¿ELECCIONES Y TOTALITARISMO EN GUATEMALA? — ojarasca Ojarasca
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¿ELECCIONES Y TOTALITARISMO EN GUATEMALA?

KAJKOJ MÁXIMO BA TIUL

I

CÓMO JUGAR EN CANCHA AJENA

Hoy más que nunca se necesita un proceso de reconversión de las estructuras de poder consolidadas que rigen la sociedad de la cultura occidental y, al mismo tiempo, transforman las relaciones históricas marcadas por el colonialismo, la exclusión y la discriminación.

Papa Francisco

Cobra actualidad el relato de Jun Aj Pu’ e Ixb’alamke en Xib’alb’a, relato que nos puede ayudar a analizar elescenario político actual. Decimos esto porque Jun Ajpu’ e Ixb’alamke, como anteriormente lo hicieron el papá y el tío, Jun Jun Ajpu’ y Wuqub Jun Ajpu’, aceptaron jugar contra los de Xib’alb’a con sus propios instrumentos: pelota, cerbatana, etcétera. No fueron a jugar con los instrumentos de sus enemigos. Los gemelos fueron mucho más astutos, porque aprendieron de sus antecesores, armando una estrategia que hoy llamaríamos “táctica y política”. No se fueron a jugar a la cancha de los enemigos sin conocerlos, sin analizarlos, sin saber quiénes eran.1

Este relato es actual, sobre todo cuando vemos casi consumado un fraude institucional al no inscribir al binomio del MLP y que podría en el futuro culminar como un fraude electoral, porque se está participando en un modelo de democracia que nació en crisis y no para darle participación al pueblo, aunque su concepto sea “el poder del pueblo”, concepto que ya había sido discutido por Sócrates. Esta democracia tenía como elementos importantes “la asamblea y el mercado”, dos elementos que nunca cambiaron, a pesar de haber existido una posibilidad de reformarse con la Revolución Francesa, pero que no fue así. Aunque se haya acuñado la trilogía “libertad, fraternidad e igualdad”, estos igual estaban vinculados íntimamente a la “asamblea y al mercado”. Hay libertad, fraternidad e igualdad, sólo si se aceptan las reglas del juego aprobadas por los grupos de poder y el mercado.

Las anteriores siguen siendo las limitaciones de la democracia representativa y en consecuencia podrían prolongarse en el modelo de “democracia participativa”, si no se toman en consideración las prácticas políticas de los pueblos y comunidades originarios, construidas desde “la discusión, el acuerdo y el compromiso”, que se complementan con la idea de “selección y complementariedad” y no con lo de “elegido y ser electo”, que sigue siendo una práctica y una limitación de la democracia clásica.

La gran falacia de esta democracia es cuando se repite que el soberano es el pueblo. Crecimos con la idea que democracia significaba el “poder o gobierno del pueblo”, cuando en realidad la democracia guatemalteca primero fue el poder de los criollos-oligarcas y burgueses y ahora es el poder del crimen organizado y del crimen económico. Una democracia que sólo se repite cada cuatro años, ya sea para ir a elegir o cuando comienzan a pelearse para ser “electos”, y eso es lo que ahora está pasando en el escenario electoral.

Las elecciones por sí solas no cambiarán nada. Cambiarán diputados, alcaldes, presidente. O quienes se postulan sólo se cambiarán de partido o de posición en las listas de diputados o concejales, pero la situación de exclusión, marginación, pobreza y extrema pobreza no cambia.

Si esto ha sido una constante en las elecciones desde hace mucho en Guatemala, es urgente pensar en otra forma de participación y ésta debe hacerse desde la experiencia de los pueblos. Las comunidades en sus territorios siguen construyéndose bajo el diálogo-acuerdo y compromiso y no como el modelo democrático donde mandan “la asamblea y el mercado”.

En las comunidades no existe el “proceso asambleario”; están el komon, el molab’, el ch’ut, como formas de organización político-social. Es el espacio que reúne a la comunidad para resolver y discutir los principales problemas; para organizar una reunión o fiesta; para seleccionar a un dirigente o líder (hombre o mujer), etcétera. Si vamos a inventar una estructura nueva, tendrá que hacerse desde la experiencia, costumbre, cultura y acción de los pueblos, no una adaptación de lo que se inventa el occidente. Esto sí sería un “proceso revolucionario”.

