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UN VENTARRÓN AIRADO Y ELOCUENTE

HERMANN BELLINGHAUSEN

Ruperta Bautista, Me’on ts’ibetik/Letras humildes Colección El Ala del Tigre, 03, Universidad Nacional Autónoma de México, 2020

La poeta bats’i k’op (tsotsil) Ruperta Bautista ocupa un lugar peculiar en el paisaje de la escritura contemporánea en lenguas originarias. A pesar de la predominancia de los discursos reivindicativos y hasta de denuncia en vastas zonas de esta literatura mexicana emergente, en pocas plumas encontramos un acento tan comprometido, incluso insurreccional, como en la suya. Otras poetas, también chiapanecas, poseen una variedad de tonos inconformes, de protesta, de dolor en rebeldía con admirable vigor lírico, como Juana Peñate y Mikeas Sánchez. Sólo Bautista cruza de plano la línea del “ya basta” zapatista de 1994.

Hay que decirlo de entrada: el reciente poemario de Ruperta Bautista es político, panfletario dirán algunos (no este comentarista). Comprometida con sus verdades y cicatrices, desdeña por momentos “la belleza” de “lo poético”. Me’on ts’ibetik/Letras humildes atraviesa las praderas de la poesía mexicana actual como un ventarrón airado y elocuente que remite a los guerrilleros Roque Dalton, Leonel Rugama o Javier Heraud, pero sin fraseología marxista, en clave indígena mexicana.

La dedicatoria reza: “Rememorando a todos aquellos hermanos y hermanas de todas las razas que han dado su vida por un mundo donde se incluyan muchos mundos”.

Bautista, originaria de San Cristóbal de Las Casas, creció en las fronteras de lo rural y lo urbano, el racismo y la emancipación, el castellano y el tsotsil, lo tradicional y la revolución. Se da a conocer en el seminal libro colectivo Palabra conjurada (Espacio Cultural Jaime Sabines, 1999), a cargode Antonio Reyes Matamoros. Ingresa al milenio como una de las voces fundadoras de la nueva escritura en lenguas originarias, que arranca con fuerza al iniciarse el siglo XXI. Publica sucesivamente Ch’iel kopojelal/Vivencias, Xchamel Ch’ul Balamil/Eclipse de la Madre Tierra y Xojobal jalob te’/Telar luminario.

A ello suma su experiencia pedagógica y como dramaturga, actriz y directora teatral. Forma parte de la actual efervescencia cultural indígena que, de la selva y las montañas de Chiapas, converge en el valle de Jovel. Sus vivencias y observaciones de mujer, de indígena y de pobre, más que feminista la hacen comunitaria.

No se ahuyente aquí el lector de mera poesía. Letras humildes no carece de los enigmas verbales, metafóricos y metafísicos de la poesía. Sólo que sus dardos líricos atraviesan un discurso explícito, beligerante y cargado de comprometida emoción, como en Cicatriz de la memoria:

Sentada al lado de mi pensamiento,
cuelga un dilema en el hilo de mi vida.
Una cicatriz aparece en la periferia de mi memoria.

Y mejor aún en el poema Ma’satetik / Ablepsos (o “enceguecidos”):

Pensamientos rojos ruedan
en la mente de los mutilados de la conciencia.

Ciegos en su apetito se extinguen en su artificio, en rojas monedas pasan con sus ojos colgados.

Mendaces vestidos de falsedad dibujan cementerios en sus pupilas.

La escritura es “mi tributo a la sublevación”, escribe la poeta. Habla de los crímenes de los militares, de los pueblos que sufren, las mujeres que sueñan y las tropas subterráneas forjando el horizonte:

Marchan con el color de la montaña meridional, ocultados del olfato de verdugos,
los clandestinos trazan las líneas del horizonte.

Vigilados por el dolor sentado en los siglos, desde abajo siembran las semillas de la libertad. Flores de esperanza en las manos del tiempo.

Desde el vientre de la tierra
se constituye el nervio de los oprimidos. Grito y llanto en el mundo.

Ilustra el nacimiento de una nueva consciencia, y la desgrana en idioma bats’i k’op como un compromiso más: el de enriquecer su lengua madre.

En Ruperta Bautista encarna esa generación de poetas que han vivido la transición entre los viejos tiempos de miseria y olvido y los actuales vientos libertarios obra de los propios pueblos, inevitablemente expuestos a múltiples vicisitudes, los reiterados peligros del integracionismo autoritario del Estado-nación “mestizo” y otros efectos de la colonización perpetua, manifestada también en la invasión interna por el crimen organizado, la diáspora de los pueblos y la modernización abrumadora que impone la actual era tecnológica.

Es la de Ruperta Bautista una poesía dotada de filos para enfrentar el vendaval de los tiempos que corren. Lo humilde no quita lo valiente, ni lo concreto de las vivencias opaca la iluminación poética.

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