor gubernamental Armando Bartra refiere que, en términos reales en prioridad de atención al campo mexicano, “después de la milpa es el café”, es pues un buen ejemplo para intentar desenmascarar al Estado. Por un lado tenemos a SV promoviendo en el discurso las variedades criollas y sistemas agroforestales (café bajo sombra), mientras todo el germoplasma se trae de fuera, y con esto genes externos o extraños/exóticos y potenciales plagas como la roya del café. En otro extremo, la Sader de Víctor Villalobos —infiltrado de Bayer-Monsanto— reparte en tiempo real a los comuneros campesinos plántulas de café robusta “mejoradas genéticamente” resistentes a la roya y que crecen bajo sol. No hay peor ciego que aquel que no quiere ver. Andrés Manuel López Obrador, al principio de su sexenio y de la mano de Alfonso Romo, firmó un convenio con la transnacional suiza Nestlé para permitirle acaparar el mercado del café en México, regalando plántulas de café robusta a los pequeños productores de café a nivel nacional (parte neotropical), los cuales se verían además forzados a vender su producción exclusivamente a la multinacional. Cabe mencionar que esta corporación también se vio beneficiada durante el sexenio de Peña Nieto con el programa “Cruzada Nacional contra el Hambre”, de donde surgió además el tema de la “estafa maestra”. Por su parte, el gobierno de Oaxaca se dio a la tarea desde 2019 de repartir unas 160 mil plántulas de café robusta a los productores de café.

Resulta increíble que en Oaxaca, pionero global en la invención del comercio justo de café por parte de la Unión de Cafeticultores de la Región del Istmo (UCIRI), sea el propio Estado el que reparta los “paquetes tecnológicos” (glifosato) y que además sea quien provea de semillas industriales a los campesinos, quienes están muriendo de cáncer por el contacto con estos compuestos químicos altamente carcinogénicos y prohibidos en otros países. El conflicto le costó el cargo a Víctor Manuel Toledo Manzur por atreverse a confrontarse con los defensores de estos agroquímicos tóxicos dentro del gobierno federal. El decreto en el gobierno refiere, palabras más palabras menos, que el glifosato se prohibirá gradualmente de aquí al 2024 suena tan inverosímil como eso de que no se darán más concesiones mineras, pero tampoco se van tocar las 25 mil 652 que ya existen, incluso las mil 609 dentro de Áreas Naturales Protegidas.

Por su parte los pueblos, los verdaderos guardianes del 80 por ciento de la biodiversidad remanente sobre la Tierra, siguen en resistencia y pie de lucha contra el peor enemigo de la vida, que es el capitalismo voraz en estos tiempos de apocalipsis socio-ambiental, conocido también como sexta extinción masiva. En el mes del jaguar (noviembre), cuando vino el presidente a supervisar los avances del Programa para el Desarrollo del Istmo de Tehuantepec, salieron a manifestarse los comuneros y campesinos en la región Mixe baja. Ellos son inexorablemente los Señores de la tierra, los jaguares, los más efectivos guardianes del maíz, del cacao, de la montaña y la biodiversidad.

comentarios de blog provistos por Disqus