Las condiciones objetivas para cambios profundos en Guatemala están dadas. Pero las condiciones subjetivas habría que revisarlas y evaluarlas. Condiciones político-económicas sí hay y lo hemos repetido muchas veces.2 Pero ¿el sujeto político (condición subjetiva) estará preparado para estos cambios? Si somos aproximadamente el 50% por ciento de indígenas en Guatemala, o puede que más, ¿cuántos realmente estamos conscientes que el país, el Estado, la democracia y el modelo económico tienen que cambiar?

El sujeto histórico para construir el proceso de cambio, de acuerdo a nuestra percepción, carece de conciencia de clase y de etnia;3 es un sujeto que sigue enajenado y alienado. Jun Ajpu’ e Ixb’alamke dijeron: “Abuela, vamos a sembrar esta vara aquí, si florece es que vencimos y si se seca es que morimos”. Supieron que las condiciones para derrotar a los de Xib’alb’a estaban dadas y luego, apoyados de animales como el zancudo y de otros elementos de la naturaleza, conocieron la estrategia del enemigo y lograron vencerlo. ¿Los movimientos políticos, sobre todo partidistas en Guatemala, están conscientes de esto o sólo persiguen llegar al poder y luego ver qué pasa? Situaciones que se repiten desde la firma de la paz y por eso, así como han nacido estructuras políticas, también han desaparecido: FIN, Nukuj Ajpop, Encuentro por Guatemala, entre otros.

En el escenario actual, surgen las siguientes interrogantes. ¿Con qué herramientas estamos entrando en el campo de acción que hasta ahora está controlado por los grupos de poder? ¿Estamos conscientes de que el neoliberalismo ha destruido las bases mismas de la democracia, desde que sometió lo político a lo económico? Porque no es ajeno a nosotros que el modelo neoliberal ha pervertido las bases de la democracia y entonces quien nos gobierna es el capital, el negocio, la empresa, y por lo tanto lo económico. Y de aquí es donde nace lo que tanto se ha repetido, que el Estado guatemalteco está controlado por mafias, en lo que se le ha reconocido como el pacto corrupto, pacto criminal, crimen organizado o crimen económico.

De esa cuenta, siguen siendo actuales las discusiones de Lenin cuando afirma que, “además de las condiciones objetivas, se desarrolle el factor subjetivo, a saber, la capacidad de las organizaciones revolucionarias para llevar acciones revolucionarias de masas que sean lo suficientemente fuertes como para acabar con el antiguo régimen, que nunca, ni siquiera en un período de crisis, colapsa, a menos que uno lo haga estallar”.4

Finalmente, las propuestas de los grupos de izquierda y progresistas, que participan hoy en el escenario político, tendrán que tomar en cuenta que “la conciencia revolucionaria se desarrolla a través de la experiencia de una lucha de conjunto para desarrollar una lucha política contra el Estado y el conjunto de la organización social capitalista”.5 De allí nuestro constante llamado a la articulación de las fuerzas progresistas del país para derribar de una vez por todas no sólo la corrupción, sino el modelo neoliberal como perversión de la democracia.

II


¿ALAS PUERTAS DE UN GOBIERNO TOTALITARO?

Totalitarismo es una forma nueva de dominación que usa el terror para destruir al ser humano.

Hannah Arendt

Los últimos acontecimientos políticos y económicos de Guatemala, que se dan en el marco electoral, nos confirman que estamos a las puertas de una forma de dictadura totalitaria, diferente a las dictaduras militares de la guerra fría, porque esta nueva modalidad será conducida por civiles, con estrategia militar y, mucho peor, porque viene apadrinada por el narcotráfico, lo que ahora se considera “los nuevos empresarios y la nueva élite económica de nuestros países”.

Una dictadura es un “régimen político en el que una sola persona gobierna con poder total, sin someterse a ningún tipo de limitaciones y con la facultad de promulgar y modificar leyes a su voluntad”. El totalitarismo es un “régimen político en el que el poder es ejercido por una sola persona o partido de manera autoritaria, impidiendo la intervención de otros y controlando todos los aspectos de la vida del Estado”.

Estas dos formas de gobierno se fortalecen con el terror. Ampliamente estudiado por Hannah Arendt en Los Orígenes del Totalitarismo, 6 donde plantea que “los totalitarismos han constituido un fenómeno que no se podrá soslayar cuando se quiera hacer una caracterización de nuestro siglo”. Su estudio necesita bucear en sus orígenes, que para ella son el antisemitismo y el imperialismo. Dos formas inéditas de “dominación del hombre por el hombre”. Un estado totalitario es “aquel que responde ante todo a una dinámica ideológica y obedece a una visión del mundo en sentido peculiar y privativo”.

