POR LA HISTORIA DE LOS PUEBLOS / 315
Desde principios de junio los Pueblos Unidos de la Región Cholulteca y los Volcanes, los Guardianes y Guardianas del río Metlapanapa y el Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra y el Agua habían denunciado el intento de la Fiscalía General de Puebla por detener a Alejandro Torres Chocolatl, sujeto al mismo proceso que Miguel López Vega, a quien también se sigue hostigando pese a que fue declarado inocente ante “las acusaciones infundadas de la Comisión Estatal de Agua y Saneamiento de Puebla”. Alejandro Torres es también comunicador comunitario de Radio Zacatepec. Todo esto según nota de Martín Hernández para La Jornada de Oriente.
Pese a toda la visibilidad del caso, el viernes 30 de junio finalmente detuvieron a Alejandro Torres Chocolatl, concejal del Congreso Nacional Indígena. Lo interesante es que la respuesta de la gente se hizo viral con un clamor unánime. ¡Dejen en libertad al compañero!, ¡presos políticos, libertad!
Según su propio testimonio, el 30 de junio como al medio día “fui sujeto de un levantón o intento de desaparición forzada. Cuatro personas armadas, sin explicación alguna y sin identificación, me llevaron al Ministerio Público de San Pedro Cholula y después a la Casa de Justicia de San Andrés Cholula y después de tres horas de detención me dejaron libre en el estacionamiento de la Casa de Justicia. Éste es un acto de represión e intimidación por parte del Estado y el capital representado por sus tres órdenes de gobierno”. Y así el compañero Alejandro pone el dedo en la llaga, uno de los núcleos de lo que ocurre hoy en México: “Esto sucede en el contexto de guerra contra los pueblos originarios, pues en todos los territorios padecemos asesinatos, levantones, secuestros, desapariciones y encarcelamientos. Hoy estoy en mi casa y en mi comunidad gracias al apoyo y organización de colectivos, pueblos y organizaciones, medios libres nacionales e internacionales y organizaciones de derechos humanos”. En la conferencia de prensa del 2 de julio, el compañero Alejandro dijo:
Quiero denunciar este hostigamiento, esta persecución, estas amenazas, pues es una estrategia criminal que tiene el Estado, en sus tres niveles de gobierno, junto con el capital, claro está, por detrás, con lo cual pretenden lastimar a las organizaciones. Es una muestra de que no sólo son los Pueblos Unidos, el Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra y el Agua o las Guardianas del río Metlapanapa, sino también es un mensaje a la Unión Popular de Vendedores Ambulantes, es un mensaje para los compas que se están manifestando en contra de las verificaciones... Ese mismo día hubo tres actos. Desalojaron a quienes se manifestaban en contra de la verificación, a don Simitrio pretendieron detenerlo, y eso también hay que denunciarlo, a mí me llevaron detenido, así que esto es una muestra de lo que quiere hacer el Estado con todas las organizaciones sociales, las organizaciones del agua, todos los defensores del territorio. Esto es una muestra del garrote que quieren imponer con este gobierno. Aquí en nuestro territorio hay una persecución muy tremenda, una criminalización y difamación hacia quienes defendemos la vida. Hay proyectos muy fuertes acá, como son los parques industriales de Ciudad Textil que están arrojando sus aguas textiles, sus aguas tóxicas a los terrenos y ellos a fuerza quieren contaminar, quieren verterlas en el río Metlapanapa. Eso les preocupa.
Por supuesto no podía faltar el hecho de que regresa Bonafont, avanza el gasoducto del Proyecto Integral Morelos y ya preparan consulta para que la gente les respalde, y toda esa situación mantiene nerviosas a las personas que están detrás de todos estos negocios.
Lo tremendo es que lo dicho por Alejandro Torres Chocolatl se aplica, con sus particularidades, en todo el país. Es un deporte o una obsesión, que intenta establecer un clima de amedrentamiento general que va de la mano con la expansión de la delincuencia y del acaparamiento de tierras para todo tipo de desarrollo agroindustrial o meramente de infraestructura, o de extractivismo, sea minero, de hidrocarburos, de agua o de suelo fértil. Esta expansión implica sobre todo la búsqueda del control regional, un control que se utiliza para todo tipo de actividades.
Parecería que en el mundo, pero seguro en el país, existe una infraestructura, tal vez informal, tal vez algo muy estructurada, a la que podríamos denominar la “planta destructiva”, porque implica una devastación expansiva, el despojo desatado, la deshabilitación que se recrudece conforme atomiza las comunidades a partir de sus propias actividades, como ahora que la Procuraduría Agraria está empeñada en fragmentar los esfuerzos de las asambleas otorgando a los comisariados poderes plenos para ejercer contratos con terceras partes sin tener que consultar a lo que durante años fue el núcleo duro de las comunidades. Y todo esto para privilegiar a gente ajena a las mismas, como ocurre en los núcleos donde los menonitas han estado apoderándose de tierras de comunidades que primero les rentaron y luego se vieron obligadas a venderles, como ocurre en toda la Península de Yucatán.
