COLLAR DE PALABRAS. ¿QUÉ ES XA’VÌ (POESÍA) PARA EL PUEBLO QUE TIENE LA PALABRA DE LA LLUVIA?
Las hermanas y los hermanos Ñuu savi1 constantemente reflexionamos sobre el quehacer por nuestra lengua materna Tu’un savi2 y sobre los diversos temas que surgen y se analizan en la comunidad. Yo pienso constantemente en la necesidad de visibilizar nuestros conceptos propios. Desde la escritura y la creación poética, me he dado cuenta que, a pesar de todo lo que hago respecto a la reflexión y la sistematización de la oralidad, aún me quedan muchas tareas y un proceso extenso por agotar. Las y los escritores nos enfocamos en escribir y la generación que nos lee será quien nombre lo que estamos haciendo.
Este texto lo escribo a partir de esa última idea y por lo que alguna vez un hermano Ñuu savi de Oaxaca dijo, que lo que nosotros hacemos no puede ser nombrado como poesía, porque nuestra palabra de la lluvia tiene una identidad propia. El hermano del pueblo de la lluvia propuso llamar a los textos escritos en nuestro idioma como je’ù, término que proviene de la idea del discurso, asamblea y discusiones poéticos. Por esto, me puse a desmenuzar pensamientos y a repensar desde mi variante, haciendo una reflexión sobre la poesía y el poema: por un lado, ese texto que busca hacer memoria a través de la esencia de las palabras, y las imágenes y emociones que éstas evocan, ese espacio donde es posible hacer escuchar la voz de quien no puede hablar ante la sociedad, el puente de comunicación con la humanidad; por otro lado, la reflexión, denuncia o exigencia que un texto puede transmitir.
Si en nuestra palabra de la lluvia el concepto de poesía no existe, ¿cómo nombrar a las y los poetas? Antes de responder a esta pregunta y hablar de un posible término en mi idioma, quiero rescatar la palabra xa’vì, que en mi variante significa esencia, raíz, origen o poder, a su vez, esta palabra da origen, inicio y raíz a kuaún, las palabras sagradas de los rezanderos, es decir, todas aquellas que se pronuncian en rituales de curación o en el parto, por ejemplo. De esta forma, kuaún podría concebirse como el cuerpo de estas palabras que se ofrendan como collar de flores a la casa de la lluvia o a la casa de fuego, dependiendo de la deidad a la que se invoca. A kuaún también se le conoce como sìkì tu’un / collar de palabras, este término nos permitiría entender de manera más amplia el telar de la palabra de la lluvia, no necesariamente relacionado a las ritualidades.
De esta forma, xa’, en Tu’un savi, se aproxima a la palabra xa’a, que a su vez significa huella, rastro, pie, inicio; y vì, similar a vií, que quiere decir bien o bueno, y a ví’i, que quiere decir abundancia o mucho. Entonces, xa’vì podría ser la raíz y esencia de todas las palabras en collar de abundancia, entre voces, dicho de otra forma, el inicio de un rastro o huella que revitaliza a kuaún (cuerpo del collar de palabras) en el sendero poético. Siguiendo estas ideas, podríamos entender que kuaún es equivalente a un poema y su xa’vì es la poesía.
Para contextualizar y hablar de un caso concreto, me permito citar lo que mi abuelo me explicó respecto a la enseñanza de los rituales a una persona como rezandera principiante. Cuando una persona acude con un narrador, rezandero, partera o partero con la intención de aprender el kuaún, debe saber que a menos que sea de mucha confianza y alguien de la misma cultura, xa’vì no le será otorgado de manera fácil, esto debido a que el rezandero concibe su ndìkà víkó / poder como algo sagrado. Por tanto, quien transmitirá la enseñanza no entregará enseguida su xa’vì a la persona aprendiz, ya que el hecho de ejercer un oficio como éste implica asumir responsabilidades culturales y colectivas, y sobre todo compromisos al compartir conocimientos sagrados, esto permite y asegura que no se hará mal uso de los collares de palabras, ni se lucrará con ellos, mucho menos se los utilizarán como hechizo para causarle malestar a un tercero.