Así como el nazismo se alimentó del racismo, hoy los nuevos totalitarismos, que nacen de incipientes dictaduras corporativas, se alimentan de una versión mejorada y ampliada de “racismo”, como el caso de Bolsonaro en Brasil, que le importó poco que los pueblos originarios de la Amazonia se estuvieran muriendo o que se asesine a miembros de la comunidad LGTBQ+, enmascarado en una corriente ideológica “provida” en nombre de “Dios”. En El Salvador, Bukele hace creer, incluso a grupos de izquierda, que la implementación de programas para controlar a las maras se pueden hacer violando los derechos básicos, como el derecho a la vida de la mayoría. O el totalitarismo de Ortega-Murillo, que destierra y desnacionaliza a sus oponentes.

En Guatemala tenemos la posibilidad de repetir nuestra historia, vivir una especie de gobierno totalitario como en los años de 1960-1985 (más o menos). Los grupos de poder, sus alfiles y peones no sólo son miembros de los grupos de criminales que controlan el Estado, sino que con este control están persiguiendo a funcionarios anticorrupción y ahora quieren apoderarse de quienes los consideran una amenaza para sus propios intereses y recurren a la violación de la libertad de prensa y la expresión del pensamiento.

El reavivamiento de grupos que estuvieron al margen de la ley durante el conflicto armado interno, como Fundaterror, Avemilgua, Guatemala Inmortal, Liga Pro Patria, considerados como CIACS, ahora ensayan su nuevo manual que recitan los jueces y fiscales, cuando juzgan a sus oponentes, como la “fiscal Monterroso”. Así cuando ésta solicita al juez que se amplíe la investigación sobre el caso Zamora, o contra periodistas, analistas, académicos, “porque hay indicios de haber colaborado en obstruir la justicia y habían causado confusión a la opinión pública”.

En un modelo totalitario, el individuo queda totalmente anulado y bajo terror y la justicia social se desprecia. Derechos humanos básicos pasan a segundo plano. Para ello son la persecución, la criminalización, la represión en contra de los que consideran sus opositores. Y ni se podrá mencionar el nombre del “rey o de la reina”, porque estamos todos expuestos a las amenazas del “ogro”, y entonces volveremos a decir, como durante la guerra: “No hablen mucho, mucha, porque las paredes tienen orejas”. O como le decía a un amigo estos días: “Ahora tenemos que persignarnos antes de salir a la calle para que no nos pase nada, como nos recomendaba mi finada madre durante la guerra”.

El autoritarismo que se quiere instalar en Guatemala ya se vive a diario en nuestras comunidades. Los miembros del Concejo Municipal se pueden enriquecer a los ojos de todos los ciudadanos que por miedo no denuncian. Sin el llamado a iniciar la campaña electoral, las casas en las aldeas aparecen totalmente pintadas con los colores de los partidos de derecha y es campaña anticipada, pero nadie quiere denunciar por el miedo. Hay proyectos mal construidos (parques, drenajes, pozos, mercados) pero nadie se atreve a denunciar por miedo a la muerte o la persecución criminal. Las municipalidades pintadas del color del partido de gobierno o del partido a donde se pasaron los del Concejo Municipal. Una sola persona denuncia en el COMUDE y todos callados, como si estuvieran en la misa o el culto. ¿Entonces qué vamos a hacer?

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NOTAS:

1. Popol-wuj-kaxlan-tzij.pdf (wordpress.com), visto por última vez el 8 de febrero de 2023.
2. “Guatemala entre el 2022 y 2023, ¿qué más? (II)”, Rebelión, visto por última vez el 11 de febrero de 2023.
3. Por eso es nuestra crítica alrededor de los discursos de líderes y lideresas (indígenas o no) que participan en partidos políticos, sobre todo de izquierda o progresista, cuando dicen “que todos los indígenas saldrán a votar por ellos”, un discurso recurrente desde hace muchos años y que nunca es la situación real de la política partidista en Guatemala: Centro de Reflexiones Nim Poqom, documento para el debate, “Siwan Tinamit: Mayas y Participación Política 1 (Hacia el Oxlajuj Baqtun)”, bibliotecavirtual.clacso.org.ar/ar/libros/grupos/gavia/09izq.pdf
4. Las condiciones objetivas y subjetivas. El derrumbe capitalista y la acción revolucionaria en el joven Lukács - En Defensa del Marxismo (revistaedm.com), visto por última vez el 12 de febrero de 2023.
5. Ibidem.
6. Arendt, Hannah, Los orígenes del Totalitarismo, Aguilar, Altea, Taurus, Alfaguara, Argentina, 1998.
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