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LA SOGA DE SANGRE

DON EMILIO TZAB, VECINO DE LA POBLACIÓN DE MANÍ (MAYA PENINSULAR)

En tiempos anteriores a la conquista, Tutul Xiú, el gran cacique maya, poseía una soga enorme y cuando deseaba visitar otro pueblo le ordenaba a la soga que se extendiera en el aire, a cierta altura del suelo y hasta el sitio anhelado, con tal de trasladarse en ella rápidamente. Esta soga excepcional era el Tuch (cordón umbilical) de los Xiú y por ella sentía gran respeto.
Después de la conquista y ya cuando habían construido la iglesia del lugar, el jefe maya le ordenaba a la soga tenderse desde la punta de una de las torres hasta la catedral de la bella ciudad de Th’o (Mérida) y así viajaba hasta allá.

Al paso de muchos años, los Xiú se dispersaron y la soga fue llevada al cenote Xkabach’e’en, allí se quedó, hasta que un curioso entró al lugar, la encontró de casualidad, la sacó a la luz del sol y la desenrolló. Pero al tratar de devolverla a su lugar en la caja de madera donde la guardaba Tutul Xiú, se asombró al darse cuenta que misteriosamente aumentó su volumen y no cabía en la caja.

Trató en vano de meterla nuevamente y cada vez le resultó peor, pues a cada intento la soga creció. Viendo que no podía y asustado por el largo que ya tenía la soga, optó por cortarla en pedazos. Pero cuál sería su sorpresa al ver que de cada corte salía sangre. Como pudo colocó los pedazos que cupieron en la caja y los demás los dejó fuera.

Hasta aquí concluyó su narración don Emilio Tzab.

Muchas personas cuentan que esta soga todavía se encuentra dentro del cenote, custodiada por la Xnut (anciana) y la Xk’uk’ikan (Kukulkán: Serpiente Emplumada). Otros dicen que fue llevada a la capital del estado y no faltan los que aseguran que está en la Ciudad de México.

También se dice que la soga que se cortó en partes es la carretera que se extiende y cada día crece más y más, y la sangre que manó al ser cortada es la misma que se derrama día con día a causa de los muchos accidentes que ocurren en ella.

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Recogido y traducido por María Luisa González Pacheco. Publicado en Cuentos de Oxkutzcab y Maní (Colección Letras Mayas Contemporáneas, 1993).

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