LA MILPA AL RITMO DE LAS MUJERES / 307 — ojarasca Ojarasca
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LA MILPA AL RITMO DE LAS MUJERES / 307

MANUEL HERNÁNDEZ TA SAFI

La comunidad de Chiepetepec, que en náhuatl se llama Chipini Tepetl (“Cerro que gotea”), pertenece al municipio de Tlapa de Comonfort, en el lado poniente de la ciudad. Está ubicado en un lugar estratégico, ya que por el poblado pasa la carretera Tlapa- Chilapa, la cual comunica la región de la Montaña con la capital del estado de Guerrero.

Este pueblo es famoso en la región por el “Milli Mitotilistli” o “Baile de la Milpa”, en el marco de la celebración de San Miguel, santo patrono del pueblo. Éste empieza desde temprano y termina hasta la media noche del 28 de septiembre, pero ya reflexionando a fondo con los pobladores, este día es para dar agradecimiento a la lluvia por las buenas cosechas que se obtienen. Una mujer del pueblo dijo que estaba emocionada porque actualmente han involucrado a las niñas y niños para participar en el baile de la milpa, cosa que muchos años atrás sólo podían hacer las mujeres. Me emociona pensar que poco a poco vamos perdiendo el machismo en las nuevas generaciones, ya que en la comunidad aún prevalece, pero hemos dado un paso al involucrar a nuestros niños y niñas, renovándonos para seguir conservando nuestra maravillosa costumbre, con la novedad de que ahora habrá niños bailando con calabaza o con su milpa.

Cabe destacar que la fiesta de la milpa o de San Miguel Arcángel es común en los pueblos de la Montaña, en muchas comunidades se hacen procesiones con la milpa, pero Chiepetepec es el único lugar donde se baila con ella.

El Baile de la Milpa esta vez empezó poquito después de las diez de la mañana. La gente llegó a la iglesia y se integró a la misa que ofició el sacerdote del pueblo para San Miguel Arcángel. A las 11 de la mañana, de la iglesia salieron mujeres, niñas y niños cargando con sus milpas, calabazas, ejotes y flores, en dirección al lugar llamado La Cruz, una lomita donde está una capilla en honor a San Miguel. En el transcurso del camino se van agregando más mujeres. La caminata va acompañada de dos bandas de viento, que amenizan con su música anunciando el baile de la milpa. Al llegar a la capilla, los cantores del pueblo empiezan con sus rezos católicos y meten la imagen de San Miguel a la capilla. Después empiezan las mujeres a bailar con las milpas, que están adornadas con flores, velas, pan de rosca y con la flor de pericón o yautli. El baile dura más de media hora, en donde algunas mujeres intercambian su milpa o se saludan y de repente sueltan algunas frases entre ellas: “Hoy hubo muy buena cosecha, la lluvia nos bendijo”.

Las mujeres, niños y niñas, en la comunidad de Chiepetepec le agradecen al santo católico porque, así como triunfó sobre el diablo, los de la comunidad triunfan sobre el hambre. Es la combinación de la creencia mesoamericana con la occidental, resultado de la colonia.

Según relatos orales de los pobladores, la danza de la milpa es de origen prehispánico, sólo que actualmente la fiesta está estrechamente relacionada con la visión católica.

Después del baile, en las casas se ofrenda con mole y tamales nejos (preparados a base de cenizas) a la milpa elegida para llevarla a bailar, ya que la milpa que llevan las mujeres del pueblo se selecciona en el campo. Ya por la noche-tarde las mujeres vuelven otra vez con sus niñas y niños a bailar en el patio de la comisaría, donde el comisario y su grupo de trabajo ofrecen chivo preparado como ofrenda para concluir la fiesta, cenan y se retiran.

Comentan que hace años había un señor que le hablaba a la lluvia; se le conocía como Abuelo Tlajkmatketl, era el sabio del pueblo, ya que conservaba los conocimientos mágicos de comunicarse con las deidades de la naturaleza. Con él se perdió parte de la historia del baile de la milpa, ya que no hubo sustituto, pero todavía se conserva el legado. A un lado de la capilla donde se realiza el baile la gente pone carbón con copal caliente para aromatizar el ambiente, y algunas personas llegan con sus velas y las pasan a dejar y en silencio pronuncian unas palabras.

La relación de la mujer con la milpa es estrecha, comenta una jovencita de bachillerato que acudió para presenciar y cargar la milpa también. Ella ha aprendido que la milpa se siembra siguiendo las fases lunares, lo ha escuchado de sus papás, y en la escuela una maestra les comentó que la mujer tiene conexión con la luna. Por eso cree que es cercana a la milpa, porque no sólo convierte el maíz en nixtamal para hacer tortillas, sino que la mujer también cuida y limpia la milpa. Una señora que estaba entre la multitud dijo que empezó a bailar porque se separó de su esposo y empezó a sembrar y se vio en la obligación de seguir la costumbre para que tuviera una buena cosecha. Otras mujeres se integran al campo en su totalidad porque muchas veces sus esposos se van de migrantes a Estados Unidos o los campos agrícolas del norte de nuestro país. La herencia de Estados Unidos son las casas de concreto que están sustituyendo a las de adobe, pero lo tradicional resiste, como lo es el baile de la milpa.

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MANUEL HERNÁNDEZ TA SAFI, de profesión antropólogo y hablante de la lengua tu´un savi.

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