Es tal el cúmulo de catástrofes que podríamos adelantar documentos para cada una de ellas; pero recorren el país de sur a norte con granjas porcícolas, como en la Península, de nuevo, donde se lucha contra más de 500 proyectos de criaderos industriales, de las cuales por lo menos 220 son megagranjas, varias de ellas propiedad del Grupo Kúo.
Las torres aerogeneradoras o los conjuntos de celdas fotovoltaicas siguen sin comprenderse como problema por toda la publicidad hacia las mismas como si fueran energía limpia, cuando que por lo menos la energía eólica puede estar vinculada con la devastación amazónica de la madera de balsa con que se fabrican las propelas (en China), por lo que la extensión y vericuetos de la cadena de suministro y de valor acaban globalizando la devastación al extraer madera que se exporta a China, donde se fabrican las hélices que después regresan a la Península o al Istmo para contribuir a la instalación de verdaderos parques de 50 o 100 torres eólicas. Aunque las celdas fotovoltaicas de energía solar puedan parecer muy sustentables, dejan de serlo cuando se instalan 500 en un predio del cual expulsaron a la gente que habitaba en esos sitios. Un caso sintomático lo reporta el Environmental Justice Atlas, que describe el problema de tan sólo un parque, “el parque fotovoltaico Yucatán Solar (antes llamado parque fotovoltaico Concunul)”, que tiene una capacidad instalada de 70 MW y prevée la instalación de 33 mil 140 paneles, extendiéndose “sobre una superficie total de 255 hectáreas” que requieren la remodelación (tala) de 210 hectáreas de selva para la instalación de los paneles. Este proyecto fue “desarrollado por Lightening PV Park S. de R.L. de C.V., filial de Jinkosolar Investment, empresa de capital chino”.
El caso de la Península, como el caso de la Ciudad Textil en la Región Cholulteca, son casos que van sinergizando la destrucción hasta hacerla sistema, y en ese momento provocan el potencial de convertir la región en lo que llaman Zona de Sacrificio, como fue declarada en 2021 la Península (entre otras 10 regiones, por lo menos) por los relatores de Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Derechos Humanos y sobre Tóxicos y Derechos Humanos, David Boyd y Marcos Orellana, respectivamente. (Ver el informe Zonas de Sacrificio en América Latina. Vulneración de derechos humanos y de la naturaleza, 2021).
Estamos en un momento de recrudecimiento generalizado cuyos retazos se sienten localmente pero cuyo diseño completo puede llenarnos de zozobra en un momento en que crece la impunidad y la violencia es la moneda de cambio en todas las regiones.
En cada uno de estos casos la crítica o la protesta se puede tornar un caso de desaparición forzada o de asesinato. El hostigamiento, como decimos, es de cajón.
En el Congreso Internacional de Prácticas Narrativas, llevado a cabo en la Universidad del Medio Ambiente en San Mateo Acatitlán, Valle de Bravo del 15 al 17 de junio de este año, participaron Rossina Uranga del Centro de Derechos Humanos de las Mujeres (Cedehm) y Alberto Rodríguez Cervantes del Instituto Regional de Estudios de la Familia. Ellos relataron la situación de las desapariciones forzadas en la Sierra y la llanura chihuahuense. La desesperanza de la desaparición es innombrable. Y tiene muchas aristas. Hay quien desaparece porque su presencia es incómoda o molesta. Hay quien desaparece porque se la o lo llevan a trabajar en oficios o empleos indignos como el sicariato o la prostitución o hasta la muerte a manos de verdugos viles para el entretenimiento de gente enloquecida que paga muchos dineros. Hay la desaparición como represión ante la protesta y la crítica frontal, colectiva.
El caso es que según las cifras compartidas por estos dos luchadores sociales apuntan a 112 mil 78 personas desaparecidas entre 2006 y 2021. Y esto tiene una contraparte cruel. Hay también 52 mil hallazgos de restos humanos sin identificar.
El Informe Mundial: México de Human Rights Watch complementa estos datos. Hablamos de 3 mil 700 asesinatos de mujeres tan sólo en 2021; hubo 15 periodistas asesinados entre enero y septiembre de 2022 y 12 personas defensoras de derechos humanos en 2022. Entre 2013 y 2020 hubo 3 mil 799 denuncias relacionadas con abuso militar.
Según el informe, sólo 5.2% de los casos es resuelto, lo que significa que hay 99.48% de impunidad. Existen por lo menos 130 “colectivos de búsqueda” formados por los propios familiares de las personas desaparecidas.
