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UN NUEVO CINE DESDE LA RAÍZ / 304

GLORIA MUÑOZ RAMÍREZ

San Cristóbal de las Casas, Chiapas.

Empezar por dejar de llamar “cine indígena” al realizado por personas nacidas en comunidades de los distintos pueblos, naciones, tribus y barrios de origen ancestral, y empezar a identificarlo por la especificidad de su cultura y su propuesta, es la tendencia actual de quienes siguen abriendo brecha en el complejo mundo del cine en México. Xun Sero, director del documental Mamá, se inscribe en esta proclama. Él es un cineasta tsotsil, pues de ahí es su lengua, su mirada y su manera de entender un entorno compuesto también por experiencias fuera de su comunidad: la música, la formación académica y cinematográfica, la mitad de su vida en San Cristóbal de las Casas, su activismo político y, de manera muy clara, su esfuerzo constante por cuestionarse lo que representa ser hombre en un mundo en el que imperan múltiples violencias machistas.

“¿Qué pedo con mis prácticas opresivas?”, fue una de las preguntas iniciales que lo llevaron al proceso cinematográfico de Mamá, documental que se describe como “un diálogo entre madre e hijo que exploran sus contradicciones, se conocen y se reconocen, reflexionan sobre la violencia naturalizada y su reproducción”.

Mamá recibió una mención honorífica del premio otorgado por la Federación de Escuelas de Imagen y Sonido de América Latina (FEISAL), en el marco del reciente Festival Internacional de Cine de Guadalajara, “por tratarse de un testimonio de sinceridad apabullante, a partir del reencuentro del director Sero con la historia de vida de su madre”. Xun estuvo en el festival, no su madre, quien no ha querido verla aún en pantalla grande. Tiene sus tiempos.

“Xun Sero” fue primero su nombre artístico, creado en 2007 cuando incursionó en el mundo del rap. Xun es Juan es tsotsil y así lo nombraba un amigo en la universidad. “Para mí fue un shock porque venía de todo un proceso de abandonar mi identidad, que empezó en la secundaria, cuando llegué a San Cristóbal, y lo cargué hasta la preparatoria. Cuando mi amigo en la universidad me llamó Xun, me molestó. Yo había tratado de escapar de lo que soy. Yo no era indígena, no quería ser indígena, pero alguien me estaba volviendo a nombrar de esa manera. Ahí descubrí que sí lo era y no tenía por qué avergonzarme. Xun no era ningún insulto. Me estaba diciendo mi nombre en nuestra lengua. Entonces lo abracé como un tema de reconciliación con mi identidad. Mi mamá también se sacó de onda, pero ahora ya no le molesta. Si hablan de Xun, hablan de su hijo”.

El tema de racismo en el cine y en toda la sociedad es escarbado por Xun. “Desde el momento en el que tu competencia laboral está mediada por tu color de piel, ya no estás igual o parejo. Hay personas sensibles a eso y saben que eso está mal, pero a veces también tienen reacciones muy paternalistas de ‘ay, pobrecitos, nunca han tenido, hay que darles’. Y también hay que salir de eso, de la victimización”, dice el cineasta en la primera parte de la entrevista realizada en el restaurante Taniperlas, en el centro de San Cristóbal de las Casas, ciudad racista por excelencia, donde hasta hace unas décadas las indígenas tenían prohibido caminar en las banquetas. Y, aún hoy, ofrecen sus artesanías en las calles a una comunidad blanca que no entiende que regatear es discriminar. No es casualidad que en la ciudad antes conocida como Valle de Jovel se haya dado el levantamiento zapatista de 1994, movimiento que también inspira la formación de Sero.

“¿Cómo le hago para contar una historia que toque a las personas y que su reacción no sea ni asistencialista ni paternalista? Siento que lo logro con Mamá porque las mujeres y los hombres que ven esta película en su mayoría no ven color de piel, no ven que si esta historia es de una mujer indígena o tsotsil, sino que dicen ‘es la historia de una mujer, de una mujer como yo’. Esa mujer y esa historia están contando lo que muchas otras mujeres no han podido gritar. Eso me parece un gran logro, y a eso me refiero cuando digo que quiero crear referencias positivas”.

En el cine de ficción, añade el también fotógrafo, “no sólo en lo que se ve frente a la cámara, sino en lo que está detrás, hace falta mucho trabajo, pues las personas que retratan o escriben las historias no necesariamente son de los pueblos originarios o han vivido situaciones de racismo. Hace falta también ir por ahí”. Hoy, dice, “así como hay fotógrafas feministas, productoras, directoras, lo mismo hace falta para personas que venimos de los pueblos originarios, que sean los propios directores y que estén ahí porque tienen las herramientas y no porque la producción necesita a alguien de los pueblos como cuota”.

