LOS CARRIZOS LLORARON — ojarasca Ojarasca
Usted está aquí: Inicio / Reportaje / LOS CARRIZOS LLORARON

LOS CARRIZOS LLORARON

LUIS ALBINO GINEZ Y GUADALUPE BOLAÑOS CEJA

El mes de diciembre es sinónimo de fiesta en la mayor parte del mundo, para Santa María de la Asunción Coapan no es la excepción. En este pueblo nahua, localizado a unos minutos de la ciudad de Tehuacán, Puebla, este diciembre no fue el mismo que los anteriores, dos grandes personajes de la comunidad se nos fueron sólo con un día de diferencia. Don Aurelio Hilario, canastero y rezandero, y don Clemente Zamora, flautista de la danza que acompaña a los Santiaguitos. Pese a que infinidad de veces se cruzaron en la vida por sus actividades, muy pocas palabras se dirigieron, no por falta de interés, sino por lo mucho en común que tenían, como el silencio, algo que ambos compartían.

Estos personajes tan importantes y respetados por la comunidad prestaron servicio a las mayordomías e hicieron que perduraran oficios que forman parte de la identidad y vida cotidiana de Santa María de la Asunción Coapan. Podemos decir que un elemento base de ello es el carrizo.

Bajo la sombra de un mezquite, con la radio comunitaria de fondo y don Aurelio en silencio, con su eterno sombrero que lo acompañó hasta su tumba, el carrizo se dejaba limpiar, cortar, acariciar, masajear, moldear; por las manos arrugadas, callosas, curtidas por la edad y la experiencia. Sus canastos, muy peculiares en las bodas y mayordomías, ocupados como presentes (rebosantes de tamales y frutas), para pedir a la novia, como agradecimiento a los padrinos, además de entregarse a los antecesores, cuando se aspira a ser mayordomo de algún santo de la parroquia.

Tanta es la importancia de estos canastos en nuestra comunidad que en las fiestas más importantes como la patronal, bodas, mayordomías, nunca falta el baile tradicional de Xochicanela, mejor conocido como “El baile del canasto”.

Don Aurelio se dedicó por más de 50 años a este hermoso arte, así como al oficio de rezandero en mayordomías, funerales y cofradías —por mencionar algunas—, la importancia de este servicio se evidencia también con los rezos antiguos que él sabía.

Además de que, por estos rezos y los canastos de don Aurelio, las mayordomías de Santa María de la Asunción Coapan no serían las mismas sin la música que acompaña las peregrinaciones, misma con que se realiza la danza de los Santiaguitos.

Esa peculiar música, tiene su origen en una flauta de carrizo, a la que se le elaboran algunos orificios por donde sale el sonido que no cualquiera puede generar. Don Clemente prestó a la comunidad el servicio de flautista por muchos años, este instrumento lo elaboraba con sus propias manos.

Después de caminar por el cerro un par de horas para cortar algunos chipotes del árbol de pochote, de pasar por un caño, donde abundan los carrizos, cortar uno del grosor y medida necesarios, Don Clemente se sentaba de igual manera, bajo el mezquite de su casa, con su eterno trago a un lado, limpiaba, cortaba y perforaba el carrizo. Con minuciosidad limaba y daba forma al chipote del pochote, una madera suave, que colocaba con destreza en una de las puntas del carrizo, la que contenía la parte sesgada y sería la boquilla de la flauta. El sonido de la flauta es agudo, el cual se complementaba armoniosamente con el tambor, y los gritos de los niños que realizan la danza de los Santiaguitos y que representan la batalla entre el bien y el mal.

Esta danza se hace desde las festividades patronales, del 1 al 15 de agosto, en la fiesta de la virgen de la Asunción, y culmina con la mayordomía de San Miguel Arcángel el 29 de septiembre. En el de 2021, Don Clemente recibió por parte de la parroquia un reconocimiento por su valioso servicio.

Así, diciembre, un mes de fiesta para Santa María de la Asunción Coapan, pasó a ser de tristeza en su versión de 2021. Partieron dos personas humildes, respetadas y con gran amor a su pueblo, pues prestaron su servicio la mayor parte de sus vidas.

Los carrizos lloran, pues no sentirán más las manos que los moldeaban. Ese amor recíproco perdurará, pues aunque don Aurelio ya no trabajó el carrizo en sus dos últimos años, debido a la ceguera, éste se negó a dejarlo y le retribuyó sus caricias, guiándolo y apoyándolo como bastón hasta el final. Los carrizos lloran, porque no serán acariciados con los dedos y suaves notas de Don Clemente.

Estamos seguros de que el servicio y trabajo que realizaron desinteresadamente por su comunidad será reconocido y reivindicado por quienes continúen realizándolo. Descansen en paz, su legado sigue vivo.

__________

Luis Albino Ginez (Colectivo Masehual Ollin) y Guadalupe Bolaños Ceja (nahua de la Sierra Negra de Puebla y estudiante del Centro de Estudios Rurales, COLMICH) Videos que acompañan el texto: https://web.facebook.com/tehuacandigital/videos/ 2780902662234413 https://www.youtube.com/watch?v=95ptKJug6SA

comentarios de blog provistos por Disqus