A la fecha, según el Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas (RNPDNO), hay 111 mil 218 personas desaparecidas y no localizadas. Las entidades que más reportan casos desde 2006 son Jalisco y Tamaulipas. El padrón da cuenta de la ocurrencia desde enero de 1962 y se actualiza diariamente. Desde entonces, el total histórico es de 288 mil 434 personas desparecidas, no localizadas y localizadas (177 mil 216 han sido localizadas, 12 mil 778 sin vida).
Es imposible tal vez explicar las violencias “locales” si no es por la avidez por controlar los territorios, los enclaves, las relaciones, los núcleos agrarios, los gremios de productores, los trasiegos de los exiliados y exiliadas en ese tránsito perpetuo en que se convirtió la vida en México.
Así, La Montaña de Guerrero concentra todos los agravios descritos en los párrafos anteriores. Ahí, minería y narco son lo más visible. Los grupos buscan controlar territorios, arrasar bosques, no sólo trasegar o sembrar droga. Además, los laboratorios de la tan de moda droga sintética sustituyen los campos de siembra. El control lo abarca todo: comprar conciencias, pactar grupos políticos, cocinar las elecciones. Promover los negocios. Crecerle el precio a los productos. Regular los mercados. Sincronizar los envíos para que los precios no se desplomen al inundar un mercado. Manejar asambleas. Mantener la “gobernanza” política de municipios y comunidades. Permitir o negar el tránsito de mercancías.
En todo ese escenario hay una jornalerización de la vida comunitaria. No hay modo de arraigarse y remontar los desgastes de la tierra para emprender una soberanía alimentaria. Todo esto en el trasfondo de un aumento de la violencia contra las mujeres. Con los años se le han colado a algunas corporaciones de “policía comunitaria” gente ligada a los cárteles, por lo que es crucial distinguir que si son verdaderas policías deben obedecer a las asambleas y al sistema de autoridades, y no andar ahí, “por sus pistolas”.
El caso del asesinato de Arnulfo Cerón preocupa porque hoy 3 de julio que inician las audiencias del juicio oral ante el Juez del Tribunal Unitario de Enjuiciamiento Penal, hay desconfianza de la familia de que se vaya a ejercer justicia porque una de las personas señaladas como autor intelectual tiene influencias económicas y políticas.
Vidulfo Rosales Sierra, abogado de Tlachinollan, señaló que el 26 de junio se tenía programada la primera audiencia de juicio oral a las cuatro de la tarde contra la persona que está señalada como autor intelectual de la desaparición y asesinato del defensor, mientras que otra estaba programada a las 12 del día contra cuatro autores materiales, dos más estarían pendientes porque están en la etapa intermedia. No obstante, las dos audiencias fueron diferidas. En la calendarización que hay los juicios estarán terminando a mediados de julio. [...] Arnulfo Cerón Soriano fue un defensor que contribuyó a la democratización del estado de Guerrero, al debate político, a la defensa de los derechos humanos, a hacer accesible el derecho a la salud y a la educación de las niñas y niños en las comunidades indígenas. También luchó por la libertad de los presos políticos, por la justicia, por la presentación con vida de los 43 y otros desaparecidos.
Son ejemplos. De miles de casos desperdigados de Baja California a Tabasco o Chiapas, o la Península de Yucatán. Entre Colima y Veracruz.
Pero así como hay ese recrudecimiento de los encontronazos, la deforestación, los incendios, los levantones y las desapariciones, como flores mojadas crecen también todo tipo de proyectos autogestionarios. Algunos son proyectos comunitarios en toda forma, y muchos van acompañados de pensamiento autonómico y la defensa del territorio, de la milpa y la subsistencia como vida digna, que son el núcleo de su andar, como justamente de los Pueblos Unidos con quienes comenzamos este recuento. Otros muchos casos son intentos autogestionarios, urbanos y rurales que van de la recuperación de apiarios o colmenas meliponas a la recuperación de semillas, la recuperación de especies, incluso al interior de centros de readaptación social, proyectos de cuidado de la salud comunitaria, de recuperación de la lengua, de diagnósticos participativos cartográficos o narrativos, sanación de manantiales, el revivir rituales y ceremonias sagradas, luchas contra gasoductos, carreteras, megaproyectos, Volver a las formas de vida que hacían digna a la gente y que protegían o cuidaban.
Los proyectos de género y en general de las organizaciones de mujeres están combatiendo, palmo a palmo, la vileza del machismo y su violencia enceguecida.
Hay quien dice que todos esos proyectos no son nada porque están aislados cada cual en su rincón. Habemos muchas personas que vemos cómo van hablando proyecto con proyecto, casita de la cultura con centro alimentario, tiendade artesanías con taller de encuadernación. Redes o frentesen defensa del maíz, de la tierra del agua, por la agroecologíay más allá. Cuando ese tejido esté dispuesto a fortalecer y defender a cada uno de los nudos, algo va a cambiar. Aunqueaún no sepamos para dónde. Pero habrá más lucidez y justicia en lo que venga.