Es decir, aunque el aprendiz se haya memorizado todo el kuaún (cuerpo del ritual o del discurso poético) sin xa’vì, el que tiene que entregarle el rezandero, las palabras no tendrían efecto. Primero es necesario que la persona que está enseñando al principiante lo ofrende como su hijo, engendrado desde su ndìkà víkó / poder, de lo contrario, cuando el principiante trate de expulsar alguna enfermedad en el interior de un enfermo, éste no se va a curar, porque su ritual de iniciación no está completo. Lo mismo puede pasar en los discursos de la entrega de la vara de mando, si no es completa la ritualidad esto puede impedir la armonía colectiva. En el caso del agradecimiento por la comida, en la casa de la mayordomía, quien sabe dirigir el collar de palabras conoce bien la estructura, por eso en las comunidades, las personas que dirigen xa’vì también asumen prestigio debido a sus conocimientos ancestrales, pareciera muy básico, pero todo tiene un sentido en colectividad.
Debo precisar que no siempre debe ser caracterizado un collar de palabras como un ritual, pero casi todos los rituales vienen de xa’vì / poesía, debido a su estructura, por lo tanto, la esencia peculiar que navega entre los discursos como amarre o collar es xa’vì. De manera general todo tiene xa’vì, así sea el discurso que se celebra en la asamblea o nú ndátú’n tá’an na / espacio del diálogo, o en el nú káñú’un na ve’e matón / espacio donde se agradece la comida en la casa de la mayordomía, o en los rituales invocados al nú ndíkuatu na / lugar sagrado, o en los amarres de mano realizados por táta xíka xi’in ndióxi / el señor que camina con Dios. Xa’vì también se encuentra presente en las palabras sagradas que invocan las parteras en la casa del fuego y al venerar a ñá tìkuí’na / la mujer temazcal, en concreto, todo discurso, ritual o palabras tienen xa’vì.
Es por esto que el complemento de kuaún es xa’vì, pues en conjunto crean un sìkì tu’un / collar de palabras, misma que tiene sus propios recursos literarios, como cuando la comparación de imágenes juega con el significado de la palabra o con objetos, por ejemplo, cuando la gente de la lluvia nos referimos a ivá yó / nuestro padre, sin referirnos a un señor o un padre, sino que nos referimos a la idea del respeto que se le refrenda al señor Sol.
Otro recurso es la onomatopeya, la imitación de diversos sonidos, por ejemplo, el chillido de los animales, el canto de los pájaros o el ruido que proviene de un objeto, como el chillido de las campanas cuando se despide el espíritu que abandona a la carne. También el paralelismo que por sí solo da lugar a las palabras en una oración y su tonalidad va de conformidad con la propia entonación musical, al ritmo de la voz baja y alta, por ejemplo, al inicio hablamos con paciencia y en voz baja, en el desarrollo empezamos a subir el volumen de la voz, puede que hablemos con más rapidez, y ya en el cierre puede que bajemos la voz o la alteremos, cada palabra que compone el collar de palabras tiene su propio espacio, al cambiarla de lugar podría alterar el significado o la imaginación que se desea lograr, hasta la tonalidad se puede alterar y así dar otro sentido al significado de lo que se aspira transmitir.
De igual manera, si el discurso trata de cerrar con una reflexión, se habla más suave, con mucho entusiasmo y tranquilidad para convencer almas, porque el collar de palabras se apunta con el fin de allegarse al alma de quien la recibe, aquí la expresión de mucha gente al decir: nda kua ini i nìxìnù tu’u un / hasta en lo más profundo de mi interior llegó tu palabra. También, al momento de invocar las palabras se gana el ndìkà víkó / poder, desde que es bien recibida para quien es dirigida, así sea una persona, deidad o un lugar sagrado. Hay frases que no presentan métrica, porque nuestra escritura es libre, al medirla podría presentar alteraciones o perdería la originalidad de significado, las rimas están invertidas, en la medida de la estructura de cada collar de palabras.
Regularmente, las frases con las que se inicia el collar de palabras son las siguientes:
Inicio de los discursos:
“Ká’nu ní koo ini ndó / engrandezcan su interior”: es una súplica humana por parte de la persona que dirige el collar de palabras hacia la multitud.
“Vèe ní koo ini ndó / sea muy humilde su interior”.
“Nda tá nìxiyo mií táta yó kìví nì tuvi ítá nùú iíví / tal como era nuestro señor cuando se creó el tierno mundo”.
Inicio de las ritualidades:
“Ve’e kavá / casa de cueva”.
“Ve’e kaso / casa de Kaso (deidad)”. “Ndìkà víkó / poder”.
“Án níma ivá / alma padre”.
“Án níma si’í / alma madre”.
Agradecimiento por la comida:
“Táta yó tà ín má’añu sava xítun iíví, ná kuta’ví yó’ò / que el señor, el que se encuentra en el centro de la tierra, te bendiga”.
