LAS HUELLAS DE LA REVOLUCIÓN MEXICANA EN ESTADOS UNIDOS / 308
PANCHO VILLA Y SU PROYECTO POST-REVOLUCIONARIO RENACEN EN LA HACIENDA DE CANUTILLO, TEXAS
¿Qué destino han tenido los mexicanos que han migrado a Estados Unidos desde la época porfirista hasta nuestros días y cuáles son sus expectativas para lograr mejorar sus niveles de vida en un país donde ya se han convertido en la minoría más numerosa y de mayor crecimiento?
El Laboratorio de Nuestro Futuro México-EU de los Museos CasaSola presenta en la iconografía de las migraciones de mexicanos miles de imágenes que ilustran lo sucedido dentro de un mapa humano que refleja su vida y sus aportaciones en esta sociedad que los ha atraído, no sólo para el desarrollo del país, sino también para mantener a su país de origen en mayor dependencia. Son como imágenes interminables de una película sobre su vida cotidiana en varias dimensiones, que nos muestra su realidad desde un mapa que nos permite introducirnos a la vida de millones de personas casi invisibles que ocupan o han construido, en casi todos los 50 estados del territorio estadunidense, un lugar para vivir en el país de las maravillas del mundo de la riqueza.
Hoy, durante festividades de la Revolución Mexicana, Pancho Villa renace en la Hacienda de Canutillo, Texas, donde el Museo de Pancho Villa CasaSola está proyectado para exhibir esas imágenes que nos ayuden a recuperar la memoria colectiva de la historia de México y recordar lo sucedido antes y después del movimiento revolucionario, con el fin de desenmascarar la historia oficial en un intento de educar a las presentes y nuevas generaciones, al conocer los hechos más trascendentales de las relaciones entre dos países con enormes asimetrías que se reflejan en la vida cotidiana. Esta exhibición iconográfica, a cargo del Museo CasaSola, los Centros Educativos de la Comunidad y el Laboratorio de Nuestro Futuro México- EU, tiene la finalidad de renacer la verdadera imagen del Centauro del Norte, así como la de su inacabado “sueño mexicano”, construido después que Pancho Villa depusiera las armas y se retirara en 1920 a la Hacienda de Canutillo, Durango. Allí intentó rescatar algunos de los ideales revolucionarios que contenían el pensamiento de Emiliano Zapata y miles de revolucionarios que querían un México libre y soberano sin desigualdades, pobreza e injusticia. Sin embargo, su asesinato terminó momentáneamente con su exitoso proyecto realizado en cuatro años. Ahora, 99 años después, revive en medio del silencio que ha ocultado los logros de los que inconscientemente participaron y participan en revivirlo en todas partes a las que han llegado los inmigrantes mexicanos.
Se trata de un rústico museo popular, no lucrativo, surgido de la necesidad de divulgar todos los avances de la comunidad mexicana y sus logros en el tiempo de estas nuevas generaciones de mexicanos y sus descendientes que han nacido de múltiples migraciones a EU sin conocer la verdadera historia de México y que conocen sólo la historia oficial misma que les esconde, no sólo sus raíces culturales, sino también los motivos de sus migraciones familiares. Por ello el Museo Pancho Villa CasaSola expone: “Estas fotos no compran felicidad revolucionaria”, con la tarea de promover y difundir sus logros en la cultura, el arte y la historia de los mexicanos después de la Revolución.
En ella destacan las citas del general John Pershing y el general Smedley Darlington Butler sobre la Expedición Punitiva e invasiones en plena Revolución Mexicana (1914, 1916, 1917 y 1919). “Cuando se escriba la verdadera historia de esta expedición, no será un capítulo muy alentador para nuestros estudiantes, ni aun para los adultos que lo contemplen” (general John “Black Jack” Pershing).
En su defensa de la historia oficial, Winston Churchill, otro de los actores invisibles de esta invasión, nunca enjuiciada, fue menos misterioso y más cínico que Pershing cuando dijo: “No falsificarás la historia mientras yo mismo la estoy falsificando”.
Y es que John Pershing, como el visible ejecutor militar y gran protagonista de esta invasión punitiva que consumó el robo del siglo XX contra México, iniciado por el general Smedley Darlington Butler y sus marinos invasores, conoció bien cómo la mal llamada Expedición Punitiva cambiaría, como en 1846, el destino de México y de los que emigraron. Sin duda fue un plan maestro bajo la ejecución de una operación militar geoestratégica contra un país indefenso y desangrado con más de un millón de muertos y miles de expatriados.