Es innegable, desde hace algunos años, la irrupción de hombres y mujeres de diferentes pueblos indígenas que están realizando sus propias producciones. Y ahora, explica el documentalista, también existen apoyos exclusivos para estos realizadores. Pero, opina Xun, “es importante salirse de la idea de que me tienen que dar porque soy indígena, y demostrar que tenemos las herramientas suficientes en cuanto a inteligencia, formación, historia. Si no, vamos a estar siempre entrando a los lugares a partir de la lástima, del ‘ay pobrecito, es que claro, no ha tenido las mismas condiciones históricas’. Y sí es cierto, no las hemos tenido, pero las podemos generar. Yo sé que mi desarrollo en el ámbito del cine es distinto y disparejo al de otras personas que tienen accesos más desarrollados, pero desde donde estoy, desde San Cristóbal, sé que tengo un acceso, sé que este pueblo está conectado y que si alguien agarra un mapa va a querer venir. Yo no me alejo. A mí me encantó trabajar con Nicolas Défossé (su productor junto con Daniela Contreras), y con todo un fondo y entendimiento del cine. Aprendes un chingo”.

En resumen, explica, “es importante no sólo que te apasione sino que también lo hagas bien, porque se vuelven referencias que abren caminos. No sólo te abre caminos y puertas a ti, sino que también a otras personas que sabes que quieren hacer lo mismo que tú, pero que como tú no han tenido referencias”.

 

MAMÁ

Hilda Rodríguez es “Mamá”, la mujer de la comunidad de Oxinam, municipio de Mitontic, en Los Altos de Chiapas, que hace 34 años dio vida a Juan Antonio Méndez Rodríguez, nombre completo de Xun, quien los primeros seis años de su vida los pasó entre San Cristóbal de las Casas y Oxinam, dependiendo de lugar en el que su madre tuviera trabajo de sirvienta o de lo que encontrara. Cuando no había nada en la antigua ciudad de Jovel, madre e hijo regresaban a la comunidad. Después vinieron los estudios y la Universidad, que lo llevaron a establecerse los últimos 20 años en la ciudad. “Mi origen es tsotsil de Oxinam, pero también soy de San Cristóbal”, y en ambos lugares construye su mirada.

A lo largo de los 80 minutos del documental, el cineasta dialoga con su madre, le hace preguntas sobre su padre, un hombre mayor que ella que un día la secuestró y la violó. Pero no sólo es ésta la historia que se cuenta, sino la de una mujer que asume la maternidad, se hace cargo y sale adelante cuando el mundo le dice que no está hecho para ella.

Hay muchos momentos de decisión previos a Mamá. Uno, cuando Xun se descubre como parte de un mundo violento y machista. “Y sé que varios compañeros de mi generación tienen la misma sensación de reconocer que la hemos cagado, pero no sabemos cómo reconciliarnos con nuestras madres”. El documental es, por eso, encuentro y reflexión, previo a una formación de activismo político y audiovisual cercano al zapatismo.

En trabajos anteriores con presos políticos y desplazamiento forzado, Xun se dio cuenta de que lo que quería contar “era algo igual o más violento que esas historias”. Ahora, dice, sabe “que la violencia invisible se carga en todas partes. Las familias desplazadas, por ejemplo, si no trabajaron su violencia interna, aparte de que están desplazadas en un lugar que no es suyo y que eso las pone en situaciones emocionales complejas, reproducen esa violencia no trabajada en el nuevo lugar”. Es resumen, “aunque defendamos el territorio, si no trabajamos las violencias internas las vamos a reproducir”.

El cineasta tsotsil evita en todo momento la conclusión fácil de que las mujeres indígenas son violentadas de manera natural en sus comunidades, como si esta condición fuera exclusiva e intrínseca. El asunto es que la violencia machista existe y está en todos lados. Y es justo la idea que Xun le plantea a su madre: “Le dije que lo que ella vivió lo viven otras mujeres y que si hablábamos de eso podía ser que ya no se repitiera o que lo piensen, y no sólo para pensar que es mala la violencia, sinoquevanaversuhistoria,lavanaveraellayvanavera una mujer fuerte”. Por eso mamá acepta el reto, y también, hay que decirlo, “porque soy su hijo, y ella dice ‘voy a apoyarlo’”.

Al segundo encuentro de la entrevista, en el Café de Raíz en la Ciudad de México, el realizador llega luego de hacer la fotografía de un documental dirigido por una mujer. Agrega que recientemente, casualidad o no, sus trabajos más recientes como fotógrafo son con directoras mujeres. Y de ahí aprende.

Xun Sero insiste en que a los pueblos les falta escribir su propia historia, pero, advierte, se corre el riesgo “de que en nuestra búsqueda de ser partícipes de la historia del cine, terminemos no sólo copiando la utilización de las herramientas, sino también las historias y que éstas estén desvinculadas de nuestros territorios. Para mí eso es un gran reto y un gran riesgo”. Por ejemplo, explica, “cuando veo mi primer trabajo audiovisual, que es un video-reportaje sobre una de las fiestas de mi pueblo, me doy cuenta de que la hice muy al estilo de trabajos de afuera, que no están mal, están muy bien hechos, pero la narrativa es del de afuera que explica lo que sucede ahí. Después me di cuenta de que yo no soy de fuera, soy de dentro y tengo que narrar desde ahí”. Como lo hace en Mamá.

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MAMÁ se ha proyectado en el Festival Internacional de Cine de Toronto, Hot Docs; en el Festival de Cine de Guadalajara y próximamente en el Festival de Cine de Vancouver, además de la gira Ambulante. Aquí la página oficial: http://www.documentalmama.com/

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