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BIOGRAFÍA DE UNA VOZ COMUNITARIA: RADIO HUAYA

MAURICIO ESCOBAR LICERAS

En la periferia, en un lugar olvidado dentro de la vasta extensión de la República Mexicana, desde la Sierra Norte de Veracruz, en el municipio de Huayacocotla, el 15 de agosto del año 1965 una estación de radio se atrevió a hacer las cosas distintas, marcando un antes y un después en la historia de la radio en México. Radio Huayacocotla, La Voz Campesina, es una estación de radio con más de 57 años representando, informando, pero sobre todo dialogando con distintas comunidades indígenas. Es decir, Radio Huaya es una estación de tipo radio-social o comunitaria que desde sus orígenes se distinguió de las demás estaciones de radio comerciales al apostar por una forma de comunicación distinta, una manera de conversar que incluye al otro México olvidado: el México de los campesinos, de los indígenas, de los humildes, de los desamparados.

Esta gran historia empezó en la década de los sesenta, cuando integrantes de las Carmelitas Descalzas emprendieron un proyecto educativo para las escuelas radiofónicas en el municipio de Huayacocotla con el objetivo de alfabetizar a campesinos e indígenas, hombres y mujeres, a través de dicho medio. Esto fue posible gracias a que en el año de 1965, la Universidad Iberoamericana (UIA), plantel Ciudad de México, de la mano de la Conferencia del Episcopado Mexicano, creó la asociación civil Servicios Educativos Radiofónicos (SER), para así fundar varias escuelas radiofónicas a lo largo del país.

Estas escuelas empezaron las labores educativas apenas con lo básico, según relata Sofía Ortega: “La red de escuelas radiofónicas de Huayacocotla llegó a tener 123 aulas en toda la región, funcionaba con aparatos de radio muy básicos en frecuencia de onda corta: 2390 khz con 500 watts de potencia” (2014). Lamentablemente, en el año de 1973, el proyecto de las escuelas radiofónicas se volvió insostenible, sobre todo por un tema de cuestión económica. Es entonces cuando la Compañía de Jesús asume la responsabilidad de Radio Huaya junto con la fundación Fomento Cultural y Educativo, en un momento en que, guiados por el padre general Pedro Arrupe, la compañía reflexionaba y sobre todo practicaba el servicio a los pueblos y distintas comunidades marginadas por nuestra sociedad.

En estos años, Fomento Cultural asume el manejo de la radiodifusora (con permiso de la UIA), con un cambio bastante significativo en la misión de Radio Huaya: construir un modelo radiofónico, basado por supuesto en un proyecto educativo y comunicativo, pero que refuerza los valores culturales de la región, alimentando de esta manera su sentido de identidad, rescatando sus fiestas, tradiciones y costumbres.

Llega la década de los ochenta y los reclamos sociales ponen en el centro del debate la educación popular. En este periodo histórico, la voz de Radio Huaya cada vez se escucha más y cobra un papel importantísimo cuando, en esos años, todo el equipo promueve “la organización de los 14 ejidos forestales del municipio de Huayacocotla, en la Unidad de Producción Forestal y Agropecuaria Adalberto Tejeda, para abordar colectiva y organizadamente el Programa de Desarrollo Forestal propuesto por la Subsecretaría Forestal, dirigida entonces por Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano” (2014). En ese momento la radiodifusora se da cuenta de que son algo más que un simple medio comunicativo, por lo que conforman dos equipos internos: uno encargado de la organización de los ejidos y el otro de la radio. Sostenidos económicamente por Fomento Cultural, Radio Huaya por esos años empieza a despegar, ganándose un lugar respetable dentro de los pueblos y comunidades a los que les llegaba la señal.

La década de los noventa se vería atravesada por el crecimiento de la violencia y las injusticias. Sobre todo en el municipio de Texcatepec, Veracruz, donde caciques mestizos ejercieron actos de violencia horribles en contra de los comuneros indígenas. Pero Radio Huaya, lejos de esconderse o mirar hacia otro horizonte, asumió su responsabilidad social y respondió al llamado correcto, acercándose a dichas comunidades desprotegidas, conversando con ellas, transmitiendo sus reclamos y compartiendo la información que poseían. “Fueron años de enorme violencia hacia los pueblos otomí, náhuatl y tepehua; muchos de sus pobladores fueron desplazados, asesinados y desaparecidos. Se contaba que las personas de las comunidades tomaban algunas de sus pertenencias y se iban a Huayacocotla en búsqueda de ayuda, huyendo de los balazos en medio del monte, bajo la lluvia y el frío” (2014).

Para frenar dicha ola de violencia, fue necesario un trabajo conjunto entre Radio Huaya, los sacerdotes confinados a la parroquia de San Pedro Apóstol de Huayacocotla, el Comité de Derechos Humanos Sierra Norte de Veracruz y la Comisión de Derechos Humanos de Xalapa, Veracruz. En especial, Radio Huaya emprendió “un caminar junto a los pueblos víctimas del cacicazgo ancestral y partidista, que desde hacía muchos años se había gestado en la región” (2020).

A comienzos del nuevo siglo, Radio Huaya ya contaba con locutores indígenas y colaboradores en distintas modalidades, algunos de medio tiempo y otros de tiempo completo. Radio Huaya llevaba entonces más de 30 años sirviendo como una voz, la única, en distintas comunidades campesinas e indígenas, respondiendo ante sus reclamos y necesidades, cuando en el año de 2005 consigue el permiso de FM, convirtiéndose en una estación con 10 mil watts de potencia, pasando de estar presentes en cinco municipios a ser escuchados en cinco estados a lo largo de la República.

El cambio naturalmente fue lento y necesitaron adaptar su forma de trabajo ante los nuevos retos que conllevaba estar en FM. Pero todo valió la pena cuando “a través de cartas y llamadas de los escuchas fue como se supo que la frecuencia llegaba a parte de la Huasteca queretana en la Sierra Gorda, a la de San Luis Potosí, donde la escuchan pames y totonacos, a la Sierra Norte de Puebla, al sur de Tamaulipas y, por supuesto, a la Huasteca hidalguense y veracruzana” (2014). Esto sucede en el 2010, luego de que transformaran muchos aspectos, añadiendo nuevas líneas editoriales, teniendo que responder a trámites y responsabilidades legales que anteriormente no, teniendo que comprender a la audiencia que tanto los quería, etcétera.

Hoy en día, Radio Huaya transmite en el 105.5 FM y su misión sigue siendo la misma desde hace más de 40 años: “La razón de ser de Radio Huaya es la defensa del derecho a la palabra que, ante todo, es la defensa de la dignidad de los pueblos, su lucha por que no dejen de ser quienes son, la defensa de su identidad, sus tradiciones y sus costumbres, la defensa del territorio y de quien lo habita y lo cuida”. Se trata de un reto diario, en el que los altibajos son parte de esta noble labor que un par de compañeros realizan, en muchos casos dejando a un lado sus propios intereses, por el bien de las comunidades campesinas e indígenas. Y sin lugar a dudas, las comunidades están conscientes de ello. Ésa es la razón por la que Radio Huaya, hasta nuestros días, se articula como la radio comunitaria más significativa del país.

Fuente: IberoPrensa

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