BOSQUES PARA EL BUEN VIVIR / 312 — ojarasca Ojarasca
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BOSQUES PARA EL BUEN VIVIR / 312

ELÍ GARCÍA PADILLA

Los enfoques extractivistas de la política forestal, es decir, aquellos que consistenen extraer la madera de los bosques y selvas para generar así una actividad económica, no necesariamente aseguran los mínimos de nivel de vida de la población. Durante el Tercer Taller Nacional “Bosques para el buen vivir”, representantes de comunidades originarias rarámuri ubicadas en Chihuahua —que fue históricamente el mayor productor de madera de México— expresaron que los aprovechamientos forestales no han generado suficientes fuentes de empleo, ingreso o bienestar colectivo. Por el contrario,la explotación forestal ha dañado a los manantiales, huertas y potreros de las comunidades rarámuri.

De manera semejante, la gente de la región de Lagunas de Zempoala —cerca de la Ciudad de México— que participó en el taller, no ha superado sus carencias a pesar de que se extrajeron grandes volúmenes de madera en el pasado, al amparo de la política de impulso a las Unidades Industriales de Explotación Forestal. En la actualidad se ha desplegado en la región una política de conservación que deja a los jóvenes sin opciones legales de desarrollo y abre el camino para que el crimen organizado opere en la región.Los ejidatarios, que son en el papel los dueños
de los bosques de esa zona, se aventuran en sus montes con miedo a que las bandas criminales los confundan con integrantes de otras bandas y los ataquen con armas de alto poder.

Otras regiones forestales de México, comola parte media de la cuenca del Río Balsas en Guerrero y la parte baja de la misma cuenca en Michoacán, tampoco han podido salir de los niveles más bajos de desarrollo humano a pesar de las políticas forestales desplegadas en lo que va del siglo XXI. Lo que sí ha aumentado en esa regiones ha sido la degradación ambiental, la violencia y el crimen organizado.

Con el objetivo de buscar alternativas a las políticas forestales extractivas, se reunieron en Quintana Roo más de 60 representantes de 15 entidades. Entre ellos, 24 comunidades y organizaciones forestales.

Durante tres días se analizó la problemática de cada región. Se visitó la Zona Sur y la Zona Maya de Quintana Roo, y se identificaron las prioridades para que el aprovechamiento de los bosques y selvas sirva realmente para
el mejoramiento de las condiciones de vida de la gente que vive en las zonas forestales, y no solamente como mecanismo para extraer la madera y destruir la diversidad biológica, dejando pobreza y violencia entre las comunidades humanas.

Durante la apertura del evento, el representante en Chetumal del ECOSUR, Felipe Eloy Sosa Cordero, expresó el interés de dicha institución en llevar a cabo investigacióny divulgación de la ciencia, relevantes para el desarrollo rural. De ahí su interés en fortalecer los vínculos institucionales con los sectores de productores y de la sociedad civil. Erika Flores Hernández, Directora de Manejoy Productividad Forestal de la Secretaría de Ecología y Medio Ambiente de Quintana Roo, mencionó que la actual administración —que apenas inicia— está comprometida a que el estado avance y se profundicen aspectos clave, como el manejo de las selvas tropicales en beneficio de sus pobladores.

Hugo Galleti, a nombre del Presidente de la Sociedad de Productores Forestales Ejidales de Quintana Roo, Cristóbal Uc, señaló que con sus procedimientos rebuscados y exceso de burocratismo, el sector forestal del estado ha entrado en una crisis, que debe superarse lo más pronto posible, si se quieren evitar conflictos sociales. Victoria Santos, en representación de otro de los convocantes al evento, Proselva Tropical S.C., corroboró que las políticas hacia las selvas no han sido diseñadas pensando en el bienestar y el desarrollo de las comunidades locales y que están generando una crisis en el estado y posiblemente a nivel nacional, pues debido a decisiones burocráticas se
ha detenido la actividad productiva de decenas de ejidos forestales.

Por su parte, Francisco Chapela, en representación de la Asociación Civil Estudios Rurales y Asesoría Campesina (ERA), expresó que, si bien México ha sido pionero en poner en práctica el esquema de Manejo Forestal Comunitario, con muy buenos resultados, en el siglo XXI la promoción de este enfoque se detuvo, mientras que en otros países ha aumentado. Instó a los participantes en el taller a identificar las oportunidades de mejora que conlleva la crisis actual de este sector productivo.

Las discusiones formales e informales entre las diversas organizaciones, comunidades y ejidos permitieron acotar los aspectos críticos que enfrenta el sector forestal en la actualidad. Las visitas a campo y las conversaciones con ejidatarios y pobladores ayudaron también a vislumbrar algunas acciones para que el aprovechamiento de los bosques y selvas contribuya realmente a mejorar la calidad de vida de la gente, conservar la biodiversidad y prestar servicios vitales a la sociedad. Se establecieron las bases para una colaboración más efectiva entre distintas regiones forestales y entre distintos sectores sociales, reconociendo la corresponsabilidad que existe entre los habitantes de las zonas forestales y el resto de la sociedad.

Las salidas a campo mostraron que una mayor participación de la población de cada lugar en el manejo forestal redunda en una conservación más efectiva. Tanto en Laguna Om, municipio de Othón P. Blanco, como en Chan Santa Cruz, municipio Felipe Carrillo Puerto, las iniciativas comunitarias apuntan hacia acciones que mejoren las condiciones de vida de la gente, cuidando la base material de su bienestar: las selvas, con toda la diversidad que éstas albergan.

Además de definir con mayor precisión la problemática que enfrentan las comunidades forestales, que en algunos casos está llevando al desplazamiento de pobladores bajo la presión del crimen organizado, se acordó impulsar acciones para devolver a las comunidades locales el manejo de los recursos forestales. Para esto, se acordó formar comisiones puntuales, que atiendan temas centrales, como son la gobernanza, el mejor diseño de la política forestal, avanzando hacia modelos no extractivistas, el desarrollo de mecanismos de acceso a los mercados y al financiamiento, así como la formación de cuadros técnicos de las empresas comunitarias y de las comunidades forestales mismas.

También se hizo un llamado a las instituciones ambientales presentes para revisar inclusiva y puntualmente la NOM-152-SEMARNAT-2006152 o Ley General de Desarrollo Forestal Sustentable-LGDFS vigente. Ya que dicha ley es una norma muy complicada, pensada para regular a grandes empresas madereras trabajando en bosques extensos a través de un programa de manejo forestal el cual es un documento complicado, muy voluminoso y además costoso. Integrar dicho programa costaría a un pequeño productor forestal más de lo que podría obtener de la venta de su cosecha de árboles. Por lo tanto, la imposibilidad de cumplir con las normas pone a la mayoría de los productores forestales —que cultivan árboles en sus parcelas o en las parcelas que usufructúan— al margen de la ley y en una situación de alta vulnerabilidad e incertidumbre.

Concluimos el evento con la fotografía grupal y con el compromiso de seguir trabajando colectivamente para el efectivo fortalecimiento del manejo forestal comunitario en México, una actividad productiva que permite construir la utopía: un desarrollo social en armonía con la Madre Naturaleza.

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