“Ndómá ítá ná kua’anu nda’a un, nú kaa un nú kuxi un xi’in se’e sana un / que tus tiernas manos retoñen, donde crecerás y comerás con tus hijos y tus animales”: se refiere al trabajo que crece en las manos del labrador y su cosecha para el autoconsumo.
“Yóoko ná koo nda’a xtá’an xi’i un / bienaventuradas sean las manos que te apoyaron”: se refiere a las personas que prepararon la comida.
“Ká’anu ní ná koo ini ti nìxi’ì soko xi’in Se’e Sàvi / que disculpen los animales que fueron sacrificados con Se’e Savi”: se refiere a los animales que trabajaron y murieron de hambre el día en que Se’e Savi preparó el tlacolol.
“Tya’avi ní Se’e Savi taxi ra xixi ti nì kàxì ta nì ndoò lo’o ña xíxi yo vityin / gracias a Se’e Savi por convidar a los animales tlacololeros para que hubiera de comer ahora”: algunos de los animales alcanzaron a comer en la preparación del tlacolol, por eso no se desquitan con la cosecha ahora y hay de comer.
Las anteriores frases se usan como xa’vì del collar de palabras, pero hay discursos muy concretos y contundentes que no se pueden traducir porque simplemente existen para sí mismos, como lo mencionaba anteriormente, en las ritualidades hay xa’vì que los conocedores o creadores de ellos se limitan a transmitir por desconfianza, por miedo a que se haga mal uso de ellos o que se malinterpreten.
Ahora bien, si xa’vì es poesía, entonces la persona que la crea o la dirige también tiene nombre, porque todo tiene base en su quehacer y en su identidad, cada quien tiene nombre por su oficio, las personas que invocan rituales son rezanderas o rezanderos, pedidores y hechiceros, parteras o parteros, el que camina con Dios, curanderas o curanderos, etcétera. Una vez aprehendidos estos conceptos dentro de xa’vì, a partir de los quehaceres y de la historia de cada ser o simplemente de la narración y creación poética, entonces vale agregar el artículo femenino ñá / mujer y masculino tà / hombre antes del adjetivo xa’vì, es así como sería tà xa’vì y/o ñá xa’vì, para referirnos a la o el poeta, y se entendería como las personas que trascienden el inicio de una palabra, transmiten la esencia y dirigen un collar de palabras, sonidos e imágenes.
Finalmente quiero agregar que me parece importante apreciar los conceptos que ya existen en nuestro lenguaje y en los quehaceres de nuestros ancestros, todo está allí, simplemente no se visibilizan o se ignoran a partir de la adopción de conocimientos occidentales impuestos. Si bien es cierto que acudimos a las teorías neocoloniales por cuestiones de estructura, además del modelo educativo que se nos impone, se vale decir que nos hemos visto obligados a hacer uso de ello, no obstante, esto no debe ser un obstáculo para tomar la iniciativa y repensar o reflexionar desde nuestro entorno, en la existencia de una terminología propia de nuestra cultura.
Este aporte pretende ser una propuesta que surge de mis inquietudes al abordar, desde un punto de vista crítico y personal, la necesidad de visibilizar conceptos que ya existen en la oralidad del Ñuu Savi, podría haber otro Ñuu Savi que no compartiría mis pensamientos, en cualquier caso, es una tarea que a cada uno de nosotros nos toca realizar a partir de las palabras y conceptos que ya existen en nuestros idiomas. No digo que mi idea es acertada, mucho menos impongo que así tiene que ser, por esta razón, no quiero cerrar mis pensamientos ante la lluvia de ideas que pudiera abonar para ponerle corazón a este concepto de xa’vì / poesía, en nuestra palabra de la lluvia. Esto apenas comienza a dar pasos para después navegar por el mundo.
Fernanda Kookuilo’o, originaria de Couilotlatzala (Metlatónoc, Guerrero), es abogada, escritora e intérprete-traductora certificada de la nación Ñuu Savi, con maestría en Desarrollo Comunitario e Interculturalidad. Fundadora de “Na ka ́an xa ́a na nda ́avi” (Organización de Defensa Indígena) y socia fundadora de Gusanos de la Memoria, ha publicado poemas, cuentos y artículos de opinión en Gusanos de la Memoria, en la revista electrónica de literatura Círculo de poesía y en la página de Tlachinollan. Actualmente es asesora jurídica del Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan.
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Notas:
1. Pueblo de la lluvia. Se escribe como nombre propio por norma de escritura en Tu’un savi.
2. Palabra de la lluvia. Se escribe como nombre propio por norma de escritura en Tu’un savi.