Sin embargo, lo confesado por Smedley Darlington Butler, el general invasor más laureado de la marina estadunidense e invasor que se apoderó de Veracruz en 1914, es aterrador: “Pasé 33 años y 4 meses en el servicio activo como miembro del Cuerpo de Marines, la fuerza militar más ágil de nuestro país… Durante ese periodo fui la mayor parte de mi tiempo un mercenario altamente retribuido, encargado de abrir paso al gran capital, a Wall Street y a los banqueros. En resumen, fui un mafioso del capitalismo… Así, en 1914 ayudé a conseguir que México, especialmente Tampico, fuera un lugar seguro para los cárteles del petróleo norteamericanos” (general Smedley Darlington Butler).
Recordar la Revolución Mexicana en EU podría ser intrascendente, pero existe una enorme necesidad para millones de mexicanos en ambos lados de la frontera de recobrar la memoria colectiva sobre esta realidad que ha influido en su vida cotidiana luego de haber emigrado de México, antes y después de la Revolución. Especialmente cuando descubrimos lo que ha sucedido en este pasado siglo al registrarse una ininterminable ola de migraciones que han elevado la presencia mexicana en Estados Unidos en una forma exponencial, más los millones de indocumentados después de la amnistía de 1986, y los miles de soñadores, o dreamers, en la sala de espera para adquirir su residencia permanente. Esta composición poblacional en Estados Unidos nos conduce a reconocer su invaluable contribución a la economía y el desarrollo de un país que no los ha valorado debidamente, al momento de reconocer cuán valiosos han sido desde las sombras y silencio donde han permanecido para ganar sus derechos como ciudadanos.
El producto de su trabajo silencioso son las millonarias remesas para ayudar a sus familias en México. Representa una fuente de ingresos superiores a lo que se recibe de la producción petrolera, y siguen siendo hombres y mujeres que pueden y deben votar para defender sus intereses personales y nacionales. También existen millones de ciudadanos de origen mexicano que tienen el derecho de votar en Estados Unidos y que han tenido una pobre representación en los territorios perdidos desde 1846; sólo en Nuevo Mexico se ha tenido un gobernador de origen mexicano. La representación de estos millones de ciudadanos tampoco se ha reflejado en el Congreso y Senado, así como en alcaldías fronterizas donde representan una fuerza importante, ni para ocupar puestos acorde a sus derechos adquiridos en más de dos siglos de injusta espera.
La historia oficial ha ocultado, desconocido e ignorado las grandes aportaciones de los millones de mexicanos en territorio estadunidense que, sin haber conocido el trabajo desarrollado por Pancho Villa en la Hacienda de Canutillo, Durango, han logrado, durante estos últimos 99 años, un trabajo monumental al crear con su esfuerzo individual y familiar grandes emporios por todo el territorio estadunidense, además de ayudar con sus sacrificados ahorros a sus familiares.
Para el Museo Pancho Villa CasaSola es tiempo de recuperar nuestra memoria colectiva con la ayuda de la historia gráfica y sobre todo con la identificación familiar que une a los mexicanos de uno y otro lado de la frontera México-Estados Unidos para construir una verdadera (R)Evolución donde se combatan la pobreza, la desigualdad, la injusticia y la discriminación racial existentes. Ello es parte de esta nueva celebración que se vive en la Hacienda de Canutillo, Texas, en preparación para el primer centenario del asesinato de Pancho Villa.
Con ello el Museo Pancho Villa CasaSola adquiere el compromiso educativo para difundir las imágenes encontradas e investigadas por el Laboratorio de Nuestro Futuro en las comunidades investigadas, colecciones y material de apoyo para unir esfuerzos para destacar los logros de la población mexicana y de origen mexicano que vive en EU. Ello para su exhibición y crítica ante el mundo en que vivimos como un ejemplo de lo que se ha logrado en nuestras comunidades después de la inducida Revolución Mexicana que fue intervenida en plena lucha contra el derecho de soñar con un México libre y soberano en contra de un porfirismo de 34 años en el poder y los intereses extranjeros que protegió para despojar al país de sus riquezas nacionales y de un mejor destino.
La iconografía histórica que comprende este esfuerzo binacional para mostrar las épocas revolucionaria, post-revolucionaria y moderna que se han vivido en los dos países vecinos en forma distinta, incluye colecciones de MexiAmérica, Fondo Casasola, Casa de las Américas de NY y de CasaSola Museums, mismas que carecen de valor comercial por ser un museo no lucrativo que no compra ni vende fotos y que sólo tienen un valor educativo de importancia nacional.