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PARA USTEDES QUE INTENTAN ESCAPAR DE LAS ALAS DEL MIEDO Y VOLAR SIN LÍMITES / 321

NAJWA JUMA (POETA PALESTINA)

RAUDOS

Con alas de esperanza, los cinco niños vuelan tras de su mamá, corriendo contra el sonido de cañones y misiles.

La oscuridad hace que ella pierda el camino. El miedo que tiene por sus hijos abre senderos mágicos ante ella.

Ella sabe que la muerte no está lejos, llega desde cualquier dirección y en cualquier momento, aparece en cualquier callejón o detrás de una estrella, o emerge de... debajo de sus pies, tiesos de miedo y de agotamiento.

No parece haber escape.

Su casa se yergue burlándose de los cañones y misiles que ya destruyeron casi todas las casas circundantes.

De los tanques que se aproximan se abraza a sus recuerdos por última vez, y cae.

A la una de la mañana es su última cita con su hogar y sus recuerdos. Bajo la cubierta de oscuridad, comienza a correr hacia lo seguro, llevando a su hija más chiquita entre los brazos, brotando varias manos de las orillas de su vestido para que el resto de sus niños se cuelguen de algo. El sonido de los cañones se aproxima, los persigue, envuelve sus cuerpos con flamas, y les hace olvidar el frío de la noche. Detiene sus respiraciones jadeantes y entorpece sus pies que sueñan vida.

Ella acelera, los niños caen, no les es posible seguir su paso, ella se detiene un momento, luego los ayuda a levantarse, los mueve a que continúen y redoblen su velocidad, les recuerda que son pájaros, que deben volar. Los niños se excitan y se lanzan a toda velocidad.

El sonido de una enorme explosión ensordece sus oídos, y un enorme resplandor les ciega por un momento, después vuelven a mirar, pero ya no ven a su mamá, ni hallan las orillas de su vestido. Vuelan raudos.

 

EN EL TECHO DE LA CASA

De sus viejos cuadernos, el niño pequeño hizo una cometa y la iluminó con los colores de la bandera palestina, negro, verde y rojo, dejando que el color original del papel ocupara el espacio blanco.

El niño pequeño miró de reojo a su mamá y luego trepó al techo de su casa. Rompía el arresto domiciliario del cuarto trasero de su casa que su madre pensó refugio seguro para sus hijos durante la guerra.

El niño lanzó la cometa y le soltó el cordel. Su alma se apresuró a volar mientras la cometa se elevaba a la cima, ignorando el rugido del dron militar.

Los colores brillantes de la cometa. Ellos provocaban al dron porque a éste le gusta solamente el color del negro chamuscado. El niño le dio más libertad a su cometa para que trepara más y más arriba.

La cometa pareció tocar aquello que ha estado merodeando en el cielo por más de un mes, desde el inicio de la guerra, distribuyendo muerte y terror por todas partes, tallando un sendero de dolor en cada vecindario.

“¡A mi mami no le gusta volar pero a mí sí!”.

“Siento volar mi alma en el espacio arriba de mi cometa. Mi mamá nunca vivió el placer de volar. Apuesto que si lo hiciera, estaría junto a mí aflojándole cuerda a su propia cometa. Mi madre alucina con el rugido del maldito dron militar y se mantiene vigilante de su voz y su altura, pero yo no tengo miedo de nada. Seguiré soltando el cordel hasta que mi cometa, con sus brillantes colores, alcance al horrible dron del que mi mamá tiene miedo”, pensaba el niño.

De nuevo le soltó cordel a su cometa, que subió y volvió a subir. Su entusiasmo creció, mientras el dron militar se irritaba por los brillantes colores y gruñó antes de escupir muerte de su vientre.

A él no le importó y le soltó la cuerda al tope hasta que la cometa le jaló la pequeña palma de su mano.

El misil del dron militar rasgó su cuerpo. Y él cayó de un espacio en que por un momento voló hasta posarse en el techo de su casa en pedazos. Su mano pequeña se aferraba al hilo de la cometa colorida mientras volaba cerca del dron de hierro.

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Najwa Juma es maestra, traductora, escritora y activista de Gaza, integrante de la Unión General de Escritores Palestinos. Ha publicado dos colecciones de relatos cortos y varios artículos que discuten el contexto en que viven las mujeres palestinas. Es una de la traductoras de la antología 48 Palestinian Short Stories (Inner Child Press, 2023). Estos textos son una pequeña muestra de la serie que nos fue enviada por intermediación de Yves Berger.

 

Traducción: Ramón Vera-Herrera

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