CUANDO DEJAMOS DE SER KOMUUN / 325 — ojarasca Ojarasca
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CUANDO DEJAMOS DE SER KOMUUN / 325

KAJKOJ MÁXIMO BA TIUL

Uno de los principios fundamentales del gobierno indígena es el “mandato”, que nace del komuun. Esto implica que las autoridades, sean éstas perpetuas como el Laj Mam de Santiago Atitlán o autoridades que se renuevan cada dos o tres años, como son en su mayoría, saben que “mandan” obedeciendo a las comunidades o komuun y a los pueblos que los eligen para proteger los bienes comunes o los bienes territoriales.

Hoy hay una cantidad de personas quienes se autonombran “autoridades” porque fueron electos por las ONG o movimientos sociales y les entregaron una “supuesta vara”. Sí, digo “supuesta vara”, que se ha convertido en un adorno, así como las “invocaciones” que hacen “guías espirituales” en los parques, hoteles, salones de reunión. Este modo de “ser autoridad” no le ha hecho nada bueno a los pueblos y comunidades, porque no actúan bajo el principio del mandato originario, sino bajo la lógica del mandato occidental, jerarquizada y represora.1

Aquí, es importante comprender el concepto de “voluntad colectiva”. Sobre esta lógica, las autoridades comunitarias y originarias no se representan a sí mismas, sino representan la voluntad de la comunidad. Las luchas y las movilizaciones son decisiones comunitarias, por lo tanto, que alguien participe en cualquier espacio de gobierno, que no es malo, se supone que fueron consensuados con los pueblos, comunidades y colectivos.

De ahí la idea de comunizarnos. Los pueblos originarios siempre piden que vivamos la “comunidad”. De ahí la idea del komuun como el lugar para las decisiones políticas, económicas, sociales, culturales y religiosas de los pueblos. Este komuun, lo antecede el nukuj, que es la preparación, ensayo, iniciación. Entonces, cabe la pregunta: ¿Cómo se prepararon las actividades para los 106 días de movilización? ¿Cómo se prepararon quienes ahora están compartiendo gobierno?

El mandato recibido de los colectivos no fue dirijan y busquen puestos en el gobierno, sino dirijan la movilización, endurezcan esta cosa para fortalecernos y al final quienes reciben homenajes son quienes se están aprovechando de los 106 días de movilización, que libraron los pueblos y no las famosas “varas”2 ahora firmando acuerdos y haciendo propuestas al gobierno, sin que esto sea la realidad que viven los pueblos que están en lo más profundo del país. Por ejemplo, no es lo mismo conflictividad agraria que disputa territorial. No es lo mismo comprar nuevas tierras que recuperación de las tierras. No es lo mismo educación desde los pueblos originarios que educación bilingüe intercultural. Así podríamos poner más ejemplos.

Dejar la comunidad y el mandato que de ella viene es como dejar empeñado todo el “espíritu” en manos del sistema. “Durante el gobierno de Arzú, hubo manifestaciones de movimientos indígenas para exigir la ratificación del Convenio 169 y al mismo tiempo reuniones con académicos indígenas en el palacio nacional. Arzú en ese momento les dijo: ‘Yo prefiero a ustedes y no a los indios que están haciendo relajo en las calles’”. Hoy tal vez no les dicen eso, pero los tienen calladitos: el Ministerio de Energía y Minas emite su acuerdo para darle prioridad a las empresas hidroeléctricas para acumular agua, sin pensar en las comunidades que no tienen agua para tomar. O la extensión de la licencia a Perenco, que, aunque digan que no va a pasar en la zona de reserva, sí pasa en los territorios indígenas. O la licencia de la Minera Cerro Blanco. Pero ningún funcionario indígena opina ni reclama. Ahí se olvidaron las consignas de la calle.

Quien ha asumido un puesto en el Estado ha dejado de ser comunidad. No obedeció el mandato de la comunidad y se constituye como emisario del Estado para llevar al Estado hacia las comunidades, y entonces pone cuesta arriba el derecho a la autonomía y la libre determinación de los pueblos, que significa autogobierno y recuperación de tierra y territorio.

El kaxkol (k’iche’), rahil wank (q’eqchi’), tikilal (poqomchi), que tanto repiten en diferentes actividades, es sólo un símbolo. Por eso no tiene sentido que se nombren “representante” de “x o y” red de “ancestrales”, porque ya no lo son, ahora son “funcionarios de gobierno”, y de esa cuenta el presidente los seguirá necesitando para dos cosas: 1) mínima gobernabilidad y 2) controlar a las comunidades, y el “dolor” y su “vara” será el salario.

De ahí lo que dice Arévalo: “Vamos a necesitar a la nación con sus pueblos para este proceso”.3 Eso quiere decir que seguimos siendo los mozos colonos del sistema y desprotegiendo a nuestras comunidades, tratando de llevarles un modelo de desarrollo y de igualdad, que es la muerte súbita de los pueblos.

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KAJKOJ MÁXIMO BA TIUL, antropólogo maya poqomchi de Guatemala.

Notas:

1. De estos últimos conocemos muchos casos, incluso se sabe que algunos que compitieron como candidatos a gobernador fueron a las comunidades a pedir firmas para avalar su candidatura, bajo el ofrecimiento de plazas y proyectos; como dice el refrán: “Cuando el río truena, es porque piedras lleva”.

2. Facebook, visto última vez el 10 de abril de 2024.

3. https://www.facebook.com/FundacionMagGuatemala/videos/297309573242945, visto última vez el 10 de abril de 2024.

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