TODOS HIJOS DEL MAÍZ Y DE LA LLUVIA / 314 — ojarasca Ojarasca
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TODOS HIJOS DEL MAÍZ Y DE LA LLUVIA / 314

No se marchitan los besos / como los malinches, / ni me crecen vainas en los brazos; / siempre florezco / con esta lluvia interna, / como los patios verdes de mayo
Gioconda Belli


Sequías, incendios, inundaciones y desgajamientos van en aumento. La superficie talada y cavada crece espantosamente. Las tierras sufren, los cerros quieren venirse abajo, ríos y lagos se esfuman o envenenan y nuestras luengas playas son un muro de hoteles infranqueables para los lugareños. Para colmo, de un tiempo a esta parte los poderes del neoliberalismo fanático abren las puertas a lo que podría ser uno de los mayores crímenes del progreso humano contra la naturaleza: la desaparición de los maíces criollos, vivos, propios de los pueblos, un manto agrícola único y extraodinario. El embate imperial pretende imponer su maíz transgénico, cuyos efectos nocivos en el maizaje nacional están ampliamente documentados.

They don’t give a shit y van a los tribunales. A los agricultores robot e industrializados de la Unión Americana les vale gorro. Las temibles corporaciones del ramo imponen su producto; es mercancía, base industrial mil usos, energético “verde”. Pretenden el control estricto del mercado mediante sus maíces desarrollados en laboratorio: maíces castrados. El gobierno mexicano debe ser firme en su rechazo, sensible a la esencia profunda de la fortaleza material y espiritual de los pueblos originarios. El maíz es fuente de placeres gastronómicos y cultura comunitaria, de ganancias propias y no mediadas, de alimento insustituible. El maíz no puede ser el “empleado” de ninguna empresa. Lo labra la mano campesina, lenta obra de arte agrícola patrimonio de la humanidad.

Las élites ignoran el impacto sostenido de los maíces en la creación de civilizaciones milenarias y su papel en la portentosa sobrevivencia de los pueblos originarios, diseñados para morir hace cinco siglos. El maíz es su carne y su sangre. Su savia. Así como lo comen resulta un alimento muy completo ante la marea masiva de comida procesada o chatarra. Las celebraciones de mayo cada año para petición ritual de lluvia y florecimiento de la nueva milpa escenifican conmovedoramente la centralidad de nuestro arcoíris de maíces (sus propiedades, enseñanzas, sabores) y de la milpa y los magueyes que acompañan la vida material y espiritual de los pueblos mesoamericanos.

La amenazante farsa judicial-empresarial estadunidense invocando acuerdos de un T-MEC que cuenta con poderosos aliados políticos corporativos en el país, no oculta que ya circula en México mucho maíz transgénico. Lleva rato. Aquí no debe sembrarse. Hay que detener su avance. En medida de lo posible erradicarlo. Para eso sirve la soberanía. ¿Si no para qué? La milpa es primero, germen de todas las resistencias visibles e invisibles de los pueblos.

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