EL TIEMPO SE AGOTA CRUCIAL, LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN / 301
ENCUENTRO CONTINENTAL DE PERIODISTAS COMUNITARIAS
Chichimaltenango, Guatemala.
“Los periodistas damos nuestras vidas, nos ponemos en peligro, nos arriesgamos, pero debemos tomar medidas de seguridad porque estamos expuestos ante cualquier situación, incluso la muerte. No tenemos a dónde recurrir. La única esperanza que tenemos es unirnos los periodistas, comunicadores, organizaciones e indígenas”, dice Anastasia Mejía, periodista comunitaria maya-k’iche’ y directora de la estación de radio Xol Abaj Radio y Xol Abaj TV. La comunicadora resume así el sentir del Encuentro Continental “Mujeres, Territorio y Libertad de Expresión”.
El abanico de agresiones a los y las periodistas en el continente es tan amplio como la diversidad de ataques a las comunidades que defienden su territorio. Anastasia, por ejemplo, fue detenida en Guatemala en septiembre de 2020, cuando realizaba la cobertura y transmisión desde su celular de una manifestación pacífica que terminó en la quema de la alcaldía de Joyabaj, Quiché. El alcalde Florencio Carrascoza la acusó de ser parte del grupo que inició el fuego. Y pasó un año en prisión antes de ser absuelta de los cargos.
Las diferentes violencias contra periodistas comunitarios están ligadas a su trabajo en defensa del territorio, ya sea como parte de la propia comunidad o desde su acompañamiento abiertamente comprometido con la misma, con el agravante de que en muchas ocasiones su tarea no es reconocida ni por el Estado ni por el periodismo “tradicional”, que argumenta que el activismo no es periodismo, como si las grandes corporaciones mediáticas no tuvieran compromisos claramente establecidos.
El caso de Samir Flores Soberanes, desde México, reúne la fatalidad con la impunidad. Defensor del territorio nahua y fundador de la radio comunitaria Radio Amiltzinko, en Morelos, fue asesinado el 20 de febrero de 2019 en el patio de su casa, a punto de trasladarse a su programa matutino en la radio. Samir había sido amenazado con anterioridad en el contexto de su oposición al Proyecto Integral Morelos (PIM), que contempla una termoeléctrica, dos gasoductos y un acueducto. Jamás recibió protección.
El asesinato de Samir se dio en un contexto que prevalece en México: las descalificaciones en contra de personas defensoras de derechos humanos y periodistas desde la presidencia de la República, pues el discurso, que cuestiona y estigmatiza a los críticos o adversarios, disminuye sus ya ínfimas condiciones de seguridad. México presentó en el Encuentro las cifras más altas de asesinatos en el continente: ocho en lo que va de este año, 52 en los tres primeros años del actual sexenio, más las 97 personas defensoras de derechos humanos asesinadas.
Chichimaltenango fue la ciudad que alojó a la comunidad de medios alternativos, indígenas y feministas procedentes de Argentina, Bolivia, Brasil, Ecuador, Colombia, Honduras, El Salvador, México, País Vasco y Estados Unidos, que vertieron durante cinco días de abril sus desafíos, obstáculos y preocupaciones: la seguridad física y digital; la necesaria formación; la falta de recursos económicos; el acoso de gobiernos y poderes fácticos; la criminalización de su trabajo, etcétera.
También pusieron en la mesa sus sueños colectivos: la creación de una Escuela de Comunicadores Comunitarios, el fortalecimiento de los trabajos colaborativos en la región, el intercambio de miradas y habilidades; los alcances del periodismo feminista. El Encuentro, a pesar del panorama, no fue un rosario de lamentos, sino de posibilidades.
La reunión continental fue convocada por Uk’ux Be’, organización de comunidades que se propone el fortalecimiento del proyecto político maya; y por Prensa Comunitaria, medio de comunicación creado en 2012 cuyo foco está en la movilización comunitaria en el ámbito social, cultural y político, en la memoria y la historia, y en los feminismos en sus diferentes expresiones. Prensa Comunitaria presentó un informe realizado durante 15 meses, de enero del 2021 a la fecha, periodo en el que monitoreó las violencias y restricciones contra el trabajo de las y los periodistas en los territorios, áreas urbanas y la ciudad de Guatemala. El documento, entregado al Relator Especial para la Libertad de Expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), Pedro Vaca, presente durante la primera jornada, advierte que tan sólo en 2021 se registraron 125 agresiones a periodistas y medios de comunicación.
Colombia no se queda atrás en el listado de agresiones. Juliana Toro, editora de Colombia Informa, indicó que durante el Paro Nacional de abril de 2021 se documentaron más de 155 agresiones contra la prensa, como detenciones, amenazas y robo de equipo, en un contexto en el que aumentaron los asesinatos de defensores indígenas del territorio.
Bessi Ramírez, de la Asociación de Radiodifusión Participativa de El Salvador (ARPAS), advirtió sobre la persecución al periodismo crítico y la amenaza abierta de la no renovación de la concesión de frecuencias para los medios comunitarios, con lo cual, dijo, se pretende acallar la voz de los pueblos. Son 9 de 18 concesiones de radios que si no son renovadas pueden ser clausuradas. También de Centroamérica, Inmer Gerardo Chevez, de la legendaria Radio Progreso de Honduras, refirió que persiste en su país la amenaza a los comunicadores y comunicadoras que abordan temas de corrupción, narcotráfico e impuestos de guerra, entre otras problemáticas.
María Eugenia Waldhüter, de Marcha Noticias, con sede en Buenos Aires, Argentina, aludió a algunos de los desafíos del periodismo comunitario, feminista y alternativo: crear una agenda propia y, al mismo tiempo, atravesar los cercos mediáticos de difusión, la falta de financiamiento y la búsqueda de nuevas narrativas.
“El tiempo se agota”, advirtieron los comunicadores reunidos. “Por eso, desde la defensa de nuestros territorios, desde el ejercicio de nuestra libertad de expresión y desde nuestra comunicación y periodismo comunitario, indígena y feminista, renovamos como comunicadores y comunicadoras nuestro compromiso por abrir nuevos caminos en la defensa de la Madre Tierra y el Buen Vivir para nuestros pueblos… Porque sabemos que somos herramienta estratégica para una Abya Yala donde los derechos de las personas, pueblos y Madre Tierra no sólo sean reconocidos sino plenamente ejercidos”, dice el pronunciamiento final de un Encuentro que reunió voluntades colectivas desde abajo.